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Richie: 31
Will: 15
Basado en la actualidad

Richie's pov

Me encontraba en el parque en frente de mi trabajo, era la pausa para el almuerzo y como todos los días salía de esa estresante oficina a tomar el aire y comer aunque sea un sándwich sentado en el banco bajo los cerezos.
Miraba las hermosas flores rosas de aquellos árboles frutales absorto en mis pensamientos, tan distraído que apenas me di cuenta cuando un joven se sentó bruscamente a mi lado. Su acción me hizo voltear y lo vi, encojido apollando sus codos en sus piernas para descansar su cabeza sobre sus manos cubriendo su cara dejando que su cabello castaño cayese.
No pasó mucho tiempo, quizá unos segundos para que el niño comenzase a sollozar descontroladamente, seguramente no haya notado mi presencia.
Portaba una chaqueta vaquera azul que se notaba a leguas que no era de su talla, era más grande, demasiado para su pequeño y delgado cuerpo que temblaba con cada sollozo y se deshacía en espasmos provocados por el llanto.
Algo se removió en mi, de algún modo u otro podía sentir el dolor de aquel chiquillo a pesar de que no tenía la menor idea de por qué había sido causado.

Alcé mi mano y alargué un poco mi brazo para tocarlo, en el momento en el que mis dedos rozaban la parte alta de su espalda me retracté y aparté la mano, quizá no debería, quizá no estaría bien que me metiese en su vida.
El siguiente sollozo que escuche fue casi un bramido de dolor, desgarradoramente triste y en ese momento, una negra sombra de penumbra se posó sobre mi corazón y mi mano sobre su espalda. Enseguida se sobresaltó y me miró asustado, pude ver su rostro, y a pesar de las rojeces y la hinchazón que causa el llanto, podía decir que aquel niño poseía una belleza superior a cualquiera que hubiese visto, quizá era porque tenía la piel fresca, blanca, tersa y joven que perdí con el paso de los años al mudar a la época adulta o quizá era por sus ojos, verdes como los olivos en el sur de la península ibérica y tan exóticos como suena.

- Y-yo...yo s-siento molest-tarle- habló rápida y entrecortadamente el pobre adolescente preso de vergüenza y pánico.
-Al contrario-dije- siento ser yo el que te moleste interponiendome en tu vida pero creo que ahora más que nunca necesitas a alguien con quien poder desahogarte y qué mejor que en un parque con un hombre desconocido que podría secuestrarte- añadí con un leve tono de ironía y humor cínico.
Él rió nerviosamente mientras asentía mirando a sus pies.
-Mi... mi novio-las lágrimas volvieron a salir de sus ojos haciendo que su dulce voz salga entrecortada por los nuevos sollozos que se formaban en su garganta- él me...me dejó p-porque tenía otra persona.

Volvió a esconder su rostro en sus pequeñas manos y a comenzar a llorar de nuevo.

Mal de amores, no habré yo gastado cajas enteras de cigarros por ese motivo.

Mi mano acariciaba su espalda levemente de arriba abajo tratando de brindarle algo de apoyo.
- Yo lo amaba- volvió a sollozar ahogadamente- me engañó... m-me engañó - repitió como si aún no estuviese convencido de aquello y tuviese que repetirlo para asegurarse de que no fue un sueño o, mejor dicho, una pesadilla.

A cualquiera le hubiese llamado la atención ese "yo le amaba" el uso del verbo amar. Cualquiera hubiese pensado que ese niño, tan joven y nuevo en la vida apenas había iniciado el juego del amor, que no comprendía el enorme significado de la palabra amor. Pero yo sabía muy bien que un infante podía comprender tal significado y no sólo comprenderlo, sino sentirlo.

- Tu novio...es un gilipollas, no lo conozco, pero estoy completamente seguro.

El castaño, ya más calmado se incorporó y se apoyó en el respaldo del banco mirando a la nada, o tal vez a las hermosas flores que se sostenían en las ramas de los cerezos.

- Supongo...-susurró.
- Cualquiera que sea capaz de engañar y hacer sufrir a alguien de esa manera es un gilipollas.
- Entonces sí...es...es un gilipollas.- repitió emitiendo una, casi, imperceptible risa.
- ¿Qué? Sienta bien decirlo en alto, no? Prueba otra vez- animé a qué se desahogara.
- Es un gilipollas, un auténtico gilipollas- repitió de nuevo con una sonrisa algo más seguro de sí mismo
- Dilo otra vez, no parece que te lo creas.
- Es un gilipollas gilipollas gilipollas- su risa cada vez era más audible.
- Eres un gilipollas, Mike- levantó sus manos con ambos dedos corazón alzados haciéndome reír.
-¿Mejor? - cuestioné entre risas
- Muchísimo mejor - suspiró aliviado relajando su posición en el asiento.
-Ahora no te preocupes por el amor, vive la vida, eres libre solo deseale suerte a la pobre persona con la que se fue ese tal Mike.
Escuché su risa de nuevo, era tan tierna, llena de vida, de luz.
- Pobre Jane-rió de nuevo.
- Sólo preocupate por tener tanto vigor como esta flor-dije sujetando entre mis dedos una de las miles flores de cerezo.
-Es hermosa.
-Como tú - halagué colocando con suma delicadeza la flor detrás de su oreja.
Sonrojado me miró y me dedicó una de las sonrisas más bonitas que había visto en mi vida.
-Muchísimas gracias por sus consejos...
-Richie
-Richie... - saboreó mi nombre - Gracias.
- No hay de qué, pequeño.
Se inclinó y en un fugaz movimiento besó mi mejilla y se levanto del banco para marcharse dando pequeños saltos cada tantos pasos.
Sus pasos pararon y volteó correteando hacia el banco de nuevo.
- Ah y una cosa más- se desprendió de la chaqueta y la tiró en el cubo de basura del parque.
- Era de Mike? - cuestioné a lo que él asintió.
-Si la quiere que venga a buscarla.

Y tras esas palabras marchó feliz a pasó rápido e infantil.

Esa fue la última vez que vi a esa belleza pero aquel encuentro no lo olvidaré nunca.

I love you, sorry... °°Ryers O.S°°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora