Capítulo 11.

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Bill Denbrough es muchas cosas. Es noble, es guapo (anda, que hay que admitirlo), es inteligente, y es un buen hermano. Sin embargo, lo que más se destaca es esa valentía que roza la estúpided.

Richie lo conoce hace años, por lo que sabe que Bill no va a echarse atrás. Sobre todo cuando se para en la puerta de la casa Neibolt y voltea hacia ellos.

—No obligaré a n-n-nadie a acompañarme— musita con suavidad, pero firmeza—. P-Pero debo saber que está pasando.

—¿Y si Henry está ahí?— Stanley se muestra nervioso.

—¿Y si hay una p-persona m-muerta ahí?— contraataca Bill.

Richie no está seguro de que ese sea en rigor un contraataque, sino más bien otra razón para no entrar, pero, por una vez, se guarda lo que piensa.

—No vamos a dejarte entrar solo— dice Beverly, tajante.

—Somos unos perdedores— admite Eddie—. Pero supongo que vamos a intentarlo.

—Ah si, lo olvidaba— Richie dirige su vista a Mike, Ben y Beverly—. Bienvenidos a este club de perdedores, idiotas.

Todos concuerdan en que hay que entrar.

—Alguien...Alguien debe quedarse a vigilar ¿no?— propone Stan entonces.

—¿Q-Quién se queda?

Todos, exceptuando a Beverly, levantan la mano.

Uh, creo que es hora de la elección por palillos.

....

—Esto no hubiera pasado si hubiéramos medido los penes— se queja Richie.

Bill lo hace callar. Eddie lo mira mal. Stanley... Stanley no está prestandoles atención.

Afuera se han quedado Beverly, Ben y Mike.

El piso cruje como en una película de terror cutre. Que bueno que solo buscan un cadáver y no a un payaso asesino ¿no? ¿NO? A Richie le tranquiliza pensar que si.

—No respires por la boca, Eds.

—¿Por qué?

—Te lo tragas— no puede evitarlo, hacer bromas es su único mecanismo de defensa cuando está fuera de un arcade (dentro de uno, tiene el bono extra de patear traseros de forma virtual).

Eddie hace una arcada y contiene el aliento. Stan, al verlo, se acerca y le pone una mano en el hombro, luego, mira a Bill y le pregunta:

—¿Dónde buscamos?

—¿E-E-El sótano?

—Brillante, como buena película de terror. Un sótano— masculla Richie.

—Debemos d-dividirnos p-para revisar también e-el segundo p-piso.

—Dividirnos, ja, aún mejor.

—Yo y Eddie revisaremos el segundo piso— dice Stanley con rapidez. Eddie no habla, está muy concentrado conteniendo la respiración.

—¡Tramposo!— frunce el ceño Richie. ¿A solas con Bill? No por favor, después de todo lo que se ha esforzado evitandolo—. ¿Por qué te quedas tú con Eddie spaguetti?

Te quiero y no estoy bromeando | Staddie & Bichie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora