Capítulo 7

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Estacioné ruidosamente frente a la casa de los Black, con Billy mirándome sorprendido por la hora, a su lado en el porche se encontraban Jacob y otros chicos, los mismos que pertenecían a la pandilla de Sam Uley.

Tamara se sorprendió al verme, igual que Cameron, me quité el casco, bajé de la moto mientras que me acercaba a un incrédulo -y un poco enojado- Jacob Black, noté gracias a la poca luz que su cabello largo y atado en una coleta alta había desaparecido por completo.

-¿Qué estas haciendo aquí?

Preguntó con voz sombría, mis lágrimas salieron sin permiso al mismo tiempo que le lanzaba con fuerza mi casco en toda su cara. Para mi sorpresa, rebotó, pero aún así logré obtener toda su atención.

-¿Dónde está?

Pregunté con decisión, notando como todos ellos me miraban sorprendido y confundidos.

-¿Qué?

-¡No te hagas el tonto Black! ¡Sé bien lo impulsiva que puede ser Bella! ¡¿Dime dónde está?!

Grité sintiendo como si mi cuerpo se fuera a romper, todos ellos se miraron entre si y entonces Jacob se acercó a mi con suavidad, como si temiera que fuera a salir huyendo y recién entonces noté que parecía estar mucho más alto que antes.

-Bella no ha venido aquí, Mira, y tú tampoco deberías, nosotros...

Rompí en llanto y caí de rodillas al suelo mientras tironeaba de mi cabello, sintiendo como si cada parte de mi cuerpo de hubiera roto allí mismo en ese lugar. No estaba aquí, Bella no estaba aquí, todo era mi culpa.

-Bella no esta... Bella no esta... MALDITA SEA... ¡¿DÓNDE DEMONIOS SE PUDO HABER METIDO?!

Grité cuando sentí un par de brazos sostenerme, incluso su musculatura había cambiado, era sencillamente enorme.

-¿De qué hablas Miranda?

Dijo tenso, entonces grité nuevamente.

-¡Bella no está! ¡Se fue en la mañana y hasta ahora no vuelve! Ya llamamos a sus amigos, pero nadie la ha visto, este lugar era mi última esperanza, pero ella no está aquí...

Dije con la voz entrecortada y tratando de limpiarme las lágrimas, entonces supe que iba a sufrir de un ataque de histeria.

-¡¿Y QUÉ PASA SI FUERON ESOS?! ¡ESAS COSAS QUE ESTÁN EN EL BOSQUE! ¡ESOS OSOS GIGANTES, DE SEGURO ELLOS LA MATARON!

Estaba a punto de sufrir un colapso nervioso, noté como Jacob intercambio miradas con el grupo, los cuales se miraban asustados o algo así.

-¡CHARLIE LOS ENCONTRARÁ, SON ANIMALES SALVAJES, ASESINOS! Bella, oh Bella...

Aún era sostenida por los brazos de Jacob, por lo que dejé que todo mi peso cayera en ellos, luego de aquel ataque me sentía demasiado cansada.

-Adelante, lo mejor será eso, pero ten mucho cuidado...

Esa voz no la reconocía, noté como otro par de brazos pasaban a mi alrededor sosteniéndome, unos brazos mas delicados en apariencia pero que se sentían firmes.

-Gracias Sam, en serio gracias.

Esa voz si era de Jacob, pero habían otras. Un pitido llenó mis oídos, sentí mi cabeza dar vueltas, y el aire se volvió sumamente pesado. No sabia si mi vista se había nublado debido a la oscuridad natural de la noche, pero nuevamente sentí aquellos brazos fuertes alrededor de mi.

Recién ahora caía en cuenta de lo calientes que se sentían, demasiado caliente, lancé un alarido lamentable en un intento de decir algo. Noté como algo ronroneó y luego me encontraba con algunas luces chocando mi rostro, una mano sostenía la mía apretándola suavemente mientras que una voz me llamaba por mi nombre, pero aún así perdí la consciencia.

Desperté en mi habitación, la luz se encontraba apagada y la ventana abierta.

-Por fin despiertas...

Escuché decir a alguien, entonces la luz de mi lámpara se prendió, mostrando a Jacob el cual se encontraba sentado en el suelo a lado de la pared, me observaba de una forma un tanto extraña, como si estuviera estudiándome.

-¿Jacob? ¿Qué pasó?

Le pregunté aún sintiendo que estaba a punto de fundirme en la inconsciencia nuevamente, pero aún así él se acercó y acarició mi mano con suavidad mientras me miraba triste.

-Realmente crees que... ¿esas criaturas son monstruos?

Me preguntó con dolor, le miré por un rato antes de que mis ojos se fueran cerrando.

-Miranda, sé que tienes miedo, pero Sam me dijo que podía decírtelo. Tenías que saberlo, eso dijo él, vio tu estado y no podía permitir que nos difamen así...

¿Nos...? ¿Qué...?

-¿Recuerdas las leyendas que te conté cuando nos volvimos a encontrar luego de tanto tiempo? Las leyendas quileutes, son reales, todas ellas, en especial dos...

Se sentó a mi lado y a pesar de que estaba a varios centímetros de mi, noté su calor abrasador.

-Por favor Miranda, no nos odies cuando logres captar lo que quiero decir, eres muy importante para varios de nosotros. Nos encargaremos de iniciar una búsqueda, buscaremos por todas partes a Bella, no te preocupes.

Sentí como dejó un suave beso en mi mano, era algo que solo hacía conmigo, el Jacke que había conocido y que tanto quería estaba aquí conmigo.

-Her... mano...

Dije en un susurro ininteligible, pero noté que sonreía.

-Aquí estoy hermanita, aquí estoy, no me iré nunca mas. Solo tienes que averiguar lo que soy, lo que somos, no somos los monstruos que piensas Miranda.

Y entonces el calor desapareció, y la luz se apagó y con ella la luz de mí consciencia.

En mis sueños todo aquello se fue hilando lentamente, y cuando el sol me despertó al día siguiente todos los cabos se habían atado.

El uso del plural, el que dijera que no son monstruos, el que mencionara las leyendas. Las leyendas que según él eran reales, pero solo una había sido una realidad para mi durante la mitad de mi vida, así que no sonaba estúpido en lo absoluto.

La segunda leyenda que me había contado ese día en la playa mientras los chicos hacían fiesta, aquella segunda leyenda que me había parecido fascinante. Y que tontamente había pensado que solamente era una leyenda a pesar de la realidad que vivía.

Jacob Black, mi mejor amigo, era un hombre lobo.

Sencillamente genial. 

Luna Llena ||Edward Cullen y tú|| ||Libro 2|| ||Saga Crepúsculo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora