JIMIN
—¿Qué quieres desayunar esta mañana, Jiae? —Oí a la cocinera preguntar cuando me acercaba a la cocina a la mañana siguiente. Jungkook ya estaba despierto y levantado de la cama cuando me desperté, así que me duché me vestí y fui a buscarlo en el lugar más plausible. Con Jiae.
—¡Cereal! ¡Pero llamé a Jungkook para que me lo consiguiera!
Doblé la esquina y vi Jiae saltando arriba y abajo con los brazos en el aire, mientras que Jungkook abría el armario donde Jiae mantenía sus cuencos especiales.
—Lo que sea que Su Majestad quiera —dijo con una sonrisa, sacando dos cuencos—. ¿Cuál será esta mañana? Hello Kitty o... —Jungkook miró el cuenco en su mano izquierda por un momento—. ¿El de los dos ositos y el pollito?
—¡Que es Rilakkuma y Korilakkuma! ¡Y la pequeña chica es Kiiroitori!
Jungkook agitó su cabeza y me miró con total confusión, luego miró a Jiae.
—¿Cómo lo sabes? —Preguntó, con una risa incrédula. Caminé detrás de Jungkook y lo rodeé con mis brazos, luego enterré mi rostro en el cabello suave de su cuello.
—Todo el mundo sabe —dijo Jiae mientras tomaba la taza del oso de la mano de Jungkook.
—Todo el mundo lo sabe, tonto —le dije al oído.
—Oh, sí —dijo Jungkook mientras guardaba el cuenco de Hello Kitty en el armario—. Debí haberme olvidado. —Luego sacó un vaso de plástico y se lo mostró a Jiae—. ¿Supongo que quieres el correspondiente Rila- lo que sea -vaso?
—¡Rilakkuma! —Jiae dijo, poniendo los ojos en blanco y tomando el vaso. Ella llevó el cuenco y el vaso a su mesita y los dejo—. Son tres —dijo señalando a los personajes en el recipiente—. Justo como tú y yo y papá.
—No por mucho tiempo —le dije a Jungkook al oído. Se giró en mis brazos y la expresión de su rostro valió todo el dinero del mundo para mí.
—Gracias —dijo y luego envolvió sus brazos alrededor de mi cuello.
—Gracias —susurré. Miré a Jiae y ella nos miraba con una gran sonrisa en la cara—. Creo que es tiempo que una cierta pequeña dama sepa cómo conseguir sus propios cereales.
—Sé cómo conseguirlo —dijo, caminando hacia la despensa. Encendió la luz y oí el sonido de un taburete deslizándose por el suelo de baldosas. Salió con una caja de cereal en sus manos que llevó a su mesa—. Sin embargo, no puedo alcanzar la leche.
—¿Qué dices, Jiae? —Pregunté.
—Por favor, ¿puedo tomar la leche?
—Eso está mejor. —Caminé hacia la nevera y abrí la puerta—. ¿Qué tal si mantenemos la leche aquí desde ahora? —Dije, haciendo un gesto hacia el estante inferior de la puerta—. De esa manera puedes obtener tu cereal en cualquier momento que lo desees.
—¡Sí! —Jiae dijo, aplaudiendo—. Pero no puedo llegar a mis cuencos tampoco.
—Bueno, tal vez Luda pueda encontrar un nuevo lugar para tus cosas.
—Claro que sí —dijo ella—. ¿Qué van a tener ustedes dos esta mañana?
Me deslicé sobre uno de los taburetes que bordeaban la isla de la cocina y Jungkook se sentó a mi lado.
—Tomaré una taza de café y unas tostadas.
—¿Y para ti? —Le preguntó a Jungkook.
—La misma cosa.