Capítulo Once : Nacimiento

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Himawari entró en trabajo de parto a las seis de la mañana. Kawaki se había levantado para ir al baño, ella lo había seguido cuando rompió la placenta y comenzó el sufrimiento. Enseguida llamó a sus suegros y también a Boruto. En cuestión de minutos todos estaba como locos frente a la sala de espera, aguardando noticias de su nacimiento. Boruto se incorporó a las corridas. No pudo evitar enviarle un mensaje a Sarada diciendo que hoy le dejara el día libre para poder acompañar a su familia en el recibimiento de su nuevo integrante en la familia. La Uchiha recibió el mensaje a las siete de la mañana, cuando sonó el despertador, no sabía si alegrarse o saltar de la felicidad. Estaba contentísima por la familia Uzumaki y el bebé de Himawari. Al fin lo conocerían después de mucho tiempo. Al asearse sintió sus pies helados, ya era Octubre y afuera el viento era frío porque estaban en otoño. No eran temperaturas tan bajas como las había en invierno aunque eso no quitaba el hecho de que su nuevo departamento era un congelador. Después de ascender a Hokage y romper con Boruto, decidió alquilar un departamento en una zona cercana al despacho, era un mono ambiente y bastante acogedor.

Mientras frotaba sus pies contra sus piernas buscando calor, cepillaba sus dientes y pensaba en la idea de ir al hospital para acompañar a Himawari y ver su bebé. Ya no era parte de la familia porque no era la novia de Boruto, eso no significaba que todavía la trataban de esa forma y ella era su mejor amiga. Probablemente sea la madrina. O eso parecían haber acordado. Al enjuagar su boca tomó la decisión de dejar un clon en el despacho para ir a verla. Lo único malo era que se cruzaría con Boruto. Desde su ruptura era complicado no verlo con ojos de ensoñación, muchas veces estaba mirándolo cuando hacía los informes y quería estar con él, otra vez. No era correcto. El le dejó tiempo para pensar su relación. Sarada debía enfocarse en ser la Hokage. Al terminar de asearse se vistió de manera casual, con una blusa casi escotada, falda de color roja, una pequeña bufanda cubriendo su cuello, unas calzas y botas. Se arregló un poco los cabellos y llevó el regalo que le había comprado, un gorrito con su nombre, lo había hecho a mano.

Sarada se cruzó con toda la familia Uzumaki en la sala de espera. Parecían tensionados, con el corazón en la boca. Boruto era el que más inquieto estaba. Iba y venía de un lado a otro, no dejaba de pensar en que quería que su sobrino naciera ahora y todavía seguía en trabajo de parto. Su padre estaba tomando café al igual que su esposa. Tratando de calmar la ansiedad. Hanabi y el señor Hiashi estaban a su lado, en silencio, pero inquietos. Cuando se incorporó intentó romper la tensión de manera amigable:

-Buen día-dijo apenada.

Boruto se detuvo al escucharla, dejó de caminar y la miró algo tímido, le sonrió y enseguida se sentó en el banco, avergonzado. La Uchiha miró de reojo a los padres de Boruto y decidió sentarse a su lado. El rubio levantó la vista, le enseñó una sonrisa débil y siguió en lo suyo. Estaba tan nervioso que ni siquiera tenerla cerca lo tranquilizaba. Por su parte sabía que necesitaba apoyo, no sabía qué era lo correcto, por lo que actúo por impulso. Tocó su hombro, por reflejo se giró hacia ella, sonrojado.

-Himawari es fuerte, lo hará bien. Verás que te llevarás muy bien con él-su sonrisa fue la más sincera que vio en meses.

Boruto le devolvió la sonrisa.

-Gracias Sarada.

Desde que habían roto se hacía cada vez más dirigirse la palabra sin evitar situaciones incómodas. Boruto no tenía problemas en tratarla como la Hokage y cumplir su rol, solo le molestaba el hecho de que no pudiera evitar querer tenerla cerca. Si la ciudaba más de lo normal y de vez en cuando, se ponía celoso de algunos que se le insinuaban, sin que ella se percate. Sarada por su lado, tenía más claro sus sentimientos que hace cuatro meses atrás, se daba cuenta que no dejaba de pensarlo y de preocuparse a su manera. Siempre que podía le daba los descansos y trataba que no tuviera tanto trabajo extra. No quería tenerlo de sirviente, solo era su mano derecha, Boruto siempre le daba un punto diferente de sus decisiones y eso la tranquilizaba. En las reuniones siempre estaba más atento y cuidaba de ella. Le gustaban esos gestos y cada vez se daba cuenta de que lo amaba, el problema era el siguiente: ¿Qué tan preparada estaba para formalizar una vez más con el rubio? Por ahora creía que su relación de Hokage y mano derecho funcionaba perfecto, nunca discutían, ni estaban enojados del uno al otro. Eso era lo incómodo. Sobretodo porque sabían que tenían sentimientos mutuos.

Océano Escarlata (BoruSara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora