JIMIN
Ver la forma en que Jiae revivió cuando estaba con Jungkook fue una verdadera revelación para mí. No me había dado cuenta de cuánto necesitaba a alguien alrededor. Alguien a quien realmente le importaba. Había estado tan atrapado en mi propia miseria el primer año después de la muerte de Seokjin que simplemente me cerré. Estaba consumido por mi propio odio a mí mismo porque yo era el culpable.
Luego, en los siguientes dos años me lancé a mi trabajo para tratar de evitar sentir nada en absoluto. Y ahora lo sabía, Jiae fue la que más sufrió. En esos años contraté a las niñeras e institutrices más recomendadas. La registré en la escuela preescolar más exclusiva de la ciudad. Organicé las citas de juego con amigos de su clase. Le di todo lo que podía necesitar, pero me olvidé de lo que ella más quería.
Su papi.
No sé cómo pude haber sido tan ciego. Había estado viviendo en el mismo lugar que mi hija durante los últimos tres años, pero no había estado aquí para ella. Y ver a Jungkook con ella me golpeó como una tonelada de ladrillos. Me di cuenta de que no solo había estado ocultando mis emociones del mundo, también las había estado escondiendo de mi hija.
En el corto período de tiempo que él ha estado con nosotros, Jungkook hizo a Jiae reír y chillar y gritar y correr por toda la casa riendo más veces de las que podía contar. Y ahora él estaba en el suelo con ella en su habitación creando un castillo mágico de hadas para que todas sus muñecas tuvieran un lugar para estar juntas.
Su lugar especial, lo escuché llamarlo.
—Eso se ve muy complicado —dije mientras estaba de pie en la puerta de Jiae un hombro descansando contra el marco de la puerta.
Desde que Jungkook se mudó al condominio, siempre pude decir dónde estaban él y Jiae solo por el aroma. Por lo general, estaban juntos, a menos que tuviera una clase o una cita de juego. Y una de las cosas más adorables que noté fue que su aroma cambió cuando jugaba con ella. Se hizo ligero y aireado, casi como un campo de rocío y flores que acababan de abrirse al sol de la mañana. Era casi imperceptible, pero no para un alfa como yo. Un alfa que estaba sintonizado con su omega.
¿En qué diablos estoy pensando? Él no es mío pensé, mientras mis ojos siguieron cada movimiento suyo. ¡Sal de ahí!
—¡Ven a jugar con nosotros, papá! Jungkook está ayudando a hacer un lugar especial donde todos mis muñecos pueden vivir juntos. Este es un camino mágico que les lleva a un puente especial. ¡Es accesible solamente a ellos! Luego se van por el puente. —Acercó una de sus muñecas a través de su explicación—. Y aquí están en el castillo mágico. Jungkook dijo que no hay malas personas permitidas.
Vi como Jiae se dirigió a una de sus pequeñas muñecas hasta la casa de muñecas que ella recibió para la navidad de este año pasado, luego saltó para una de las habitaciones de arriba y la colocó en una cama.
—Ella está descansando ahora —dijo, los ojos tan serios que era difícil no sonreír.
—Eso se parece a un montón de diversión, cariño. —Caminé por la habitación y me arrodille en el suelo entre los dos—. Puedo jugar durante un par de minutos, pero tengo que volver al trabajo. Papá tiene una gran reunión hoy.
Jungkook y Jiae me miraron y comenzaron a reírse.
—¿Por qué te ríes? —pregunté.
—Estás jugando en el suelo con nosotros. —Jiae dijo—. Es divertido.
—¿Usas trajes todos los días? —Jungkook preguntó.
Miré hacia abajo a lo que estaba usando, luego volví a mirar a Jungkook que estaba holgazaneando con unos joggers y una camiseta. Sin zapatos ni calcetines ni nada. Solo mirarlo me hizo sentir un poco más joven, pero también un poco tonto. Deseaba poder recuperar ese momento de mi vida, pero parecía que fue hace tanto tiempo. La ligereza en los movimientos de Jungkook y en sus ojos parecían muy lejanos a veces. Como algo que yo nunca volvería a tener de nuevo.