Capítulo 26.

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[Estado actual de las vacaciones: Quedan tres días]

Es el día, hoy es el cumpleaños de Mike. Es el día de la sorpresa y el día de la revelación.

Ben y Beverly se reúnen muy temprano, compran un ramo de flores bonito y se dirigen caminando a casa de Mike, la granja en los límites de Derry. Es un camino largo, pero no se les hace pesado para nada.

Saben que ese día Mike debe estar organizando el Enno en los establos, mientras su abuelo está al otro lado encargándose de la carne de oveja y todos sus... sus procesos.

Entran con sigilo y lo encuentran tal como lo pensaron. Beverly se adelanta y le cubre los ojos.

—¿Quién soy?— dice Ben.

Mike finge que no lo sabe.

—¿Uh? No lo sé, ¿Ben?

Beverly le destapa los ojos y le besa la mejilla.

—Casi aciertas, cariño.

Cuando Mike abre los ojos se encuentra a Ben frente a él, extendiendole un ramo de flores.

—Feliz cumpleaños— dicen Ben y Bev al unísono.

Mike sonríe. Le da un beso a Bev, luego recibe las flores de Ben y lo besa también.

—Son grandiosos.

—Por supuesto que los somos— bromea Beverly.

Ben entrelaza su mano con la izquierda de Mike y Beverly con la derecha de Mike (luego de que este dejará las flores junto a su caja de herramientas).

—¿Listo para el mejor cumpleaños de tu vida?— le pregunta Ben.

—Claro que sí.

Los tres se dirigen hacia el pueblo.

Plan distracción del cumpleañero: Comienza.

....

Stan cuelga unas guirnaldas de colores entre los árboles mientras que Eddie infla los globos (si, Eddie mandó "a la mierda" su asma, como diría Richie). Con Stanley se siente seguro, es algo agradable, no como la sobreprotección de su madre. Sabe que con Stanley van a protegerse el uno al otro.

Ahora mismo, Eddie intenta amarrar un globo a una rama, pero está muy alta. Se para de puntillas, pero no la alcanza. Siente entonces como unos brazos lo toman por la cintura y lo levantan.

—¿Mejor?— pregunta Stanley.

Eddie se sonroja, pero asiente con la cabeza con una sonrisita boba en el rostro, y amarra el globo con facilidad gracias a la ayuda.

—Listo— avisa.

Stanley no lo baja, en vez de eso, lo gira para que queden frente a frente, sonriendo.

—Eres muy liviano, ¿sabes?— comenta Stanley, mientras roza sus narices.

—Uh, ¿gracias?

Stan lo besa con profundidad (han estado practicando) y Eddie le sigue el beso entre sonrisas.

—¡Mira Bill! ¡Y me llamas a mí irresponsable cuando estos dos se besuquean en vez de decorar!— grita Richie al llegar.

Bill viene caminando detrás, maniobrando con una cajita que seguramente tiene el pastel, y suelta una risita.

—De-Déjalos, Rich.

Stan baja a Eddie de mala gana, si por él fuera se hubiera quedado así un buen rato.

Te quiero y no estoy bromeando | Staddie & Bichie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora