Capítulo Catorce : Fuegos Artificiales

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Era oficial que llevaban saliendo un mes y medio. Estaban en Junio. Sarada tuvo que asistir a varios eventos de caridad y también reuniones con personas importantes en otros países. Boruto la acompañó en cada momento. Y al regresar en el tren era inevitable desplomarse sobre el asiento y pensar cuánto faltaba para terminar todo lo más importante. El rubio se acomodó a su lado y la abrazó la cintura, besó su frente y corrió sus flequillos hacia un costado. Sus mejillas se ruborizaron ante el afecto y se lo devolvió con un beso en los labios. Despacio, adictivo, dulce. Amaba sentir sus labios rozar los suyos, sentía que no podía aguantarse y debían pasar al siguiente nivel. Se detuvieron al darse cuenta que no debían hacerlo en un lugar público. Ella era la Hokage. Sarada soltó una leve risita y sujetó su mano, luego se apoyó sobre su hombro y cerró los ojos:

-Te amo, Boruto.

-Yo te amo más-apretó su mano con más fuerza y la acarició con la otra.

-Creo que cuando volvamos tendremos la fiesta que organizó Shikadai-se acurrucó. Boruto acarició sus cabellos.

-¿Acaso hay novedades?

-Eso parece.

Boruto comprendió el punto. Otro de sus amigos que sería padre. Soltó un leve suspiro y miró de reojo a su novia, lucía hermosa dormida. Resopló de una manera encantadora. Su semblante se vio decaído. Y una punzada se aferró a su pecho, ¿por qué le dolía? En realidad también deseaba ser padre, no era que estuviera apurado, solo que pensaba que a este paso jamás lo sería. Al menos se conformaría con su adorable sobrino y quizá Himawari fuera madre por segunda vez. Se preguntaba si todavía seguía pensando lo mismo sobre eso. Cuando despertara le preguntaría. Mejor dicho esta noche.

Mientras ella fue al despacho a terminar unos asuntos, aprovechó para pasar por la tienda para comprar los ingredientes y preparar la cena. Compró algo de verdura, lácteos, carne, huevo. También algo de pasta. No sabía lo que prepararía, pues seguro improvisaría. Al pasar por la caja, realizó el pago y se retiró, entonces un padre pasó corriendo con un niño en sus hombros, parecían divertirse. Lo miró con una débil sonrisa en sus labios. Le recordaba cuando era pequeño y se divertía con su padre. Sacudió la cabeza. No tendría sentido pensar en ello. No iba a forzarla a ser algo en lo que no estuviera lista. No era ese tipo de persona. Al llegar al departamento, dejó las bolsas sobre la mesa y acomodó todo en su lugar. Estaba por ponerse a preparar la cena, solo que lo haría cuando termine de ducharse, al pasar por el comedor escuchó que le llegó un mensaje. Se acercó para leerlo:

De: Sarada

No creo que llegue para la cena.

Me salió algo urgente en la ANBU. Déjame la comida en el microondas.

Gracias. Te amo.

Hizo una mueca y revoleó el teléfono hasta soltarlo sobre el sofá. Masculló para sus adentros y se quitó la camiseta para meterse en en el baño. Abrió la ducha y se quitó lo que quedaba de la ropa. Dejó que el agua discurriera por su cuerpo húmedo. A veces solían comer solos por la noche. Olvidaba que Sarada se quedaba hasta tarde haciendo expedientes y trataba de acompañarla siempre, solo que en ocasiones, ella debía estar presente en las interrogaciones. Y eso se había reiterado desde que empezaron a salir. Parecía que el destino no los quería juntos de ninguna forma. Siempre debía conformarse con lo poco que tenían y eso le molestaba. Luego de ducharse se preparó la comida y apartó la porción de Sarada en el microondas. Encendió la televisión y la bronca no lo dejó comer tranquilo. Los medios de comunicación estaban hablando mal sobre Sarada y su mandato desprolijo. No lo era. Estaban equivocados y eso le irritaba. Apagó el televisor y terminó su comida.

Océano Escarlata (BoruSara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora