Capítulo 23. Asesino Involuntario

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Edelina estaba en aquella habitación invisible en el mapa, la bodega siniestra al final del pasillo que las películas de terror presumían en sus tiempos.

Todos la rodeaban y miraban con sus particulares expresiones... la habían amarrado a aquella camilla a pesar de que está estuviera inconsiente y a pesar de que esta era mucho más débil que todos ellos incluso hablando individualmente.

Jenell la miraba mientras se colocaba con gusto y malicia los guantes de látex a las manos. Y preparaba sus cosas casi igualmente a una operación meramente quirúrgica, sin embargo, sus motivos se alejaban demasiado a sus intenciones. Némesis salió del lugar, más por fastidio que por cobardia pues sabía perfectamente que proseguia.

Aston se preparó a acompañar a Jenell como lo hacía siempre, como lo habia hecho las veces anteriores con aquellos chicos olvidados por el mundo... la historia de Jenell, así como de todos aquellos que le rodeaban, eran más que una anomalía para la verdadera esencia de la mitología griega, eran seres distintos, seres malévolos que habían hecho cosas "buenas" con las peores intensiones. Cada ser era mas fuerte que el anterior, cada uno crecía con nuevas habilidades, cada acompañante, cada cómplice que existía, incluyendo al más antiguo de todos quien aparecería en tan sólo segundos.

Pues entonces antes de que cualquier cosa cambiará en sus planes, Aston rompió la blusa de Edelina, y expuso su piel morena, la cual en el segundo que intentaron cortarla una sola gota de sangre exploto en un brillo insoportablemente grante, una defensa tan inesperada que dejó con a todos con más que un ciego dolor y sufrimiento, les dejo con una marca de desorientación, desepción.

En ese momento Jenell soltó un grito agudo que llamó la atención de Némesis y está se detuvo ante el esplendor de Edelina pasos antes de ingresar.
- Es una defensa... tranquila, no creo que dure mucho.
Se acercó a la chica y apretó su pequeña cortada del brazo contrayendo su sangre e igualmente lastimandoma intencionalmente pero ocultando el único conducto de luz que ella podría expulsar en ese estado; luego se separo para traer un trapo húmedo a ambos y cubrir sus ojos con ellos, refrescando la ardiente sensación que había dejado aquel imprevisto.

- ¡Me ha dejado ciega!- Grito Jenell levantándose del suelo temblorosa pero consiguiendo poco a poco su visión
- No es suficientemente fuerte, aún.
- ¿Que a sido aquello?- dijo mirando a Némesis quien sorprendida por la marca que había dejado Edelina en ella respondió inspeccionando sus ojos, los cuales se tornaban blanquiscos como los de un muerto.

- ¿Una estrella? No debemos olvidar que Teia es la madre de todos los atros que iluminan este mundo. Nada la aleja de una posibilidad, y si ella esta aquí por esa mujer, todos nuestros planes serían distintos.
- ¿¡Pero entonces porque tenía esos síntomas!?... Uggg mierda ¡mis ojos!
Se quejó.
- Tranquila... no sabemos todo de este mundo, y al igual que todo... siempre hay una razón.

Y entonces Moros entró finalmente en la habitación y miro a Jenell a medias puestas junto a Aston que yacía en el suelo y némesis a su lado, donde esta última le lanzó una mirada asesina.
- ¿Con que a podido con ustedes?- dijo en un tono burlón y divertido
- ¡Cállate Maldita sea!
- Es cuestión de tiempo para que me recuerde y cuando lo haga no podrá alejarme, ignorarme ni escoderse
- ¡Vete!- exclamó Jenell acompañando a Némesis
- Quizá el agua del Leteo te cause menos dolor que esa seguera.- dijo Moros tocando el brazo de Edelina, clavando su dedo en la costra instantánea de su sangre.
- ¡Largo de aquí!
Moros sonrió y salio con su festejada sonrisa hasta el pasillo donde entonces cruzo una mirada con Roland el cual confundido había cambiado de rumbo repentinamente pero sin objeción alguna.
Entonces Moros caminaba con un nuevo cuerpo, había tomado su cuerpo y estaba por entrar a dónde Edelina nuevamente, con intenciones de más que ganar más puntos, sino de tajar la ventaja que desconocían tener Jenell y su consejo.
Camino apretando la navaja en su mano donde incluso corto su propia piel en las manos y cuando estuvo frente a ella está desperto con lentitud dejando escapar el brillo de sus ojos que no daban más que vida a Roland. Despertando del transe, y mirando el goteo de su sangre en el cuerpo de Edelina se exaltó mirando la piel desnuda de ella y el color carmín que dibujaba cada segmento de su pecho por causa suya.

Para esos momentos Moros yacía fuera de los límites sano y salvo y Roland vivía en una nueva pesadilla en donde volvía a intentar matarla y sin saber que más hacer corrió sin consuelo fuera de allí y Edelina sólo se quedaba en silencio viendo como Némesis levantaba sus manos casi pidiendo piedad, o quizá pensaba sólo tranquilizarla y sacarla de allí, pero su corazón se atareada igualmente y eso la mataba por dentro.

* Días después*

-A continuación podrían sentir unos turbulencias en sus habitaciones pero les rogamos que no se muevan de sus estancias hasta nuestro aviso, aquellos que se encuentren fuera de sus áreas regresen a su cuarto y esperen nuestro próximo mensaje.

Edelina miraba su habitación y cada vez le perdía más sentido a todo. Cada cosa que había vivido parecía un sueño, cada cosa que sucedía seguía pareciendo una ilusión. Pensaba en Roland, pensaba en él tanto que creía que podía aparecer allí, al lado de ella, simplemente por el hecho de concentrarse tanto en ello. E incluso inversamente creía que podía dejar de existir, por creer que todo lo habia planteado ella en su mente, como una broma solamente.

Y como si fuera destino Roland soyosaba en su lugar, recostado en el suelo justo al lado de su pequeña ventana, pensando y reclamandose a si mismo que era lo que estaba pasando, era su guardián y lo único que lograba era asustarla, era alejarla, era enamorarse más de ella sin saber la razón de todo.

- Estamos orgullosos de compartir con ustedes esta nueva área para que pasen sus ratos libres y no sólo entre escombros sino con un contacto diferente, a partir de hoy el establecimiento se ha conectado con todo su derredor y ya no separarán entre areas sino que compartirán esta nueva parte de todos nosotros. Disfrutenlo y salgan a pasar un rato.

Edelina salió y todo era hermoso, todo era un perfecto paraiso. E igualmente en la zona occidental había un nuevo patio, un lugar que ya no se separaba con las ilusiones de sus pasillos.

Nunca había estado acá, sonrió Edelina admirando cada detalle nuevo, incluso el muelle era distinto, y su pequeño espacio a la orilla del lago, se había expandido hasta el otro lado del lugar, espacio donde todo sentimiento se esfumó en la vista al kiosko que estaba al fondo.

*

Desde que había llegado allí no había encontrado el lugar exacto en que su ilusión se había hecho presente pero al ver esas nuevas actualizaciones todo tomaba un nuevo sentido, todo había cambiado.

Roland la miró algo preocupado a sus espaldas. Sin saber si seria lo suficientemente capaz de pronunciar cualquier palabra si se acercana a ella se quedó allí, solo esperando.

-No lo olvidará- pronunció Verneria interrumpiendo su dolor.- pero tú si puedes hacerlo.

Roland la miró con extrañesa, sin comprender como eso tenía sentido.

Pero ella no se referia a arrojarse al Leteo, (pues en realidad ni siquiera funcionaria por su defensa interna igual que antes) sino hablaba sobre superarlo, sobre crecer e intentar nuevamente, pues una persona atascada sólo puede salirse por sus propios medios, nadie más le ayudará a crecer, y nadie más le perdonará primero que él mismo.

El silencio permaneció allí, y Roland sólo pudo dedicarle una sonrisa a Edelina, mientras se daba la vuelta y se marchaba a su infierno personal, donde no lastimaría a nadie nunca.

Añeja fantasía: Evocación Del OrbeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora