Capítulo 25. Pálida suerte

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- Quiero que toda tu fuerza la apliques aquí- dijo señalando la orilla de la fuente no estoy seguro de que tipo de poder tengas pero si derribaste a Jenell y a Aston algo debió suceder.
- Algo que quizá yo no hice
- Inténtalo ¿Por qué no puedes creer en ésto? Por algo estas aquí
- Por qué simplemente fui un error, yo lo sé- dijo moviéndose instantáneamente de allí, sin escuchar a Roland,  caminando en círculos sin saber la razón por la que él estaba allí. Pero entonces se volteó y se dirigió con crueldad hacia él- Quizá fuiste tú pero sigues sin darte cuenta de lo que haces.
- Si estoy aquí para ser atacado no veo razón de seguir ayudandote
-Está bien- bufo- Continúa
-Creo que podremos lograr que manifieste tu fuerzas si tocas la roca directamente, ellos intentaron atacarte y mira como término.
- Y que, ¿Me quedo aquí posando esperando a que algo suceda?
- No, ¡Debes esforzarte!
- ¿Esforzarme con algo que jamás he hecho, visto y ni siquiera pensado?
- Enojate, utiliza tus emociones, grita si es necesario.
- Una loca también...- susurro para si y espero aún más.
Parecía que tambores sonaban esperando el gran momento pero estando sólo allí en silencio nada sucedio, nada cambio.

-Intenta.... cerrando los ojos. - La cabeza de Roland daba vueltas como si eso fuera su destino, romperse de estrés por no conseguir algo tan simple.
-¿No quieres que también me ponga a danzar y cantar profanidades?
Él estuvo a punto de lanzarse su mirada amenazante que tanto le funcionaba pero entonces en la sonrisa de ella se detuvo, era claro que el parecía divertida aquella situación y aunque lo estaba sacando de sus estribos por alguna razón no quería fallar por y para ella.

-Solo inténtalo- repitió como por décima vez.
-No va a pasar nada

Y tal como lo dijo, lo único que cambio fue la tensión que existía entre ellos dos.

-Algo estamos haciendo mal
-O quizá nunca pasará nada

Roland volteó los ojos y siguió dándole un millar de instrucciones distintas, desde que pensará en algo hermoso, hasta intentarla enloquecer con sus palabras.

-Me rindo- dijo simulando intentar arrojarse al Leteo y volviéndose a él con una rostro indignado. Entonces Roland intento jugarse su última carta abrazándola, acercándose a ella lo suficiente como para que se le acelerase el corazón, pero no sintió que algo quemará o doliera, nada mas que la desepción de no poder lograr cambiar las espectativas de Edelina las cuales eran casi inexistentes.

*

- ¿Porque todo es tan complicado?- dijo Edelina recostada sin tan solo poder hacer nada para sentirse tranquila. Mirando el techo colorido de la habitación de Verneria.
- No lo se...
-¿Cómo has logrado estar aquí tanto tiempo? Me estoy volviendo loca.
Ella soltó una risita y hablo entre sus pinceladas
- Por eso pinto- dijo sonriente- La delicadeza que esto guía es inexplicablemente reconfortante
-¿Me enseñarás?
-Si claro, también se brujería y cantos satánicos
-¿¡Enserio!?- dijo Edelina sonriente e interesada
-Nop

Verneria poco a poco parecía convertirse en su mejor compañia, y estando allí siempre no había nada mejor. Pasaba las tardes enteras junto a su nueva amiga y al igual que aquel día no pensó en irse hasta que la cama de Verneria ya no estaba disponible para sus súbitas bromas.
Caminó fuera del recinto con una sonrisa pensando con más entusiasmo del que nunca había tenido por saber si algún día tendría algún don como el de Verneria, cualquier cosa era perfecta.
Peri entonces sintió el corazón en la garganta provocandole un único dolor que asemejaba una daga en su mente, una daga quizá en alguna parte de su pecho, en un sueño aún no encontrado.
Roland jugueteaba en el fondo con aquella hermosa chica, aquella pelirroja tan linda que siempre sonreía, aquella sonrisa que ahora iba dedicada a él.
De hecho incluso se reía a carcajadas de alguna cosa que ella ignoraba pero arruinando su incógnita allí Agnez abrazo a Roland, observando a su espía a lo lejos quien ahora no sólo había perdido el control del color ardiente de sus mejillas sino el de su misma dignidad. Las pequeñas pecas que decoraban el rostro de Agnez se volvieron blancas por completo a la par de sus coloridos ojos mientras le dedicaba una sonrisa a Edelina y luego se separo de él volviendo a su estado normal.
¿Aquello habia sido una amenaza? Se pregunto Edelina pensando en Medusa, aquella mujer con electrizantes serpientes en la cabeza.

Segundos después Agnez se alejaba del lugar dándole paso a ella junto a él.

- Veo que finalmente te abriste a alguien- Dijo Edelina en un tono tanto burlón como molesto.
-Supongo.
-¿Cómo es ella?- dijo aún sabiendo que le mira cada día de cada semana en las extrañas clases innecesarias para si misma.
-Es linda... si, linda

¿Linda? ¿Solo eso?

-¿Ella si tiene poderes? ¿Si tiene magia?- dijo tomándole un sentido más personal a la conversación
-No lo se y no me importa- contestó  apático casi en son de reclamo
-Bien... bien- Edelina siguió su paso sin saber que acababa de pasar, ¿bien? ¿Qué respuesta era esa? Se había quedado sin palabras sin siquiera darse cuenta y eso le enfureció más de lo que le hizo el estar toda la tarde fingiendo hacer algo con su inexistente magia.

Pero entonces en aquel momento de tensión las cosas para ella dieron un cambio inesperado, Roland caminó con grandes pasos hasta ella deteniendola.

Y por primera vez se armó de valor, para que sin siquiera pensar en su reacción se acercó a Edelina con deseo, acarició su mejilla separando los cabellos que le cubrían la frente mientras trataba de imitar sus movimientos para poder recordarlos luego, se concentró en ella y en lo que el sentía ignorando completamente como Edelina se había quedado en silencio como si no fuera capaz de procesar lo que estaba sucediendo lo cual simplemente dejo que él continuará con su extraño juego que le daba sensaciones diferentes a las que alguna vez había sentido, es que acaso ¿Era por ser él? Se dejó mimar sin ningún impulso a seguir ese rumbo, pero justo en el momento que sintió que Roland... el chico que siempre estaba en los peores momentos ahora mismo la estaba besando, sintió sus juguetones labios y su sonrisa escondida tras sus ojos que ya no se enfocaban en mirarla. Finalmente ella cedió, dando el primer movimiento desde que se habían quedado allí, parados frente a frente. Estaban unidos por algo más que físico; ese parecía y se asemejaba tanto a un abrazo del tiempo, que te decía "Iremos juntos"
Su presencia era cálida, completa, algo que ella había deseado hace tanto, él ya no era cruel ni bruzco incluso ni siquiera apasionado pero era dulce y delicado. Roland no estaba intentando seducirla o desnudarla quería que ella lo amara tanto como lo hacía él. Le estaba ofreciendo algo de lo que jamás había podido presumir, un joven enamorado.

Pero sin dudarlo Edelina terminó por separarse en el momento que su entendimiento regresó y miró como las manos de aquel joven acariciaban su cintura, casi con desagrado Edelina se alejó de él con brusquedad dando pasos rápidos hacia atrás.
- No - dijo ella tras su mirada de desaprobación- No quiero volver a sentir que necesito de alguien.
- Edelina... Yo...
- No creo que tenga la capacidad suficiente solo para vivir, mucho menos para tenerte a ti. No puedo, lo siento.

Edelina recorrió sus manos por sus hombros, cubriendo el temblor que sentía al no poderlo mirar con la confianza misma que debía tener. Y entonces cuando sus piernas fueron lo suficientemente fuertes corrió directo a la puerta de su habitación para poder escapar de si misma, con la intención de no regresar jamás.

Roland por su parte regreso al kiosko, se sentó en la orilla y miro su reflejo pensando ¿Qué estaba mal? Siempre algo estaba mal pero por primera vez no tenía idea de lo que había pasado.

Después de que los dos jóvenes dejasen el lugar, la figura que había estado observando la escena desde las sombras se movió continuando su camino al interior de las instalaciones, mientras con gusto memorizaba el nombre de aquella chica.

*

Edelina entró sin aliento al interior de su habitación. Echó el pestillo de la puerta y corrió las cortinas de las ventanas, para cuando quedó en la habitación en penumbras se deslizó en la pared hasta quedar sentada en el suelo.
Estuvo quieta unos segundos eternos esperando, esperando a que algo sucediera.

Ella dejó escapar un suspiro agudo, desesperado, mientras pasaba las manos por su cabello apartándoselo del rostro.
¿Qué acababa de pasar?

Nota de la autora:
Capítulo nuevooo, y en el mismo mess, Jajaja este capítulo me tiene muy feliz porque en realidad llevaba mucho tiempo guardandolo para establecerse y creo que encontré su momento.
Espero que les guste y prometo intentar publicar cada semana como se debería uwu
Con mucho amor.
PandaWilde

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2019 ⏰

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