Capítulo 22. Mounstro olvidado

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Verneria encontró que Roland se había arrojado al agua luego de intentar volar a los alrededores, ignorando el enorme espacio que separa los campos elíseos de todo lo demás. Estaba inconsistente y casi muerto por el ahogamiento que se había provocado, sin embargo era una sirena la que mejor que nadie podría salvar la vida de alguien en medio del agua, especialmente en aquellas que te provocaban el olvido.
Verneria llevo a Roland a su habitación en el área oriental, a aquella llena de colores en la que amanecía cada día; sus piernas le provocaban un inconveniente para lograr cualquier movimiento y poderse trasladar pero sus manos hacían lo que pocos podrían hacer, transmitía y plasmaba las bellas imágenes y recuerdos que se establecían en su mente y sueños; pintaba por todas partes, aquí y allá, transmitiendo a cada ser que entraba por sus puertas a un mundo libre de soledad y más que eso, un continuo paraíso en color.
Ella era aquella que podían etiquetar como nerd, pues a lo largo del tiempo establecida allí nada había sido mejor que eso, que leer y estudiar sobre ella, sobre su pasado y el pasado de todos, sobre un poco de historia.

Sin embargo lo que más importaba en aquel momento era el estado de los dos jóvenes que tenía resguardados allí y fue cuando a costa de sus habilidades noto algo interesante en Roland: a pesar de la cantidad de tiempo que se mantuvo a flote sobre el agua y la cantidad de probabilidad que había de ser afectado por el Leteo él no poseía ningún rastro de aquella singular agua, pues como había sido mencionada, está tenía una conformación atómica muy diferente al agua normal, era tan densa y resisrente que incluso bajo el calor intenso del sol no se podía evaporar por completo siempre dejaba rastro, siempre había de quedar baba de caracol por sus pasos...

Ante tal descubrimiento y nuevamente ignorando que Edelina había estado cuidando con su mirada cada movimiento de él; Saco a Roland de su cuarto dejándolo un tanto sin cuidado en el pasillo al que él pertenecía, pues era claro que no podría entrar y dejarlo en su cama sin el consentimiento de él.

Verneria esperaba evitar un desastre cuando en realidad el caos había comenzado al intentar resolver las cosas, el destino se escribía, y casi siempre se cumplía con necedad, lo único que se adheria era ese poco de ignorancia por parte de sus semejantes y la esperanza que uno mismo se implantaba.

*

Cuando está se volvió a donde Edelina y se paró frente a ella, su mirada no expresaba gusto a pesar de todo lo que había pasado, ya que está última seguía viendo con más confusión a Verneria que a Roland. Ella solo había aparecido sin más y a pesar del tiempo que había pasado ni siquiera sabía su nombre, ella era una extraña y por tanto un peligro para ella misma, un peligro para Edelina.

Y entonces en el momento que Verneria notó su incomodidad habló por primera vez mostrando esa dulce y delicada voz que acompañaban sus asombrosos ojos que parecían llevar códigos de computadora sobre los múltiples brillos de colores.

- Soy Verneria- dijo sin mirarla agachando su rostro a la par de su cuerpo pero aun así transmitiendo esa confianza que mantenía a su ser en pie, tomó unos pliegos de papel que se arrojaban por todas partes bajo el escritorio y con sumo cuidado comenzó a acomodarlos frente a Edelina mientras pensaba bien las palabras que utilizaría a continuación, todo eso a pesar de que la ventaja la tenia ella y no Edelina- tengo 22 años- continuó- y soy de Varsovia, Polonia, llevo en este lugar casi 2 años según mis cuentas, mucho más tiempo que ustedes y eso... me ha dado tiempo de aprender un poco. - se interrumpió a si misma y cambiando el tono de voz separó su nuevo dilema- su magia al igual que cualquier veneno- dijo refiriéndose a Roland-  puede atenuarse, evitarse e incluso curarse mientras no sea grave, él es muy peligroso pero igualmente es impresionante...- La miro de nuevo- Necesito curarte o no podrás cambiar el evidente dolor y debilitación que te provocara haber aspirado esa defensa que él expulso.-

-Toma esto- dijo entregándole un vaso de citas que incluso había tenido allí intacto pero no tomo más de dos segundos cuando Edelina escupió la sustancia soltando el vaso y levantándose totalmente alterada
- ¡¿Qué me has dado?!- exclamó
- Es solo un poco de alcohol sumamente añejado... ayudará a que tu boca al igual que tu cuerpo pueda eliminar las bacterias superficiales del veneno.
- ¿Superficiales?
-Si- dijo con tranquilidad al son en que molia unas yerbas junto con los distintos polvos y aceites que servía por encima.
- Tragalo- dijo Verneria como si aquello fuera la cosa más normal del mundo, decir un montón de cosas y luego darte una pasta de dudosa prosedencia. Sin embargo esto fue lo mismo que pensó Edelina al negarse a siquiera tomar el traste de barro.
- He aprendido demasiadas cosas aqui, pero también de alguna manera recuerdo todo lo que está chica podía hacer, soy como tu... y ella- dijo señalando sus piernas con sus ojos- era Toosa una sirena hija de Forcis y Ceto, era muy intelgente, fuerte, peligrosa, pero aun no descubro que fue lo que le paso.

Y entonces en ese momento, de manera casi hipnotizada Edelina tomó aquella extraña sustancia y cayó dormida como en las noches de navidad y año nuevo cuando la cena había terminado.

*

Posteriormente cuando ella despertó vio la manera en que Verneria había de transmitir con su rostro, esa bella pintura que hacía sobre una mujer, era maravillosa a pesar de estar dandole la espalda a sus ruegos.

En el momento que Edelina salió de allí vio como Roland la veía a lo lejos para luego huir antes de pronunciar alguna palabra de su querido recuerdo.
Roland era un mounstro a ojos de la mayoria de personas, pero Edelina no podría elegir entre amar u odiarle pues en realidad ni siquiera entendía que significaba el hecho de que tanto su cuerpo como pensamientos cambiarán de forma tan repentina. Siempre parecía ser otra persona, como si su alma se la pasara cambiado de cuerpo y cada día conociera a alguien diferente, complicándose totalmente del real y complejo Dios en que era habitado.
Roland podría estar furioso por cosas estúpidas así cómo podría tener las mejores intenciones y ser estúpido, pero finalmente lo que le calificaba era el hecho de que el poder que tenia no le parecía una responsabilidad sino el gusto al poder, él sabía que era fuerte y se aprovechaba de aquello aunque finalmente era otro comandante peleando en una guerra imposible, en una guerra ajena.

Aston entro con violencia a la habitación de Edelina y le golpeó el rostro dejándola inconsciente en un solo movimiento. Edelina ni siquiera había podido ver a su atacante, incluso no había escuchado el sonido del puño chocar contra su rostro.

Nota de la autora:
He vuelto :"3, o eso creo... la escuela me mata pero creo que no me había sentido más preparada para volver, los espero en los siguientes capítulos uwu

Con mucho amor.
PandaWilde

Añeja fantasía: Evocación Del OrbeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora