Capítulo 10

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Miraba la playa como lo había estado haciendo las últimas dos semanas, mis lágrimas nuevamente corrían por mi mejilla, Jacob se encontraba fuera con el resto de la manada persiguiendo a la que suponían era Victoria y a decir verdad la descripción que me habían dado de ella si era parecida a lo que yo recordaba.

Hace 13 días que habían encontrado la chamarra de Bella y un rastro de sangre seca, sin embargo no habían encontrado su cuerpo. Aún así, la habían dado por muerta, aunque Charlie todavía mantenía esperanzas.

Pero ahora, que ya se cumplían dos semanas...

Charlie se encontraba de pesca con Billy, René la madre de Bella ya había sido avisada de esto y se encontraban en planes de hacer un funeral pues ya no habían esperanzas de que ella volviera.

Para ponerle la cereza al pastel, Harry Clearwater se encontraba en peligro de sufrir un ataque al corazón, en conclusión la mala suerte perseguía a esta familia.

Eso o que yo tenía tan mala suerte y por mi culpa todo esto había pasado, pero eso seria darme demasiado crédito ya que yo no soy el sol en este mundo. Suspiré y me levanté, estaba cansada de esperar a Jacob, por lo que decidí hacer algo de senderismo. Observé el acantilado que se encontraba al sur de la playa, aquel lugar en el que lo chicos solían practicar salto de acantilado. Esa idea no me hacia gracia en lo absoluto, pero hacer senderismo hasta llegar allí y disfrutar de la vista si.

Subí hacia el estacionamiento y prendí mi moto para luego partir en dirección al sendero que llevaba al acantilado, una vez lo encontré estacioné la moto a un lado y me acerqué al acantilado. El viento frío pegó en mi rostro, las olas salvajes chocaban con fuerza contra las rocas, y el cielo anunciaba que se acercaba una tormenta.

En ese instante me di la vuelta para volver a mi moto y manejar de regreso a la Push pues había notado como los chicos salían del bosque e iban en dirección a la cámara, pero no esperaba encontrarme con ella.

Mis ojos se cristalizaron, pero ese sentimiento de repentino alivio se volvió en un frenético terror al ver sus ojos.

Su piel ahora era nívea, su rostro hermoso, su figura perfecta y destilaba salvajismo por cada uno de los poros. Sus ojos rojos me miraron apremiante, y sus dientes blancos relucieron cuando abrió la boca en una sonrisa sádica.

Sabía que si me movía un poco, podría caer por el acantilado, pero aquello sonaba mil veces mejor a que aquella que en algún momento había sido una amiga para mi, me mirara como si fuera su próximo almuerzo.

-¿Creíste que no me enteraría? Oh Miranda, solamente tenias que dejar de amarlo, ¿sabes? Pero tenías que seguir empeñada en llamar su atención, ¿verdad?

Estaba muy confundida, por lo que retrocedí un par de pasos, llena de terror.

-¿¿Por qué Miranda?? ¿Por qué no podías intentar hacer que él te odie? ¡¿Por qué me lo tenías que quitar?!

Y antes de que pudiera acercarse a mi, decidí saltar por el acantilado, sabía que aquello la sorprendería pues ella estaba enterada de que no sabia nadar y apuesto a que pensaba que no me atrevería.

Sabia bien que probablemente había sido la peor decisión que hubiera tomado en mi vida, en realidad, lo comprobé al notar como mi cuerpo ingresaba al agua y las olas golpeaban mi cuerpo con fuerza.

Haciéndome girar sobre mi misma, movía los brazos de un lado a otro buscando salir de allí, pero el no saber nadar me estaba costando caro. Fue entonces cuando sentí que mis pulmones ya no podían retener el poco aire que había reservado en ellos, y entonces abrí los ojos por primera vez desde que me caí, viendo a mi familia allí conmigo. Viéndolo a él.

Absolutamente me había vuelto loca, pero al menos podía verlos, sin embargo no me hacia feliz en absoluto. No quería verlo una última vez porque estaba a punto de morir, no quería morir, una nueva ola me golpeó llevándose con ella las figuras perfectas de la que había sido mi segunda familia, logrando que choque contra algo duro y quitándome el poco aire que me quedaba.

El agua salada inundó mis pulmones cuando sentí como me sacaron del agua, comencé a toser, mientras que mi pulmones buscaban el aire que se había escapado de ellos, pero al mismo tiempo los sentía ardiendo, producto del agua salada que me había tragado. Entonces lo noté a lo lejos, una especie de fogata en el mar, pero mi mente divagaba tanto ahora que no le preste atención a aquello.

Sentí que me dejaron encima de algo y comenzaron a golpear mi espalda, entonces mis pulmones expulsaron toda el agua que me había tragado dejándome una sensación de tremendo ardor en los pulmones. Este dolor no se compraba en nada al que sentí cuando me mordieron hacía ya tanto tiempo, pero aún logró arrancarme algunas lágrimas.

Estaba feliz de estar viva.

Una vez que recuperé mas o menos las conciencia, me levanté en mi brazos de forma débil para poder observar a quien me había salvado, notando como Jacke parecía discutir de algo con Sam.

-Ya despertó, Dios no se ve bien, lo mejor será que te la lleves rápido.

Dijo cuando noté que estaba mojado aunque no como nosotros, entonces me di cuenta de que la playa también se estaba llenando de pequeñas motas que oscurecían la arena, estaba lloviendo.

-Miranda, oh Dios, en qué estabas pensando para hacer eso?! Si querías hacer salto de acantilado deberías de haberme esperado, tú no sabes nadar, o es que te olvidaste de aquello?

Lo miré por un instante, antes de caer rendida en la arena mojada aún escupiendo agua, sentí como seguía diciendo cosas pero no le presté atención, el agotamiento mental era demasiado. Me tomó en brazos y sentí por primera vez que mi cuerpo estaba tiritando por el frio, y la calidez insólita que desprendía era demasiado adictiva en este instante.

Me llevó a su casa y me dio ropas secas y calientitas, salió de la habitación cuando comencé a quitarme mi cortaviento completamente empapado y lo dejaba en el suelo, me quité toda la ropa rápidamente y me puse la que él me dio-excepto la ropa interior, eso no me lo quitaba por nada-

Y salí notando como Jacke se había quedado dormido en el sillón sin dejarme espacio, aún estaba tiritando por el frío y sin un chocolate a la mano lo único que me quedaba era él. No lo pensé demasiado, pues mi cerebro no daba para más, me sentía realmente agotada y agarrotada.

Así que me eché encima de Jacob, que estaba ardiendo, y me acomodé como si fuera una cama muy dura. Luego de un rato él pasó sus brazos alrededor mío y pude dormir tranquila, hasta que mi cerebro hizo click luego de algunas horas.

Cómo demonios le decía a mi hermano que la chica que le gusta no estaba muerta, si no que además ahora era una neófita salvaje y sedienta de sangre.

Cómo le digo que la razón por la que salté, fue la misma chica que acaban de dar por muerta, como le explico que fue por Bella.

Luna Llena ||Edward Cullen y tú|| ||Libro 2|| ||Saga Crepúsculo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora