Con Lana

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Nerviosa, Lana entró a la casa con la esperanza de no haber levantado las sospechas de nadie. Pegó su mochila contra su espalda y la chica de once años se dispuso ir directo y sin escalas hacia su habitación, cuando de pronto se encontró con su hermana quien apareció repentinamente asustándola.

—¡Lucy, deja de hacer eso!

La niña se extrañó.

—Pero si no soy Lucy. Soy Lily.

—Lo lamento. Fue la costumbre. Bueno, nos vemos después.

—¡Espera! Hay... algo que quiero decirte.

Lana se sintió un poco ansiosa.

—Tengo un poco de prisa, Lily. ¿No puede ser más tarde? ¿Qué te ocurre?

Aunque no quería distraer mucho a su hermana de lo que fuera que pensaba hacer, Lily de verdad quería poner a prueba lo que Darcy le había enseñado. Sin perder más tiempo, suspiró, la miró directo a la cara esbozando una expresión seria y le habló.

—Lana. Ya lo sé todo.

La boca de la rubia se abrió con temor. ¿Se refería a...? No, no podía ser eso.

—Lily, hermanita, a... ¿a qué te refieres?

La niña no tenía ninguna respuesta para eso, por lo que nerviosa se apegó a la frase que se suponía le conseguiría dinero para su videojuego.

—Pues... tu ya sabes. Todo. Lo sé todo.

Sintió miedo de que descubriera su treta, Lana se dio cuenta de su temor, esto por el contrario terminó de convencerla, siendo este comprensible dado lo que hizo.

—¡Pero cómo te enteraste!

—Pues... eso no importa. Lana, ya lo sé todo.

Lana comenzó a hiperventilar. De pronto tomó a Lily del brazo para obligarla a subir con ella asustándola. La pequeña trató de desasirse, pero su hermana era bastante fuerte, por lo que no aflojó su agarre sino hasta que entraron a su habitación. Una suerte para la rubia que su gemela no llegara a casa todavía.

—No sé como lo sabes —comenzó Lana antes de encarar a su hermanita—. ¡Pero no se lo debes de decir a nadie, Lily! No tenía idea que todo terminaría de esa manera. ¡Nadie debe de saberlo! ¿Pero qué tanto es lo que sabes?

Realmente nerviosa y sin gustarle hacia donde estaba parando todo esto, Lily se aferró a lo suyo.

—¡Todo! ¡Lo sé todo, Lana! Creo... creo que debo de contárselo a alguien.

—¡No! ¿No crees que es suficiente castigo el cómo me siento? ¡Nunca debí acompañarlo! ¡Fue una carnicería! ¡Todavía puedo escuchar en mi cabeza el golpe del hacha que tenía en mis manos y la imagen de su cabeza rodando en el suelo! ¡Esa no había sido mi intención! Tal vez lo imaginé, pero creo que todavía se convulsionaba cuando me fui. ¡Cometí un crimen, Lily! ¡Para empezar nunca debí aceptar su invitación!

Lana estaba llorando y Lily sentía que en cualquier momento ella también lo haría. ¡Qué rayos había hecho su hermana! ¿Realmente era lo que estaba pensando?

—Lana, yo... no debiste de... —¿pero a quién se supone que Lana lastimó? Tal vez si hacía las preguntas correctas sin que pareciera que en realidad no sabía nada podría averiguarlo—. Para empezar ¿por qué saliste con él?

—¡Porque era el amigo de Lincoln y por eso le tuve confianza! No pensé que él quería que... me había parecido lindo y me sentí halagada cuando dijo que estaba interesado en mí, pues es un chico mayor y dijo que le recordaba mucho a Lori. Pero cuando me llevó adentro de...cuando comenzó a, ¿cómo te lo digo? A jalarle el cuello al ganso, creí que... ¡no sé lo que pensé! Había tomado el hacha y... vomité al final... ¡No volveré nunca a...! ¡No quiero ir a prisión!

Muy asustada, Lily le dio algunas palmadas a su hermana, aunque ella misma estaba toda pálida. Esa expresión la había escuchado aquella vez cuando sin querer abrió la puerta de Lincoln y lo descubrió haciéndose algo extraño a sí mismo con esa cosa que lo diferenciaba de las niñas.

Todo eso además sonaba a esas extrañas pláticas que sus padres habían intentado tener con ella y Lisa acerca de los riesgos de irse con desconocidos, pero este no lo era. ¿Se trataba de Clyde? ¿Acaso él intentó lastimar a Lana obligándola a hacer algo feo y ella en su defensa tomó el hacha y lo...?

—Lana, creo... creo que debes decírselo al menos a Lincoln.

—¡No! No puedo mirarlo a la cara. No quiero problemas. ¡Te daré cinco dólares si no le dices nada!

Aunque le mostró el billete, Lily no lo tomó. Esto era muy serio. Eran cosas de mayores que de lo poco que entendía se estaba asustando bastante.

—Lana. Lincoln se enterará tarde o temprano. Todos lo haremos.

Su hermana la miró un momento y tras sorberse los mocos, le dijo.

—Te daré veinte dólares.

Lily estaba punto de replicar, cuando el timbre sonó.

—Hay no, ¡Debe de ser Liam!

—¿Liam?

—¡Baja y dile que no estoy!

Confundida, Lily obedeció. Hasta donde sabía, Lincoln y ese chico habían dejado de ser tan cercanos desde que le mostró a él y a otros chicos "el rastro" en funcionamiento tras una remodelación que hicieron. Tal vez un día investigaría lo que era un rastro.

En efecto, al abrir la puerta se encontró al joven granjero de dieciséis años con una mirada hosca.

—Hola Lily. ¿Está por aquí Lana?

—Hmm... no. ¿Qué ocurre?

—Mira, cuando la veas dile que me regrese los huevos de ese ganso que tomó. Le prometo que no les va a pasar nada. Si puedes, explícale que el ganso que sacrificamos ya era viejo y lo hicimos para celebrar con un banquete el ascenso de mi madre en su trabajo. Me meterá en problemas si en el inventario ellos se dan cuenta que faltan, pues no son huevos de consumo sino para empollar.

»Entiendo ya muy tarde que se asustara. Como le gustan los animales y le mostré los que teníamos, no se me ocurrió que reaccionaría así por ese ganso. Supongo que también me vi mal cuando fui brusco al tomarlo por el cuello mientras Lana ignorando lo que pensaba hacer, me acercó el hacha cuando se la pedí. Por favor, te lo encargo.

Tras soltar un poco de aire sintiéndose como una tonta, Lily le respondió.

—Sí, yo le digo. Perdónala, Liam.

—Descuida. Tu hermana es muy ruda, de verdad que me recuerda a su hermana mayor Lori, por eso me interesé en ella para que me ayudara en sus ratos libres en la granja a cambio de jugar con los animales que tenemos, pero supongo que fue demasiado para ella ver eso. Dile que lo lamento mucho, pero que por favor necesito los huevos.

—Lo haré. Supongo que... no es nada grave.

—Para mí lo es. Se lo expliqué diciéndole que podría alguien terminar en la cárcel si nos robaban algo de la granja, por lo que quizá tenga miedo de admitirlo. No debí de ser tan exagerado. ¿Tu crees que me haya creído?

—No lo sé, lo averiguaré cuando la veo y se lo pregunte.

Una vez que se despidió de él, molesta la niña regresó a la habitación de Lana. Ella en ese momento estaba sacando tres huevos de su mochila y los colocaba bajo una lámpara mientras improvisaba un nido.

—¿Qué pasó?

Lily fastidiada le extendió el brazo.

—Lo de siempre. ¡Que ya lo sé todo! Dame esos veinte dólares o te acusaré con Liam y Lincoln.

Más tarde y para relajarse tras el susto que su hermana le ocasionó al haberla malinterpretado, Lily se animaría a tomarse una deliciosa bebida de Flip, con suerte con el método de Darcy tal vez la conseguiría gratis.

Ya lo sé todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora