Los siguientes días salió de su cuarto solo cuando fue necesario, para ir al baño o para lavar su ropa sucia. Nunca fue una persona decidida, pero en esta peculiar ocasión había llegado a un acuerdo consigo mismo: mientras su familia no le hablara, él tampoco lo haría.
Mantener el voto del silencio se le haría fácil en su vida normal, el Jonah del pasado era callado por naturaleza, pero ahora tenía tantas cosas que decir, millones de palabras que mantenía acumuladas según pasaban las horas, dudas que carcomían su cabeza. Sin embargo, esperaría, al menos por un tiempo.
Luego de ir rápidamente a la cocina por algo de comer volvió a su habitación y se sentó en su escritorio. Por un instante se fijó en el lapicero que ahí se encontraba, ella se lo había dado hace ya unos años. Delilah tenía la manía de darle regalos por la más mínima razón y Jonah amaba el detalle, la cantidad de esfuerzo que le ponía a cada obsequio le era admirable. Ahora, se sentía atrapado entre millones de cosas que le eran ajenas. «Un museo de la mentira» pensó afligido.
Abrió los cajones y en cada uno encontró algo, un dibujo, una fotografía, un par de cartas que decidió releer, la angustia golpeaba su pecho nuevamente.
Recolectó cada cosa que había guardado con tanto cariño, con tanto amor, y lo guardo en una caja que luego puso bajo su cama con la ilusión de que, al verla nuevamente, el dolor ya no estuviera.
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CÓMO CONSEGUÍ OLVIDARTE
RomanceJonah y Delilah eran eternos. Al menos eso creía el inseguro castaño, que se sentía en la cúspide del universo con cada caricia, cada beso. Una decisión lo cambia todo y en un ínfimo segundo, la eternidad se convirtió en pasado, el miedo reemplazó...
