Capítulo Diecisiete : Sorpresas

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Los exámenes de Chuunin era lo que primero estaba en la agenda de la Octava Hokage. Por segunda vez consecutiva en el año, se desarrollaban de manera natural, tan creativa como todos los años. Los Jounin a cargo eran Chouchou, Mitsuki, Himawari y Iwabee. Ninguno era tutor de genin, pero sí habían sido en año anteriores, por eso conocían bien las reglas de los exámenes. Las rondas finales se realizarían a principio de Septiembre. Boruto no había tenido tiempo de preguntarle a Sarada por los síntomas, porque siempre estaba ocupada, haciendo expedientes o lo enviaba a hablar con los tutores para ver si calificaban. Nunca tenían tiempo. Y estaba cansándose. ¿Cuándo lo escucharía? Eso no era lo peor, sino que apenas llegaba al departamento, comían y enseguida se acostaba a dormir. Vivía durmiendo todo el maldito día.

Como su esposa lo ignoraba, decidió intentar averiguar por otros medios, ya estaba preocupándose de que estuviera cansada todo el santo día y no pudiera hablar en persona con ella. Pasó por la clínica en su refrigerio, el día anterior a los exámenes en el estadio, habló con los médicos para pedir consejo. Lo único que le dijeron fue que le asignara vitaminas y que ella debía revisarse si es que estaba embarazada. Por lo que decidió pasar por la farmacia. Su hermana decidió acompañarlo.

-¿Cómo estás seguro de que está embarazada?

Su hermano se sonrojó.

-Porque en la luna de miel, no usé preservativos-se sonrojó aún más.

-Hermano-bufó-. Lo bueno es que serán padres, ¿no?-no estaba seguro si debía alegrarse por eso. Sarada lo mataría.

-Sarada no está lista todavía. Al menos eso fue lo que me dijo.

Su hermana lo fulminó con la mirada y lo palmeó. Fue un golpe tan fuerte que tosió del susto y casi se atraganta con la saliva. Tenía fuerza como su esposa. Sin dudas, algún día, las mujeres que amaba lo matarían.

-Yo tampoco estaba lista cuando me enteré que quedé embarazada de Kawaki-suspiró irritada-. Y aquí estoy. Probablemente seamos padres de nuevo. Algún día.

-Qué entusiasmo-susurró-. Sarada no piensa como tu.

Entendía el punto. En realidad ninguna mujer estaba preparada para ser madre. Nadie lo estaba. No existía forma de hacerlo. Solo era a prueba y error. Soltó un fuerte suspiro. En el caso de que Sarada esté embarazada, Himawari la reemplazaría, porque así habían quedado. Al entrar a la farmacia, compraron una prueba de embarazo y algunas vitaminas como le pidió el médico. No supo en qué momento se lo diría, ya encontraría el momento. Se despidió de su hermana y regresó al despacho. Cuando llegó estaba en el baño. ¿Acaso estaba vomitando? Pensó. Se arrimó a la puerta y atinó a golpearla, pero la abrió antes de que pudiera, lo miró confundida.

-¿Ya regresaste?

-Oh, sí-rascó el puente de su nariz. Ella se sentó en su sillón-. Sarada, ¿tienes tiempo para hablar?

-Ahora no, cariño. Necesito terminar esto o el consejo me regañará-resopló-. Otra vez. Después a la noche me preguntas.

Boruto frunció el cejo. Estaba harto de que lo esquivara. ¿Hasta cuándo lo harían? ¿Es que ella no se daba cuenta de sus propios cambios? ¿O era tan terca que no quería admitirlo? Olvidaba ese pequeño detalle de su personalidad. La amaba. Mucho. Solo que ahora estaba preocupado por culpa de su terquedad. Se paró frente a ella, con los brazos cruzados, la mirada seria, estaba molesto y se notaba. Sarada levantó la vista más desconcertada que antes. Arrugó su frente, ¿qué quería? ¿No veía que estaba ocupada?

-Boruto...

-Sarada, ¿cómo te has sentido en las últimas semanas?-su voz se escuchó ronca.

Océano Escarlata (BoruSara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora