«Te quiero y no deseo perderte». T-K se estremeció al oír aquello. De pronto, una paz interior lo invadió, y supo que de ahí en más todo marcharía bien.
Sí. Kari lo quería. Por el momento se conformaba con eso.
Al separarse del abrazo, podía notarse en ambos un tono sonrojado en todo el rostro. En parte, era por el reflejo del Astro Rey al atardecer, y en parte, por el rubor que se hizo presente ante aquel contacto tan íntimo que habían tenido por primera vez en todos los años que se conocían.
—Gracias por todo —murmuró con ternura la castaña alrededor de dos horas después, cuando debieron separarse para regresar cada uno a su hogar.
—Sabes que no es nada —respondió él pasándose la mano por el cabello, repentinamente nervioso. No quería alejarse de Hikari.
—Nos veremos mañana —le aseguró, como si le hubiera leído el pensamiento. Sí... solo serían unas doce horas sin ella. Podía sobrevivir.
—Claro —susurró, escrutando el rostro de Yagami. Deseó volver a tomarla entre sus brazos, rozarle el mentón con la mano, acariciar el contorno de su nariz, de sus ojos, enredar sus dedos entre los mechones de pelo marrón brillante. Pero aquello estaba tan lejos de sus posibilidades... incluso se sintió un poco pervertido al imaginarlo, como si fuera incorrecto.
Finalmente, se separaron. Hikari subió las escaleras hasta el departamento de sus padres, y él, como siempre, la observó alejarse en silencio. Aunque esa vez estaba, de alguna manera, un poco más feliz que cuando la veía marcharse sola del instituto, porque sabía que volvería a estar con ella al día siguiente, y volvería a hablarle y compartir tardes de risas con ella.
No mucho después, Takeru llegó como flotando en una nube al departamento de la señora Takaishi. Agradeció que ella no se encontrara para que no le hiciera preguntas incómodas sobre su salida.
Se recostó aun disperso en la cama. Sentía el contorno del cuerpo de Hikari contra su pecho como si hubiese sido grabado con fuego, y se llevó instintivamente la mano a aquel lugar.
—¿T-K, te encuentras bien? —preguntó una vocecilla chillona junto a él. Patamon, preocupado por la expresión de su compañero, sobrevoló la habitación hasta situarse a su derecha.
—Mejor que nunca —respondió él sin mirarlo.
La criatura torció la cabeza, sin terminar de comprender. ¿Por qué estaba tan callado si todo estaba en orden? De pronto, se lanzó sobre el rostro de su humano y gritó:
—¡NO ME DIGAS QUE...!
—¡CHSST! —lo reprendió Takeru, tapándole con la mano la boquita y llevándose un dedo a sus labios. —No, Patamon. No pasó lo que crees.
El digimon puso cara de entender menos todavía. ¿¡Y ahora qué chisme iba a contarle al resto si lo único de lo que hablaban era de ellos dos y no había pasado nada!? Todos se llevarían una gran decepción sin material nuevo. Las extrañas salidas a solas que tenían Mimi y Koshiro ya habían pasado a otro plano de interés; de Sora y Yamato ya se sabía todo; Taichi mantenía su vida privada incluso lejos de Agumon, y ese era el foco de interés hasta que descubrieron que Hikari y Takeru volverían a encontrarse.
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1 de Enero | Takari
Fanfiction«Algo se había roto: un corazón se rompe más silenciosamente que un vaso de vidrio, no causa el estruendo con que se despide de la vida un objeto precioso: se va en silencio y deja silencio al desaparecer. Deja estupefacción porque no sólo ya no es...