Lola y el turbio secreto familiar

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Lola miró asombrada a Lily unos momentos, quien como si nada le había soltado semejante pregunta.

—Perdón, ¿qué me preguntaste?

—Qué es un bisexual.

La niña de once años suspiró llegando a la conclusión que en realidad no se trataba de nada extraordinario.

—Es una persona que se puede enamorar tanto de un chico como de una chica, igual que, como pareces ya saberlo, Luna y Luan. Aunque creo que lo de Luan es más físico que sentimental, por otro lado Luna no tiene problemas en ambos apartados. ¿Entiendes?

Lily estaba asombrada. Sabía que como la niña que era, era natural que le gustaran los niños, ¿pero gustarle una niña? Bueno, quizá sonaba extraño, pero en realidad tampoco es que fuese algo muy impactante o siquiera interesante, por otra parte...

—Sí, ya entendí. Menos eso de "lo físico". ¿Qué quieres decir con eso?

—Que solo les interesa la parte de hacer bebés sin necesidad de enamorarse.

La pequeña se rio pensando en lo ridículo que eso sonaba, ¿cómo se suponía que podían hacer un bebé dos personas del mismo género? Luego recordó a Clyde, el amigo de su hermano. De pronto tuvo algunas dudas al respecto, pero dado que el tema comenzaba ya a aburrirle, decidió dejarlo pasar.

Lola pensando que la discusión estaba cerrada, fue hacia su habitación siendo seguida por Lily. Adentro, Lana cabizbaja todavía miraba con tristeza los huevos de ganso que le había hurtado a Liam. Los había cobijado en una prenda de ropa, colocándolos bajo una lámpara encendida.

—¿Mascotas nuevas? —Le preguntó su gemela más por cortesía que por interés.

—Temporalmente. Supongo que se los devolveré a Liam, pero sólo hasta que nazcan. Prefiero no correr riesgos a que terminen en una sartén.

Lola pareció comprenderlo.

—Bueno, pero si te los quedas, como tus demás amigos, mantenlos lejos de mi lugar.

La luz de pronto se apagó. Lana revisó la lámpara y tras comprobar que todo estaba en orden, con cuidado y usando un trapo quitó el foco.

—¡Se fundió! Iré a buscar otro a la tienda.

—¿A la tienda? ¿Papá no tiene más en el sótano? —Le preguntó Lily.

—No de este tipo. No puedo usar focos comunes, se necesitan de una intensidad especial. Espero no tardar para que los bebés no se enfríen. Lola, por favor te encargo que les des un vistazo.

La mencionada se encogió de hombros mirando los huevos brevemente antes de tomar uno de sus osos de peluche, el cual abrió del cierre que tenía por detrás, metiendo ahí el premio del certamen al que había asistido antes de la práctica escolar, un premio en efectivo naturalmente. Impresionada por la cantidad de dinero que alcanzó a notar su hermana tenía, Lily pensó en que con Lola tenía una mina de oro esperando por ella.

Lola estaba a punto de quitarse el vestido, cuando notó que su hermana seguía ahí dentro observándola de manera extraña, muy seria y expectante. Con disgusto, Lola suspiró.

—Lily, normalmente no me molestaría cambiarme delante de ti, pero después de que me preguntaste por las bisexuales, creo que preferiría esta vez hacerlo en privado sólo por si acaso. Mejor ve a espiar a Lincoln como una hermana normal, ¿quieres?

—Lincoln todavía no llega de la casa de Clyde —mencionó con serenidad sin abandonar su postura, peguntándose qué tenía de normal ir a espiar a su hermano como Lola acababa de sugerirle—. Creo que había dicho en la mañana que tardaría.

Ya lo sé todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora