07. Espera (Liebing x Zidian)

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NOTAS DE LA AUTORA: Estoy escribiendo esto a las cinco de la mañana, así que no esperen nada xD


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07.  Espera (Liebing x Zidian).


Ser un arma o instrumento de batalla de un cultivador no era un trabajo fácil.

Lo más común en aquel mundo era ser una espada. Las había por montones y eran bastante útiles.

Cada arma contenía en su interior un alma propia que se manifestaba de diversas maneras. Por ejemplo, el alma de una espada estaba presente en su brillo.

A pesar de que aparentemente los humanos (incluyendo a sus propios maestros) eran incapaces de ver dichos espíritus, eso no significaba que no estuviesen allí y más importante aún, que entre espíritus de armas no tuviesen la capacidad de verse e interactuar.

De hecho, los espíritus de las armas se veían muy similares a los humanos, aunque por alguna razón su porte y sus auras les daban un aspecto “mágico.” Y siempre convivían más de lo que los maestros creían. Razón por la cual, a ojos de un arma, el mundo se veía mucho más poblado ya que para ellos era bastante común ver a otras armas caminar por ahí detrás de sus maestros.

Las relaciones entre armas tampoco eran algo inusual. Se daban cuando tenían una fuerte afinidad y, más comúnmente, cuando sus respectivos maestros eran pareja de cultivación.

De hecho, aquella era la razón por la cual Liebing y Xuoyue caminaban por el Muelle del Loto mientras su maestro visitaba a su prometido.

El Joven Maestro Lan XiChen acababa de comprometerse con el Líder de la Secta Jiang y ambos estaban afinando detalles de su boda. Debido a esto, ambos decidieron darles su espacio y se fueron de ahí.

Liebing sabía mejor. Su compañero (un elegante joven de cabellos plateados y porte incomparable), pese a mantener un rostro de tranquilidad, buscaba ferozmente con la mirada a cierta espada orgullosa de cabello negro.

No muy lejos de ahí, dicha espada se encontraba sentado al lado de un jovencito de largo cabello morado y expresión de enfado.

En cuanto los vieron a lo lejos, el rostro de Xuoyue se iluminó mientras corría con emoción hacia ellos.


—¡Sandu! ¡Quería verte! –exclamó con emoción al tiempo que abrazaba al aludido y frotaba su mejilla con la de él.

—Xuoyue, ¡suéltame, mierda! Me estás avergonzando –respondió con las mejillas teñidas de rojo y abrazándolo con fuerza, sin querer soltarlo en verdad.


La escena no era para nada inusual. Si bien Xuoyue siempre tenía ese aspecto sereno y elegante, su personalidad reflejaba los sentimientos reprimidos que su maestro sólo se permitía sacar bajo la influencia del alcohol, razón por la cual la espada tendía a ser demasiado infantil y desinhibida. En especial cuando se trataba de su amado.

Sandu por su parte era el vivo reflejo de los deseos interiores de Jiang Cheng. Por lo general se hacía el fuerte, pero le encantaba tener a Xuoyue sobre él, haciéndole mimos y convirtiéndolo en el centro de su universo. Y aunque trataba inútilmente de ocultar sus sentimientos, siempre terminaba cediendo y pidiendo más afecto.

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