Capítulo 14.

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La cabaña era, al menos, lo suficientemente amplia para todos, pero sólo contaba con tres habitaciones (dos camas cada una) y ellos eran siete.

Obviamente las nuevas parejas (Stan y Eddie, Bill y Richie) dormirían juntos en dos de los cuartos.

Eso dejaba a Ben, Bev y Mike en una encrucijada bastante vergonzosa. Mientras los otros iban a instalarse, ellos se quedaron en la entrada de la última habitación, observando las dos camas como si fueran ovnis o algo así.

—Puedo dormir en el sofá, no hay problema— dijo Mike, sonriendo de medio lado.

Decir que entre esos tres no pasaba nada sería una mentira ridículamente absurda. Después del enfrentamiento contra Henry Bowers, no solo las dos parejitas habían fortalecido y oficializado sus relaciones.

Este trío aún no oficializaba nada, pero existía la tensión palpable, los roces, las sonrisas y las miradas con significado. ¿Cuál era el problema? Pues que eso existía entre los tres. Bev y Mike también tenían su propia conexión, aparte de la que ambos tenían con Bev.

¿Un trío? ¿Cómo admitir tal cosa?

—Hombre, no— había dicho Bev en respuesta a la proposición tan educada de Mike—. Seguro que si unimos las dos camas podemos dormir los tres allí.

Listo, dicho.

Mike había tragado saliva.

—¿De verdad?

Ben se había sonrojado, pero había asentido con la cabeza, de acuerdo con Beverly.

—Si, por supuesto— había dicho Bev.

Habían juntado las camas y las frazadas, y luego de haber arreglado todo, salieron a ver que tal les iba a los demás.

Richie y Bill "discutían", porque Richie quería ir al lago y Bill seguía insistiendo en que si Richie acababa de comerse dos paquetes de papas fritas y que le daría un calambre y se ahogaría.

Stanley estaba sentado en el sofá leyendo un libro.

—¿Y Eddie?— preguntó Ben.

—Está dormido— respondió Stanley—. Está bien, iba muy nervioso en el viaje por lo del cinturón, así que está cansado y lo dejé dormir.

Beverly se sentó en el sillón junto a Stanley.

—Eres un novio ejemplar, cabrón— se burló.

—Y-Ya es de n-noche, m-mañana iremos al l-lago— insiste Bill.

Richie hace un puchero infantil.

—Pero Bill...

—Ma-ña-na.

—Agh, bien— Richie se inclina hacia Bill y le murmura al oído con la voz teñida de
picardía—. Entonces nos divertiremos esta noche...

Bill rueda los ojos, pero sonríe y se inclina para darle a Richie un fugaz beso en los labios.

—Ya quisieras, R-Rich.

....

Lo que queda de tarde se les escapa rápidamente y Bill y Richie se escapan a su cuarto como verdaderos adolescentes enamorados.

—¡Ocho centímetros, chicos!— les dice Bev a modo de broma, cuando ellos entran a su habitación y cierran la puerta tras de sí.

Bev, Ben y Mike saben que tienen que entrar a la habitación y dormir también. Se miran entre los tres y se van acomodando de a poco. Beverly se coloca al medio de ambos, en una posición casi estratégica.

Te quiero y no estoy bromeando | Staddie & Bichie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora