1. Entrevista de Trabajo

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Chan miró su teléfono, queriendo comprobar la hora. Era la quinta vez en cinco minutos que lo hacía, como un tic, ansioso, nervioso, incapaz de quedarse simplemente esperando.

No sabía qué esperar, ni tampoco a quién esperar, así que de manera automática levantó la cabeza, miró a ambos lados, luego a la puerta y nuevamente a su teléfono móvil, comprobando la hora una vez más.

¿Y si el tipo no venía?

Se le hizo un nudo en el estómago. De forma ansiosa movió la pierna izquierda, llevándose luego la mano derecha a la boca para morderse las uñas, desesperándose más y más con cada segundo que pasaba.



—¿Tú eres Chan? — Una voz desconocida pero profunda lo sacó de sus pensamientos, haciéndole girar el rostro hasta quién le hablaba.

—Sí, soy yo — Asintió, mirándolo con atención. Realmente no sabía qué esperar cuando se había contactado con la conexión que le llevara hasta el sujeto que tenía frente suyo, pero definitivamente no era a él.

—Seungcheol — Se presentó el hombre, estirando la mano para estrechar la de Chan de forma amigable, sentándose luego a su lado —Lamento haberme demorado, pero tenía otros asuntos qué atender —

—Sí, no te preocupes, está bien — Chan mordió nerviosamente el interior de sus mejillas y continuó moviendo su pierna de forma ansiosa, no tenía ni idea de cómo abordar el tema.

Miró de reojo al hombre a su lado, quién tranquilamente revisaba algunos mensajes de texto; ¿así lucían esos negocios?

—Entonces… — Comenzó a decir Seungcheol, guardando nuevamente su teléfono móvil, por fin concentrándose solamente en el chico a su lado. —Nayoung me dijo que quieres empleo, ¿cierto? —

Chan asintió con la cabeza como única respuesta, observándolo de vuelta en completo silencio.

—¿Y puedo preguntar por qué? ¿Qué te hace venir a mí buscando trabajo? ¿Qué vienes buscando a esta entrevista? — El hombre estaba concentrando únicamente en él, de hecho, estaba tan concentrado en él, que Chan sentía como si, además de estar esperando sus motivos, estuviera analizando sus movimientos y su lenguaje corporal.

—Yo… —

—¿Qué edad tienes, Chan? — Lo cortó Seungcheol, antes de que dijera cualquier cosa.

Inmediatamente Chan se tensó. —Diecinueve años —

—¿Y qué te hace venir a mí buscando trabajo a la tierna edad de diecinueve años? Necesito que me des respuestas, porque mi tiempo es dinero y no me gusta perderlo  —

—Mi mamá — Comenzó a decir el menor de ambos, —Mi mamá está muy enferma. Ella está internada en una clínica desde hace algunos años, pero desafortunadamente se acabó el dinero y sino pago… la echarán fuera — El chico por fin se sinceró. Tomó un respiro profundo, le era difícil contar aquello, pero era la realidad, necesitaba ese trabajo, necesitaba que su futuro jefe supiera que estaba desesperado —Ella tiene esquizofrenia y si la echan a la calle estará destinada a vagar, estará sucia y sin hogar y yo no quiero eso para ella, necesita tratamiento, necesita que la cuiden y le den sus medicamentos —

—¿Y por qué no buscas un trabajo normal? — Preguntó Seungcheol, luego de algunos momentos en completo silencio tras haber el menor acabado su historia.

—Los trabajos normales no pagan bien si no tienes estudios superiores y yo no tengo tiempo para ir a la escuela, yo necesito dinero para ayudar a mi mamá y lo necesito ya —

—La prostitución no es para cualquiera, ¿sabes? —

—Puede ser, pero yo estoy desesperado y haría cualquier cosa por mi mamá —

Seungcheol lo observó unos minutos en completo silencio, sin gesto alguno, con una expresión que no le daba ni un sí, ni un no.

Esto era todo, si no conseguía éste empleo estaba perdido, no se le ocurría nada más y, con los trabajos tontos que hacía día a día, no le alcanzaba ni para él, mucho menos podría ahorrar dinero para comenzar a pagar él solo los tratamientos de su madre cuando se llegara el momento.

—Mañana a la cuatro — Comenzó a decirle el hombre, rebuscando entre su ropa algo con lo que eventualmente dio: una tarjetita que tenía una dirección escrita a mano. Se la tendió y Chan la tomó sin reparo, escuchándolo con atención —Trae tus cosas, te presentaré con mi socio y veremos qué pasa —

—Pero si llevo mis cosas y a tu socio no le agrado… —

—La vida es dura, niño, hazte a la idea — Seungcheol se levantó de la mesa luego de revisar la hora en su teléfono móvil — A las cuatro en punto en esa dirección, ¿bien? Con tus cosas — Y tras decir aquello, sin ninguna clase de formalidad más, le abandonó, dejándole sólo con la tarjetita en la mano y la esperanza de poder hacer alguno bueno por primera vez en su vida.

Jardín [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora