DOS

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Al estar junto a ella, Jonah se encontraba fuera de sí mismo, en una especia de bruma ambigua que lo embriagaba lenta y dolorosamente.

Debido a la distancia que los alejaba, la única forma de tenerla cerca era escuchando su voz. Así que procuraba llamarla siempre en el mismo horario, dentro del centro comercial que quedaba a unos metros de su agradable departamento.
Las primeras veces habían sido tal como si Delilah estuviera junto a él, rozando su dedo pulgar en su muñeca, con el murmullo ensordecedor de la gente a su alrededor.
Cuando en realidad se hallaba solo, hablando por teléfono con una deliciosa sonrisa que nunca se iba.

Mientras pasaban los meses, las charlas comenzaban a ser monótonas y con menos frecuencia, las respuestas cortas y secantes, las excusas de no poder hablar ya se habían convertido en lo cotidiano; pero se encontraba tan cegado por el dulce cariño, que el saber que ella lo quería a pesar de las heridas, de la soledad, de todo, le era reconfortante.

De esta manera, no lograba darse cuenta de que a cada segundo de lejanía, el amor que ella sentía se evaporaba a una velocidad impresionante. Y no quedaba nada.

CÓMO CONSEGUÍ OLVIDARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora