Capítulo 1

1.2K 70 0
                                    

Los siguientes días toda mi familia anduvo extraña, no paraban de moverse de aquí para allá, de forma inquieta. El instituto ya había comenzado, el tercer año aguardaba por mi, pero me comencé a preguntar si quizás estaban buscando nuevas escuelas donde podamos estudiar juntos de nuevo aunque eso sonaba más a una broma.

Incluso Bella me había preguntado que es lo que estaba ocurriendo, ya que Edward parecía estar mas distante últimamente, palidecí cuando me dijo aquello. Eso solo lo hacía cuando estaba a punto de tomar una decisión apresurada, como el hermoso chico dramático que era, aún me sorprendía lo mentalmente inmaduro que podía llegar a ser algunas veces.

Había tratado de acercarme a mi familia, pero casi siempre me ignoraban, lo cual no era en lo absoluto algo normal. Aquello había comenzado a asustarme, pues algunas cosas habían desaparecido de mi habitación, y eso tampoco tenía sentido alguno.

Noté como Edward estaba en el jardín, el y yo ya no éramos cercanos así que confiaba de alguna manera en que respondiera a mi pregunta.

-¿Edward? ¿Qué está pasando en casa?

Pregunté con gran disgusto y preocupación, noté como él se tensaba aún dándome la espalda, no se movió, pero lo escuché suspirar.

-Eso ya no es de tu incumbencia Fiori...

No sabia cual era la mueca en mi rostro en este instante, pero debía admitir que aquello me había dolido como no tenía idea, me puse una mano en el pecho sintiendo como este había sido atravesado por aquel tono tan frío y afilado que el había usado.

-¿De qué demonios hablas? ¿Por qué de repente me tratas como si fuera cualquier persona? ¡No importa que no sea tu pareja, sigo siendo una Cullen!

Exclamé con la voz un poco alta, esto no me daba buena espina, él se giró sobre sus talones para mirarme fríamente. De repente se encontraba frente a mi con su mano en mi cuello, apretándolo suavemente pero sin asfixiarme, me aterró el ver como me miraba.

-¿En serio? Solo un movimiento y te romperás en pedazos, no eres mas que una frágil humana. Ambas lo son, ya has visto lo que paso ese día, el daño que les hicimos a ambas...

Soltó mi cuello y posó su fría mano en mi mejilla, entonces comprendí sus palabras, empecé a negar con la cabeza.

-No... No.. ya te perdí a ti, no puedo perderlos a todos...

Dije comenzando a llorar, Edward sostuvo mi rostro en sus manos, pero su mirada fría no cambió. Limpió mis lagrimas con sus níveos pulgares mientras que besaba suavemente mi frente.

-Esto es lo mejor, para ti, para todos. No puedo creer que llegáramos tan lejos para entenderlo... Miranda, por favor, compréndelo... Eres muy madura para tu edad, se que puedes entenderlo.

Tomé sus manos mientras que las lágrimas aún escapaban de mis ojos, quería negar y gritar, pero no podía, su agarre era firme y me impedía muchas cosas.

-No... son lo único que tengo, por favor...

Él suspiró y juntó sus labios a mi oído.

-Eres humana, vive como tal, olvídate de nosotros Miranda, pero no nos guardes rencor, lo hacemos por tu bien. Te amamos Miranda...

Y luego sentí como apretó un punto en mi nuca que hizo que todo a mi alrededor empezara a dar vueltas.

-Por favor... Cuida de Bella también...

Susurró antes de que las sombras reclamaran mi cordura, y dejaran paso a un dolor que no comprendía...

Cuando desperté me encontré en una habitación mucho más pequeña que la mía, las paredes de un color lila combinaban perfectamente con los edredones blancos que me cubrían, una toalla húmeda estaba posada en mi frente.

Me senté sintiendo que mi cabeza daba algunas vueltas notando como habían varias cajas y algunas maletas alrededor mío, la toalla se cayó en mi regazo con un golpe sordo, la sostuve entre mis manos para luego observar las ventana.

Aturdida, observé por esta con timidez notando como el bosque se extendía cruzando la pista, agaché la cabeza para ver si reconocía el lugar, un coche de policía a lado de una camioneta anaranjada eran el centro de atención.

Fruncí el ceño, estuve a punto de abrir la ventana cuando escuché un grito ensordecedor provenir de afuera, me estremecí, esa voz la reconocía.

-¡NO PIENSO IRME, DÉJENME EN PAZ!

Abrí la puerta con rapidez encontrándome con un pequeño pasillo en el que habían 4 puertas, saqué la cabeza con suavidad notando que Charlie y una mujer trataban de calmar a un histérica Bella la cual no paraba de gritar incoherencias.

Luego de un rato la puerta se cerró, la mujer había desaparecido dentro y Charlie empezó a jugar con su cabello nervioso.

-¿Charlie...?

Pregunté confusa, ¿qué hacían ellos en mi casa? ¿O es que acaso yo estaba en la de ellos? ¿En dónde estaba mi familia? ¿Por qué Bella estaba así?

-¡Miranda! Cariño, ven.

Dijo mientras que se acercaba a mi y pasaba una mano por mis hombros ingresando a mi habitación, me sentó en la cama y me tomó de los hombros, lucía sumamente nervioso.

-Charlie, ¿qué pasa? ¿Qué le ocurre a Bella, por qué estoy aquí?

Me miró con tanta pena que me sentí incomoda y asustada. Suspiró.

-Miranda... Tu padre recibió una oferta de trabajo en los Ángeles, querían llevarte, pero sabían lo difícil que es para ti hacer amigos, por lo que prefirieron dejarte aquí conmigo. Prometieron volver por ti cuando termines el instituto...

-Espera, ¿oferta de trabajo? ¿Volver? ¡¿Donde están?! Necesito conversar esto con ellos...

Mi voz se fue apagando conforme iba hablando, y las lágrimas se amontonaron en mis ojos al entender sus palabras.

-Ellos se fueron hace dos días cariño, te dieron algunos sedantes debido al ataque de histeria que tuviste antes... ¿Miranda...?

Ellos se habían ido, me habían dejado sola, me habían abandonado.

Me habían abandonado cuando prometieron no hacerlo..

-Me abandonaron...

Murmuré con voz rota mientras las lágrimas dibujaban libres caminos en mis mejillas, sentí como si un agujero enorme se me abriera en el pecho. Había perdido a mis padre cuando tenia 8 años, 9 años después, mi nueva familia me había abandonado.

Sentí los brazos de Charlie sostenerme, mi cuerpo temblaba sin control, y lo que entendí como mis propios gritos llenaron la habitación. Estaba teniendo un ataque de histeria.

Mis manos se enredaron en mi cabello, mientras que todos los recuerdos que tenía con ellos pasaban por mi cabeza, todas y cada una de las promesas, rotas por mi estúpida mortalidad.

No pasó mucho para que notara como mi visión se nublaba y mis oídos comenzaban a pitar con fuerza, antes de que perdiera nuevamente la conciencia.


Luna Llena ||Edward Cullen y tú|| ||Libro 2|| ||Saga Crepúsculo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora