Luna Llena ||Edward Cullen y tú|| ||Libro 2|| ||Saga Crepúsculo||

Capítulo 8

Partí en dirección a la Push luego de haberme hecho un sándwich, y coger una caja de leche chocolatada del refri, necesitaba comer algo o de lo contrario todo el mundo se me iría a los pies nuevamente.

No me importó nada, necesitaba ver a mis amigos y preguntarles si aquello era verdad, aunque era mas que obvio si lo pensaba detenidamente. En caso de serlo eso quería decir que ellos sabían lo que los Cullen eran, y en todo caso ya no sería mas bienvenida a la Reserva.

Aceleré un poco más, aprovechando que todos los policías habían sido solicitados para la búsqueda, agradecía que esta pequeña moto fuera lo suficientemente rápida para llegar en 20 minutos a la Push.

Estacioné frente a la casa de Billy, para mi sorpresa él me estaba esperando en la puerta.

-No está aquí, ve de frente, siguiendo el camino de tierra. Te esta esperando en la playa.

Asentí y bajé de la moto quitándome el casco, mi mochila bien cargada en mi espalda guardaba el poco alimento que había cogido y mi estómago estaba empezando a reclamar de forma muy ruidosa que llene el vacío en el que le había dejado. El sol se levantaba en lo alto, mostrando que eran, probablemente, las 11 de la mañana, vaya rato me había tirado durmiendo.

Bajé prácticamente corriendo por el camino que llevaba a la playa en forma de medialuna, y noté a mi descomunal amigo sentado en un tronco blanco al este, hice hasta lo imposible para correr en la arena, aunque me caí un par de veces.

Al menos eso llamó su atención, ya que vino corriendo hacia donde yo estaba con tal ligereza que me sorprendió en demasía, su paso era demasiado grácil para su enorme tamaño. Prácticamente me cargó dejando mis pies colgando mientras que sacudía todo mi cuerpo para que la arena cayera a mis pies, mi estómago nuevamente volvió a rugir enojado.

-Deberías tener más cuidado, mira nada más que desastre estas hecha...

Dijo con una pequeña mueca, en este instante realmente me sentía como una niña pequeña, o mejor dicho como una muñeca.

-Ya sé, ya sé, es solo que... ¡¿Por qué no me lo dijiste antes?! ¡¿Tienes idea de lo preocupada que he estado?!

Grité un poco histérica, pero luego me obligué a mi misma a calmarme.

-No somos asesinos, solo... bueno, quizás si somos monstruos... si no querías volver a verme una llamada habría bastado....

Noté su mirada dolida, mientras que yo estaba confundida.

-¿No volver...? ¿Eh? Estoy enojada porque no me lo dijiste, aunque realmente espero que tengas una buena razón para esto, Jacob Black.

Dije poniendo mis manos en mi cintura mientras que fruncía el ceño.

-¿No crees que somos monstruos?

Preguntó incrédulo, rodeé los ojos.

-No, no realmente, si es verdad que ustedes son lo que dices que son, entonces dudo realmente que le hayan podido hacer algo a Bella o a alguno de esos turistas.

Dije pensativa, y él me miró sorprendido.

-Entonces... ¿no me odias? No me consideras peligroso, ¿o algo así...?

Rodeé los ojos nuevamente.

-Si tú eres una especie de hombre lobo, eso quiere decir que sabes que los 'fríos' son reales.

Noté como se estremeció y comenzó a temblar suavemente, puse una mano en su pecho.

-S-si... no quería tocar el tema, creí que...