Naruto se había ocupado que su despacho quedara impecable cuando terminó de limpiar todo su escritorio. La nueva Hokage amoldaría la oficina a su gusto, eso estaba claro, colgó su capa en sus hombros y se detuvo frente a la puerta, contempló la oficina con los ojos nostálgicos. En esos años habían sucedido muchas cosas. Había sido un extenso y formidable mandato. Su sueño se había concretado y estaba satisfecho. Ahora solo quedaba pasar la batuta a alguien que pudiera superarlo y esa era, sin dudas, Sarada Uchiha. A quien preparó en ese lapso de diez años a cargo de los entrenamientos de Zura Akabane. Todos lo esperaban en el escenario que habían armado en el centro de la aldea. Ahí entregaría los mandos y se retiraría a su hogar para disfrutar lo que quede de su vida con su familia. Pronto sería abuelo, por lo que tendría una tarea importante, y esperaba que en algún momento su otro hijo también le trajera nietos.
Boruto estaba a su lado, apoyándola como se lo había prometido, la observaba. Se notaba que estaba nerviosa, no dejaba de tocarse los cabellos, de jugar con sus manos. Su corazón debía estar latiéndole tan fuerte que en cualquier momento se le saldría de la boca. Esbozó una cálida sonrisa y se acercó, la sujetó del hombro y la presionó suavemente, le enseñó la sonrisa más radiante que ella conocía. Le transmitió toda la seguridad con solo tocarla. Ella le devolvió la sonrisa, un poco más tímida, sin mostrarse nerviosa.
-Lo harás bien-le guiñó un ojo.
-Gracias, Boruto.
Naruto no tardó en llegar, apenas lo hizo un coro de voces lo recibieron, así como algunas palabras alentadoras, mientras que la multitud le abría paso hasta donde estaba Sarada junto con Boruto. Estaban esperándolos. Se detuvo frente a ella y le mostró una de sus típicas sonrisas, la sujetó por el hombro y la obligó a que volteara hacia el público. El mismo se quedó en total silencio. El rubio dio algunas palabras de agradecimiento y se despidió, para darle el sombrero a la Uchiha y su respectiva capa, la cual se colocó con las manos sudadas. Al colocarse el sombrero, sintió que peso caía sobre sus hombros, pero la sonrisa de Boruto la hizo sentir segura. El estaría ahí cuando estuviera apunto de caer. No lo permitiría. Sarada dijo unas palabras en un pequeño discurso que no duró más de diez minutos. No sabía qué decir, lo había soñado tanto tiempo que no alcanzó a procesar ni planificar qué haría cuando estuviera parada frente a tanta gente. Al finalizar el discurso, recibió el manto y otras palabras de aliento.
La ceremonia finalizó unas horas después, Boruto quería festejar su ascenso como lo merecía, por lo que junto con su hermana y sus amigos habían organizado una fiesta por la noche. En esa fiesta asistirían incluso sus padres. Ya estaban todos presentes y Sarada no dejaba de recibir regalos, halagos y abrazos por el ascenso. Iwabee, Denki y Shkadai organizaron una especie de barra con algunos tragos, más que todo para tomar cerveza. La Uchiha era la única que no quería involucrarse en todo aquello, no porque no se sintiera agasajada, solo que no quería tomar demás y terminar en otra cosa. Conocía sus límites y no quería excederse. El rubio se sentó a su lado y le ofreció una lata de cerveza, ella pareció negarse, así tomó algunos sorbos y besó su frente con delicadeza.
-Felicidades, Octava-sonrió.
-Gracias-miró buscando a una persona. No estaba-. ¿Acaso mi padre salió de la aldea? Creí que estaría aquí.
Su semblante se notó decaído, el rubio la miró angustiado, sabía que Sasuke estaba en la aldea. Quizá estaba llegando tarde a la fiesta y ella solo exageraba. Bueno hubiera querido decirle eso, pero su madre también estaba en la fiesta y, usualmente, estaban juntos.
-Si quieres puedo buscarlo-se ofreció amable.
-No es necesario-dijo.
Boruto le devolvió una sonrisa y se acercó a sus labios, la besó despacio, al desprenderse acarició sus mejillas y volvió a besarla. Sarada sintió vergüenza por el beso. No esperaba que se mostrara tan afectuoso. No le molestaba porque era una reunión entre amigos y conocidos. Y todos sabían de su relación. Incluyendo sus padres. Himawari se acercó junto con Kawaki, su panza cada vez estaba más grande, Boruto se alegró al verla y le ofreció sentarse, lo mismo a su cuñado ofreciéndole una cerveza. Compartieron unos tragos y algunas palabras palabras de aliento a Sarada.
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Océano Escarlata (BoruSara)
Fanfiction《Todo lo dejé por ti, y esto es lo que consigo, a veces creía que tu mirada fría algún día se volvería cálida. Y eso nunca pasó. No te fundas, no te vayas, no te ahogues. Quédate conmigo un poco más...》 Sarada regresa a Konoha después de haber ido d...