Capítulo Doce : Nuevo Comienzo

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Un año y medio pasó desde el nacimiento de Haru. Muchas cosas habían sucedido en ese lapso. Entre ellas que Mitsuki y Chouchou se habían casado y ahora eran padres de un hermoso niño al que le pusieron Chouiki. Por segunda vez, Sarada era la madrina de un bebé al igual que Boruto. ¿Cómo era que siempre terminaban siendo padrinos y no padres? No tenían idea. Al menos no Boruto. En ese último tiempo su relación había comenzado a ser más cercana todavía, incluso en varias ocasiones habían estado a punto de retomar su relación, pero siempre había un motivo para no hacerlo. A pesar de que estaban casi las veinticuatro horas del día juntos, Sarada se negaba a intentarlo, aunque esté muriéndose por dentro. Y teniendo muchos más motivos para formalizar. El rubio ya empezaba a perder las esperanzas. Quería rendirse. Le dolía.

Boruto ingresó en el despacho con varios papeleos en brazos, una pila bastante importante, la Uchiha no podía creer que hubiera tantos expedientes de misiones aburridas a las que solo iban ninjas de rango D y C. ¿Cómo era posible? La paz era algo que se había conseguido de alguna manera y cada vez los ninjas eran menos solicitados. No existía casi ninguna amenaza, exceptuando revueltas fallidas de grupos pequeños, o algún que otro criminal de rango S que escapaba de la prisión de Konoha. Al depositar las hojas, la pelinegra se apoyó contra el respalda y soltó un fuerte suspiro.

-¿En serio debo firmar todo eso?-exasperó.

-Animo-alentó entre risas el rubio-. Puedo invitarte a tomar unos tragos después de salir de aquí si es que quieres desahogarte.

Boruto parecía haber dicho una broma, en serio estaba invitándola a tomar unos tragos y para ser más específicos, preferiría que fuera una cita; solo que ella ni siquiera consideraba eso como una excusa para afianzar su horrible relación. Sarada lo miró agotada y azotó su cabeza contra el escritorio:

-No creo que esté de humor para tomar unos tragos contigo, Boruto-se quejó-. Necesito seguir trabajando.

-Ay, por favor-gruñó y se apoyó contra el escritorio, acarició sus cabellos-. Solo será unos tragos con tu colega. No es una cita-quería sonar convincente y no lo era. De verdad quería tener una cita con la Uchiha. ¿Cómo la convencería? -. Trabajas incluso dos horas más de lo que deberías, ¿no crees que mereces un buen descanso?

-El consejo quiere que de una buena imagen a los aldeanos-continuó y se levantó de golpe con la ceja fruncida-. ¿Entiendes lo que significa?

-Sí, es una pérdida de tiempo-suspiró-. No debes mostrarte ejemplar. Siempre lo fuiste. Tu legajo es impecable. No es nuestra culpa que los aldeanos sean horribles personas. Tu eres quien eres, da igual lo que piensen los demás-hizo una pausa para clavarle sus ojos azules-. Amo la mujer que veo y estoy convencido de que eres una excelente Hokage-le guiñó el ojo y enfiló hasta la puerta. Se detuvo antes de salir:

-Está bien-musitó apenada-. Iré a tomar unos tragos contigo.

Boruto esbozó una sonrisa pícara. Había logrado su cometido. Últimamente era más fácil sobornarla o que caiga en sus brazos, ¿por qué será? Cuando se retiró del despacho se desplomó sobre el escritorio y algunas hojas se desparramaron en el suelo. Soltó un quejido:

-Ah, Boruto. ¿Por qué soy una cobarde?-se tapó con algunos expedientes-. Solo será una tonta salida a tomar unos tragos.

Sarada recibió un mensaje de texto de Chouchou que decía:

De: Chouchou

Cuando te tomes el descanso del mediodía podemos almorzar juntas.

Llevaré a Chouiki

Como Chouiki quería comer comida chatarra se fueron a almorzar a Kaminari Burguer. En realidad era una excusa porque ahí había juegos donde Chouiki se podía entretener, exceptuando de que todavía tenía menos de un año y no podría hacerlo. Simplemente debía llevarlo de aquí para allá porque no podía dejarlo en una guardería. Pidieron las hamburguesas, Chouchou una con queso chedar y muchas papas fritas, también pidió un menú para niños. Sarada pidió la hamburguesa menos grasosa que tuvieran y lo acompañó con una ensalada sin tomate. Al sentarse, la Uchiha se desplomó sobre la silla agotada. No podía creer lo exhausto que era su trabajo. Su amiga ayudó a su niño a comer. Chouki tenía el rostro de su madre y los cabellos de Mitsuki. Era un niño muy bonito. Sus ojos dorados resaltaban. Intentaba hacer que no vomitara lo que estaba comiendo, una compota de frutas, Chouiki no parecía a gusto pero no se quejaba. Tenía la personalidad tranquila de Mitsuki y eso era algo bueno. Al contemplarlos por un buen rato dijo:

Océano Escarlata (BoruSara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora