Kari

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—No tenías por qué mentirme, Takeru —se sintió dolida. Que T-K le hubiese mentido con eso le generaba cierto malestar. Recordó que en su momento, el chico le preguntó si estaba celosa porque hubiera invitado a alguien más... y ella le restó importancia.

Lo cierto era que ese día se había sentido bastante molesta por el hecho de que otra chica acompañara a Takeru al primer concierto de la nueva banda de Yamato, pero nunca lo había admitido en voz alta. De pronto, recordó que apenas unos días después habían comenzado los problemas en el mundo real, y una sombra de tristeza surcó su rostro al pasar por su mente todos los sucesos siguientes: la infección de los digimon, el reinicio, la lucha contra Raguelmon... el sacrificio de Taichi y el surgimiento de Ordinemon.

También que al principio había sentido celos de Meiko: de que T-K le tomara fotos, riera de sus comentarios sin gracia y que, a su percepción, le prestara más atención a la nueva elegida que a ella. ¿Acaso Mochizuki tenía algo que ella no? había pensado durante un tiempo, mientras que intentaba convencerse de que era solamente porque quería integrarla al grupo.

—Oye, ¿estás bien?

Sin darse cuenta, había detenido su andar. Miró a Takeru, que se había alejado varios pasos de ella, y sacudió un poco la cabeza en gesto negativo.

—Sí, claro— respondió, reemplazando prontamente la mueca de amargura por una sonrisa frágil. Alcanzó a su amigo en unas pocas zancadas. —¿Sabes? Ese día te lo negué, pero sí me sentí un poco celosa de que invitaras a alguien más a ese concierto. Y no pude contactarme con Davis, sino lo hubiera hecho mi acompañante en el partido de mi hermano.

—¡Eso no es cierto!

Sonrió de oreja a oreja.

—Claro que no lo es.


Una vez en el departamento, cayeron como las fotografías de un álbum roto, varios recuerdos que ella había compartido a solas con Takeru. La primera vez en el Mundo Digital, Takaishi y Sora se quedaron a cuidarla porque estaba afiebrada; años más tarde, cuando él ingresó a su mismo curso, haciendo que Davis se pusiera celoso; las incontables veces que la había protegido de los ataques del Emperador de los digimon... El día que fue llevada al Mar oscuro por los Divermon y solo Takeru pudo encontrarla...

Casi sin darse cuenta, durante los anteriores tres años, T-K y ella se habían vuelto muy cercanos, y no había sido hasta el verano anterior que Hikari se percató de todo lo que su amigo había crecido: los cambios físicos que se había sufrido, volviéndolo un chico alto y en forma; y los psicológicos, que lo habían hecho alguien muy maduro para sus catorce años y a la vez divertido. Supuso que aquello tenía que ver también con todo lo que habían pasado de niños y que los había obligado a ver el mundo con otros ojos.

Aquella noche cenó sin apetito y se fue a acostar sin esperar siquiera a su hermano. Todas las cosas a las que le había estado dando vueltas hicieron que quedara sumida en un sueño intranquilo.

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Penúltimo capítulo del fic :c

1 de Enero | TakariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora