Senderos de amor [Abeshiya]

Capítulo 1

[Hanae Ashiya]

Si me preguntan cuándo empezó, diría que fue el día en que mi madre murió. Tenía 7 años, me había quedado solo en el mundo y estar en ese orfanato era lo único que obtendría en la vida, que nadie podía querer a alguien como yo; o al menos eso es lo que creía. Meses después de su muerte, un hombre me adoptó, me dijo que él y su hija serían mi familia, yo no podía creerlo.

Al cruzar la puerta de aquella casa, una pequeña niña, dos años menor que yo, tomo mi mano y con una cálida sonrisa me dijo:

— Ahora, eres mi hermano mayor.

Eso fue suficiente para sonreír y sentirme como alguien necesario. Con el tiempo me sentía parte de la familia, podía ver a su padre como el mío e incluso su amigo de la infancia, se convirtió en el mío.

Desde entonces me dediqué en cuerpo y alma a ser un buen hijo, un buen hermano, un buen amigo. Crecí, siendo sobreprotector con Zenko; no permitía que cualquiera se le acercara y Haruitsuki, me apoyaba con mi cometido, sin darme cuenta eso se volvería contraproducente.

En la secundaría grandes cambios, nos esperaban; lo que para muchos era grandioso, para mí fue confuso, frustrante. Yo no pase por grandes cambios físicos, pero sí emocionales; pensaba que las chicas eran lindas, pero ninguna parecía atraerme realmente.

Cuando me di cuenta mis ojos seguían cada movimiento de Haruitsuki, más de lo que solían seguir a Zenko; cuando su voz se volvió más gruesa, mi piel se erizaba al oírla. Comencé a contemplar cada rasgo de su rostro, su cabello y en clase de deportes, observaba su cuerpo, no lograba entender del todo que era lo que me pasaba. Hasta que una noche soñé con él, entonces comprendí que me gustaba.

Pasar tiempo con él se volvió importante, disfrutaba de estar en el mismo curso, de compartir gustos por los deportes, de proteger a mi hermana; porque creí que él la veía con los mismos ojos, pero me equivoque.

Mientras nosotros cursamos segundo de preparatoria, ella se encontraba en tercero de secundaria; una tarde mientras regresamos de casa, encontré un cachorro blanco escondido entre los arbustos. Sin pensarlo lo tomé y cuando gire con él entre mis brazos; me di cuenta de que a Zenko le gustaba Haruitsuki y él no le era indiferente.