Besos

3K 228 186
                                    

Había un dicho popular que Fury nunca en su vida había creído; los ojos son las ventanas del alma. Esa afirmación siempre le había parecido más una fantasía divulgada por quienes creían en fuerzas invisibles rigiendo el mundo, como quienes creían en el destino. Honestamente, la idea de que existiera una historia ya escrita para cada ser humano en el mundo, o que ciertos eventos importantes en su vida sucedieran porque alguien así lo quiso, le resultaba impensable y estúpida.

¿Qué si habían hilos rojos en los meñiques de cada persona? Superticioso. ¿Qué si el destino quiso que se conocieran? Absurdo. ¿Qué si solo faltaba el indicado? Desesperado. Nick Fury no creía en eso, y, se dijo, nunca lo creería. Porque, no, el destino o los hilos rojos no tenían nada que ver con que  haya creído que un día aparecería un omega que despertaría su lado alfa, eso, en realidad, había sido más bien lógica.

Sin embargo, dicho escepticismo se desvaneció cuando vió de nuevo los ojos azules del omega que había despertado su deseo, y sintió como si fuera la primera vez que los veía. Era imposible no quedar hipnotizado por ellos, es decir, eran más azules de los que alguna vez había visto, más que los del mismo Capitán América, más que la Agente 13, mucho más que el cielo, y Fury no podía describirlos. Los ojos del omega eran de un azul enigmático, podía fácilmente compararlos con la noche sin razón alguna, aún sabiendo que la noche era oscura y no había nada azul en ella. Brillaban. Estaba seguro de que sí.

Y es que Fury veía más que un par de irises iluminadas por la poca luz de la noche, él, de alguna forma que no podía explicar, estaba viendo más allá del azul. Él veía la fríaldad del omega, su serenidad, veía firmeza, audacía, misterio, intriga, dolor, dureza, oscuridad, y, en contraposición, bondad, esperanza, luz...amor. Esto último hizo rugir a si alfa interno.

Sabía que ese amor no era para él.

¿Qué cómo estaba tan seguro? Era la deducción lógica si se consideraba que ellos, en realidad, nunca se habían tratado de forma tan íntima como para considerar un amor a primera vista. Además, lo sentía. No podía explicarlo, pero sentía que ese amor no era para él.

Pero bien podría ganarselo.

No era idiota, no necesitaba sumar dos más dos para tener una idea de quien tenía el corazón del murciélago. Tenía que ser el alfa con el que había llegado a su dimensión. El súper alfa.  Y tomando en cuenta la magnitud de la competencia, ciertamente no tenía mucho que ofrecer, no tenía poderes, y menos un dominio tan grande, pero no había marca en su cuello, no pertenecía oficialmente a nadie, él mismo se lo había dicho, no estaba vinculado, y era esa mínima posibilidad la que alimentó las ganas de acercarse a Bruce.

-Tardaste.

Sonrió. La ironía de eso era que en verdad había tardado, pero no en el contexto al que seguramente se refería el omega. No. Él había tardado en reconocer que había alguien para él, que el destino sí existía y era a causa de éste que ellos se habían conocido.

-¿Sabías que vendría?

-¿Crees que no me dí cuenta de que nos espiabas en el estacionamiento? Sabía que nos seguirías.

-Brillante.

-Lógico, en realidad.

-Cierto.

-¿Vienes a arrestarnos?

¿Arrestarlos? Oh, si el omega supiera que la idea ni siquiera le había cruzado por la cabeza.

-No-afirmó acercándose a observar la ciudad a lado del murciélago.

-¿Cuál es tu propósito aquí, entonces?

"¿Propósito?", pensó frunciendo el ceño. Si era honesto consigo mismo, no lo sabía. O no lo había sabido hasta que estuvo ahí, justo en el mismo lugar que el omega, justo a lado de él, a solas. La respuesta, aunque simple, era aterradora en muchos aspectos, pero eso no evitó que la concediera.

Save me [Superbat] [Crossover DC/Marvel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora