Capítulo 4.

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Cuando abre los ojos, el desastre que ve es de tal magnitud que Richie tiene que asegurarse de que lleva toda la ropa puesta. De hecho, le falta la camisa, pero... Mmh... detalles.

Le duele la cabeza y el ojo izquierdo, que se siente mucho más hinchado de lo que debería. Siente náuseas al levantarse. Le toma algo de tiempo recordar en donde se encuentra.

Es una casa.

Joder, ¿cómo llegó a una casa?

Recuerda el bar. El baile. Bill bailando con Bev. Las cosas se ponen un poco intensas desde ahí, y confusas. Tomó más alcohol de lo que debía, eso seguro.

Se levanta del sofá— o al menos lo intenta— pero entonces nota que alguien está acostado sobre su regazo. Se sobresalta ligeramente.

Es Bill. Joder que si es Bill. El chico se remueve, pero no despierta.

Echa un vistazo panorámico a la habitación.

Hay tres botellas de cerveza barata tiradas en el suelo. Mantas y chaquetas aquí y allá. Una maceta rota y la mesa de centro volteada hacia un lado con un montón de bolas de papel mojado— ya secas— pegadas al costado. Hay dos lámparas en el suelo, ninguna rota, pero el foco de luz de la habitación si está hecho trizas. Hay harina, un poco aquí, un poco allá. Richie también descubre que él mismo está casi bañado en harina.

Ve a Ben dormido sobre un sofá, el pobre tiene la cara más rayada que su libreta de notas. Junto a él, pero en el suelo, está Mike, también duerme, él con un chicle pegado en la mejilla. Iugh.

No hay rastro de Eddie, Stanley o Beverly.

Es la casa de Bill, concluye. Los padres y el hermano menor de Denbrough están de viaje pero, cuando lleguen, el pobre va a estar en serios problemas por esto.

Hace el esfuerzo, pero no logra recordar que fue lo que pasó anoche, y le inquieta de sobremanera. Y si hace las tamañas estupideces sobrio, ebrio no quiere ni imaginarlo.

Finalmente— y aunque se le hace agradable tenerlo tan cerca— decide despertar a Bill.

—Hey, Bill...Hey...— lo sacude suavemente, pero rápidamente pierde la paciencia—. ¡Bill!

Bill abre los ojos sobresaltado. Con el grito de Richie, Ben también despierta.

—¿Richie? ¿Q-Qué le p-pasó a tu ojo? ¿D-Dónde...?— es cuando Bill ve el desastre. Pareciera que se toma un momento para procesar lo que ve, y luego exclama:—. ¡¿Qué demonios le pasó a mi casa?!

Y sin tartamudear, ah.

....

Eddie se despierta con la luz del sol sobre su rostro, brillante y molesta. Bosteza. Se irguió hasta quedar sentado. Siente la ropa húmeda, sus manos entran en contacto con el pasto... Esperen, ¿pasto?

Da un vistazo rápido a su alrededor. Es un patio... ¡Un maldito patio de alguien! De Bill, se recuerda. No se embriagó lo suficiente como para olvidarlo.

No le cuesta mucho unir los puntos y darse cuenta de que durmió ahí fuera. Siente un frío repentino. Seguro coge un resfriado, o peor, ¡una pulmonía! Su madre va a matarlo, definitivamente. Eso si no lo mata primero la enfermedad letal que haya cogido por dormir a la intemperie.

Tiene la ropa cubierta de harina y una manta sobre las piernas, pero lo que realmente acaba por sacarlo de sus cabales es ver a Stanley junto a él, aún dormido, o peor, el recuerdo que viene ante la imagen.

Bajo la luna creciente, Eddie suelta una risita de chico ebrio. Es su primera borrachera, demás está decirlo.

Stanley sonríe a su lado. Le sonríe a él.

Están cubiertos por una manta, se escaparon de la guerra de harina y bolas de papel con la excusa boba de salir a mirar las estrellas.

Eddie no recuerda de que hablaron, pero hay una cosa que no se borrará de su mente jamás.

Ambos se inclinan hacia el otro. Solo sucede. Un beso bajo las estrellas. Su primer beso, además.

Luego de eso, todo vuelve a estar confuso, pero no hace falta más.

Dios, no puede ser, no está bien, no está bien. Oh dios, si alguien se entera... van a matarlo, van a matarlo por marica...  Eddie empieza a hiperventilarse, y solo se le ocurre gritar—despertando a Stan en el proceso— el nombre del absoluto culpable de todo este caos:

—¡Richie!

....

Ante el grito que proviene del patio, Richie traga saliva y hace una mueca.

—Ups— mira hacia la ventana—. Creo que ya se dónde está Eds.

....

Beverly baja por las escaleras. Lleva puesta la camisa de Richie sobre su propia ropa y el cabello radicalmente más corto que ayer.

—Wow— manifiestan Bill y Ben al verla, luego se sonrojan al darse cuenta de que lo han dicho en voz alta.

Richie frunce el ceño.

—¿Qué haces con mi camisa?

—No iba a permitir que mi ropa se manchara de harina— ríe ella, para luego mirar a Bill—. Dime que tienes aspirinas en esta casa.

Sin embargo, y Richie lo nota, Beverly le guiña un ojo a Ben con una complicidad que ayer no existía.

Y él sonríe, ante la desconcertada mirada de Mike.

....

Se reúnen todos en el patio, porque el desastre de adentro no hace más que poner histérico a Bill.

Eddie tiene dos mantas sobre los hombros y el inhalador en la mano. Stanley lo mira, como esperando algo, pero nada pasa.

Los demás tienen vasos de agua en la mano y se van pasando la caja de aspirinas.

—B-Bien— Bill respira profundo—. Ya q-que estamos todos, ¿alguien p-podría explicarme q-que mierda p-pasó aquí a-ayer?

—Uy Bill, ese lenguaje— Tozier no puede evitar molestarlo.

—P-P-Pudrete Richie.

Ben habla tímidamente.

—Cuando nos fuimos yo no estaba ebrio, creo que puedo contarles esa parte...

La cosa es... ¿hicieron la noche anterior cosas que no deberían decirse?

Nerviosos, esperan a que Ben inicie su relato.

—Había un guardia...

....

¡Chan chan chan!

¿Qué habrá pasado esa noche y cuanto recuerdan los perdedores sobre ello?

Nota: Recuerden que tienen dieciséis en esta novela, son niños para mí, nada de sexo ni drogas porque son puros como su escritora KSJSKJD

Y bueno, ¿les gustó el capítulo?
¿quieren saber que pasó anoche?😂😂💞

Te quiero y no estoy bromeando | Staddie & Bichie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora