09

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Conocer al padre de Liam fue todo un caso. Era un alfa de lo más alegre y pícaro. Todo un Don Juan. Aunque le desconcertó el pequeño detalle de que el padre de su alfa era oscuro como el sol y que sus ojos tenían el color de los zafiros.

Ninguno de sus hijos había sacado sus rasgos.

El desayuno estuvo colmado de risas gracias a él. Zayn estuvo a punto de atragantarse muchas veces. Le agrado de inmediato.

—Debió ser duro para tu hermano y para ti, crecer sin unos padres que los apoyaran.—El padre de Liam lo miro, interesado en escuchar su historia. —Dime... ¿Tu hermano a que se dedica?

Bien, explicar eso no era sencillo.
—Tiene múltiples empleos. A veces trabaja en hoteles, restaurante, en oficinas...
— Ahora mismo anda de viaje supervisando la compra de unos terrenos en Londres para expandir nuestra cadena hotelera.

—Un muchacho trabajador. Debe ser un gran alfa.

—Lo és.

—¿Y tú qué más haces a demás de estudiar fotografía?

—Zayn era ayudante en la cocina del hotel donde yo trabajo.

—¿Era?—La madre de Liam frunció el ceño. —¿Qué pasó?

—El chef tiene poca tolerancia y yo soy propenso a causar muchos problemas. —Murmuro Zayn.

—Encontraras algo pronto, te lo aseguro.—La Sra. Payne le dió una sonrisa reconfortante.

—Entonces, pequeño....—El alfa alzó la voz, bastante socarrón.
—¿Vas a hacer a mi cachorro alguien respetable? Mira que muchos han querido tenerme como suegro. ¿Qué dices? ¿Serás tú el afortunado?

—Nosotros aún no hemos hablado acerca de eso—Zayn sentía sus mejillas enrojecidas.

—¿Y porqué diablos no?

—Papá...

—¡No, Liam!—El alfa le dió un puñetazo a la mesa. El Sr. Payne tenía la costumbre de emocionarse de más al hablar.
—¡Lo trajiste a conocer a tu familia, más claro no puede estar!

—Oye papá....— Roman intervino. —Dejalos que vayan a su propio ritmo.

—¿Pero tú de qué me hablas? ¿A qué ritmo tienen que ir? Te contaré una cosa, Zayn. Cuando yo conocí a la madre de mis hijos...

Todos en la mesa, incluida la señora Payne rodaron los ojos, como si pensaran "Ahi va otra vez".

—¡Aunque rueden los ojos, igual lo voy a contar! —El alfa carraspeó.— Yo vivía en la ciudad, en un pequeño apartamento, trabajaba como ayudante en un almacén mientras estudiaba administración por la noche. Uno de tantos días, la ví.

—Aqui se vuelve un poeta. —Liam se inclinó para susurrarle al oído—No pierdas detalle.

—Entrando al almacén, con la luz de media tarde enmarcando su silueta, entró la criatura más hermosa que mis ojos habían visto nunca...

—¡Ahí estaba ella!—Grito Roman soñador. Para darle más dramatismo.

—¡Con su cabello suelto siendo acariciado por la fría brisa otoñal!—Se unió Niall.

—¡Mientras sus pasos la llevaban, sique ella pudiera preverlo, directamente a su nuevo destino, que serían...!— Liam se unió dando una pausa dramática. Luego, todos en la mesa, incluida la señora Payne gritaron.

—¡Los brazos de este alfa guapo y encantador!

Zayn no pudo contener la risa y se deshizo en chillidos alegres.

—¡Ah pero como molestan! —El padre de Liam suspiró.—Fue un gran día. Y veintitantos años después, aquí estamos. Lo que te quiero decir pequeñito, es que cuando el indicado aparece en tu vida, tu simplemente lo sabes y no hay que dejarlo pasar. Eres la primera pareja que Liam trae a casa. Y yo nunca ví a mi hijo más feliz y orgulloso. Cómo cabeza de familia, te doy la bienvenida. Así que cuando esté cachorro te haga la pregunta, porque sé que lo hará, no lo pienses mucho y acepta. ¿De acuerdo?

El corazón de Zayn se quebró ante semajantes palabras, tan llenas de significado. Estando sentado al lado de Liam, con su familia dandole la bienvenida y aceptandolo, se sintió terriblemente mal. Les mentía a todos. Esas maravillosas personas que no tenían reparo en recibirlo bajo su techo, a pesar de no conocerlo del todo y que lo aceptaban como la pareja de Liam, tenían frente a ellos a un mentiroso.

Él no merecía semejante muestra de confianza y afecto.

—Zaynie... No llores.—Liam estuvo en segundos besando sus lágrimas.

—¡Ya ves lo que has hecho!—La madre de Liam le dió un golpe en la cabeza a su compañero.—¡Ya lo abrumaste!

—Yo digo que más bien lo asustó.—Se burló Roman—¡El pobre ya siente que lo emparejan con semejante estúpido!

—Puede ser algo idiota, pero está guapo.—Lo consoló Niall, su risa limpiavidrios resonando en el comedor.

—¿Zayn que pasa?—Liam estaba preocupado. —No llores...

—Lo... siento...—Zayn de obligó a tranquilizarse.—Todo esto me conmovió, eso es todo.

Semejante mentiroso. Lo acusó su conciencia. Te están dando la bienvenida a su familia. Y te parte el corazón pensar que si se enteran de que estás jugando con los sentimientos de su hijo, te van a odiar.

— Aww nuestro Zayn es muy sensible.—La Sra. Payne miro a todos en la mesa con severidad. —Ni se les ocurra hacerlo llorar de nuevo. ¿Está claro?

Las risas volvieron, pero Zayn no pudo levantar la mirada durante el resto del desayuno.

Nadie lo notó, a excepción de Niall, que no podía apartar sus ojos de la piel inmaculada del omega, sus mechones oscuros bien peinados y sus facciones delicadas. Sus modales en la mesa, impecables. Su postura erguida y sus movimientos fluidos. Había algo que no le terminaba de convencer, no porque el pequeño no le agradara, era lo contrario. Era tierno y le hacía querer apretujarlo en sus brazos.

Es que había algo en Zayn y su historia que simplemente no cuadraba. Para tener múltiples trabajos, sus manos parecían más las de alguien que jamás mueve un dedo, con su manicura perfecta. Se expresaba con palabras demasiado refinadas y su ropa de diseñador, otro indicio que lo desconcertaba. Ni uniendo el sueldo de todo un año, se podría costear el atuendo que Zayn cargaba encima. Y por las maletas Loui Vuitton, Niall sospechaba que habían más prendas Gucci y gafas Dolce & Gabanna en el equipaje del Omega.

Niall se propuso una tarea.

Averiguar que escondía la pequeña pareja de su primo.

Chiquito, Bonito y Caprichoso (ZIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora