Océano Escarlata (BoruSara)

Capítulo Tres : Cielo Nocturno

Sarada se había calzado las botas, el quipao corto que le llegaba hasta la mitad de su muslo, y ató sus cabellos a una cola. Acompañaría a su amiga Chouchou a hacer unas compras rápidas, en realidad, no sabía adónde irían hasta que se encontró con ella y se lo comentó. Se quedó pensando unos segundos intentando procesar las ideas, todavía estaban a cuatro meses y todos estaban preparando la fiesta de casamiento de Shikadai y Kumiko. No podía creer que su amigo se casaría a mitad de año. Mientras más tiempo pasaba con sus amigos se daba cuenta que estaban en mundos diferentes. Empezaba a creer que era la única que no estaba interesada en ese tipo de cosas a pesar de tener la edad para pensarlo. Sarada solo pensaba en la forma de convertirse en Hokage y asumir su cargo en cuanto pueda.

Chouchou se encargaría de organizar el evento principal de la boda de su amigo, por lo que debía visitar tiendas para armar las tarjetas, contratar el catering y muchas cosas más. Para la Uchiha era tedioso y de verdad no estaba de humor para continuar con todo eso. Necesitaba continuar con sus entrenamientos y eso la estaba retrasando más de lo previsto, sin embargo, era una buena amiga y no podía dejarla plantada, sobretodo porque estaba muy emocionada. Al caer la media tarde, se detuvieron en un bar para poder comer una merienda. La pelinegra se desplomó en una de las sillas y revisó la carta de menú. Su amiga la contempló en silencio:

-No te pregunté-empezó pícara-. ¿Al final cómo te fue con Boruto? ¿Lo llevaste a su departamento? ¿Pasó algo?

Sarada se tensionó, azotó el menú contra la mesa, nerviosa. ¿Por qué justo se le ocurría preguntarlo ahora? Estaba tratando de olvidar al rubio y ella metía el dedo en la yaga. No quería responder. Sumado a eso desde que había hablado con Himawari, no podía dejar de pensar en la remota idea de que algún día se le declararía y no sabría qué contestarle. Antes de responder llamó al mozo y pidió una taza de café con varias medialunas. Chouchou pidió lo mismo y siguió mirando a su amiga esperando una respuesta.

-¿Por qué me miras así?-preguntó irritada y desviando la mirada.

-Porque estoy segura de que pasó algo y no me quieres contar-sonrió.

-¡Ah...!-suspiró agotada-. Boruto se comportó como un idiota. Es lo único que diré.

Chouchou levantó una ceja. No se lo creía. Estaba segura que ocultaba algo y por vergüenza no lo decía. Iba a esperar a que lo mencionara, pero ella desvió la conversación:

-Himawari me dijo que será madre.

-Sí, ¿no es hermoso?-repuso emocionada la morena-. Yo ni siquiera he pensado en casarme con Mitsuki.

Sarada emitió un sonido casi como un balbuceo. En verdad tenía otra forma de ver la vida. Le alegraba la idea de que muchos pensaran en su futuro y en una familia, solo que ni siquiera lograba entender qué era lo emocionante de todo eso. Eran ninjas, ¿por qué debían preocuparse? Sarada era una de las últimas del clan Uchiha y su padre nunca se molestó en enseñarle cosas relacionado a su pasado, por eso mismo tampoco le importaba ayudar a repoblar el clan. Que se extinga no era un problema para ella. Solo quería volverse una kunoichi igual de fuerte que su madre o mucho más que el Séptimo Hokage. Eran sus únicas aspiraciones. Y luego estaba él. Boruto no estaba en sus prioridades, al menos, no la forma que sus amigos creían que lo estaba. El era un compañero, un colega en el futuro cercano, sería su mano derecha. Nada tenía que ver con lo que pensaba en el sentido amoroso. Nunca se imaginó ese tipo de relación con él.

-Sarada, ¿vas a corresponder sus sentimientos?

Parpadeó confundida y se sobresaltó por la pregunta. ¿Corresponder?

-¿De qué hablas?

-¿Acaso me estás escuchando? Hablo de Boruto. Boruto-repitió.

Sarada revoloteó los ojos y tomó un sorbo del café cuando la mujer le trajo sus pedidos. No quería responder esa pregunta. ¿Era lo único que le importaba? ¿Su vida amorosa? Frunció el cejo y tragó el sorbo amargo: