JUNGKOOK
Me desperté con una luz brillante que se filtraba a través de una alta pared de ventanas. Me quedé allí por un largo momento, tratando de averiguar en qué posición estaba el sol. De repente, me di cuenta de que entraba la luz de la mañana.
Traté de sentarme, pero estaba tan débil que solo podía quedarme alzado si mantenía un brazo debajo de mí. E incluso entonces, apenas estaba a 30 centímetros de la almohada.
No podía creer que había pasado todo el día y la noche desmayado en esta sala. Miré a mi alrededor y nada de eso me resultó familiar. Recordé haber caído sobre la cama suave y recordé el rostro de la mujer que me trajo aquí, pero eso fue todo.
Entonces, me quedé sin aliento. Eso no era todo lo que recordaba. Esos ojos y la forma en que hicieron temblar todo mi cuerpo. El olor del alfa también. Y todavía podía olerlo, así que sabía que todavía estaba rodeado de las posesiones del alfa.
Todo lo que había a mi alrededor había sido tocado por él en algún momento y estaba impregnado de su esencia. Sólo la idea me puso duro y gemí ante la idea de tener que aliviarme nuevamente. Estaba tan sensible debido a todas las veces que me vine.
Oí un suave golpe en la puerta y traté de hablar, pero mi garganta estaba seca. Agarré la botella de agua en la mesita de noche y justo cuando tomaba un trago grande, la puerta se abrió un poco.
—¿Jungkook? —una mujer preguntó—. ¿Puedo entrar?
Tragué saliva, tratando de empujarme más hacia arriba sobre mi codo, pero de inmediato volví a caer sobre mi espalda. No tenía incluso la fuerza para sentarme una parte del camino.
—S-sí —grazné. Me aclaré la garganta e intenté de nuevo—. Puedes entrar.
La puerta se abrió por completo y la mujer que recordaba de la oficina entró con una bandeja. Ella sonrió y la colocó sobre un largo tocador que estaba contra la pared, al otro lado de la cama.
—¿Cómo estás? —ella preguntó—. Realmente nos has preocupado.
Me empujé hacia atrás para que mi cabeza estuviera apoyada contra la almohada y la cabecera.
—Lo siento. No tengo idea de por qué... Lo que quiero decir es... nada de esto había sucedido antes. Estoy tan avergonzado...
—Por favor —dijo la mujer mientras se acercaba a la cama—, no hay necesidad de disculparse. Y no tienes nada de qué avergonzarte. Estas cosas suceden —ella dijo, señalando vagamente a la habitación. No estaba muy seguro de lo que quería decir con eso, intensos calores podrían pasar a otras personas, como mi madre. Pero no que me pasara a mí.
—No puedo creer que dormí todo el día y la noche —dije, mirando hacia fuera por la ventana—. Voy a irme pronto. —Seguí intentando levantarme, pero los músculos de mi cuerpo estaban increíblemente cansados. Mis brazos cayeron a mis costados como una muñeca de trapo.
La mujer me miró con una sonrisa desconcertada.
—Haz estado aquí más de un día, Jungkook.
—¿En serio? ¿Cuánto tiempo he estado aquí?
—Bueno, has estado en esta cama durante dos días y dos noches. Te dormiste una gran parte de ese tiempo, pero sé que has estado despierto de vez en cuando. Te traje el agua y alimentos y aunque no has tocado nada de la comida sí bebiste toda el agua, lo cual, de seguro que tu cuerpo está agradecido por ello.
—¿He estado en esta habitación por dos días? No puedo creerlo. —Traté de pensar y recordar, pero no pude.
En mi mente, tomé un trago cada par de horas, a veces bebiéndome más de la mitad de la botella. Pero ni siquiera se me ocurrió que de alguna manera la botella de agua estaba siempre llena cada vez que la cogía. Y yo olvidé por completo todas las veces que me bebí todo el líquido, acabándolo por completo antes de empezar de nuevo.