Seungcheol y Jihoon habían sido amigos desde la secundaria, así que volverse novios al finalizar la preparatoria parecía ser el paso más natural que pudieran tomar.
Dejaron juntos la pequeña ciudad en la que crecieron para mudarse a Seúl con sueños grandes y bolsillos vacíos, después de todo ir a la universidad no era algo que ninguno de los dos quisiera realmente hacer; tuvieron suerte en encontrar un pequeño sitio donde vivir, barato si lo pagaban entre los dos y horroroso, pero era peor que no tener nada, ya irían mejorando cuando consiguieran trabajo.
Apenas unos meses después de eso un hombre llegó a la cafetería donde Seungcheol trabajaba como barista y apenas verlo, le ofreció trabajo en uno de sus clubes como host, explicándole que encajaría perfecto.
Así pasó, de hecho, y Seungcheol pudo traer a Jihoon a trabajar con él, haciendo que el menor dejara su mal pagado empleo como ayudante en una librería; Jihoon también encajó perfecto.
El dinero comenzó pronto a ser la menor de sus preocupaciones, al menos para Seungcheol, quien con el tiempo comenzó a percatarse que su amor por Jihoon no crecía, ni evolucionaba. Estaba allí, por supuesto, era amor... pero no amor romántico. Lo amaba, solo que no como se ama a una pareja. Aún así, Seungcheol decidió guardar silencio por el bien de Jihoon, porque sabía lo mucho que el menor dependía de él.
Jihoon era una persona que se deprimía muchísimo y a quien, como amaba tanto, decidió que no podía romperle el corazón. Iba a ser fuerte por los dos, necesitaba serlo.
Ambos aprendieron bastante siendo hosts, no solamente cómo tratar a las personas sino también cómo leerlas y complacerlas. Cuando el club donde trabajaban cerró, tenían las herramientas perfectas para continuar por su cuenta en un asunto más o menos parecido: citas pagadas. Junto a otros dos compañeros del club lograron arrancar el negocio y con el tiempo, cuando se dieron cuenta de cuánto podían ganar, se movieron hacia la prostitución.
El jardín empezó con cuatro personas, gracias a las constantes presiones de sus otros dos compañeros, siendo enteramente administrado y movido por Jihoon y Seungcheol.
Seungcheol era una persona a la que le gustaba mucho ver lo mejor de las personas y tendía a ser demasiado confiado, eso les trajo algunos problemas, pero no se negaba jamás a ofrecerle trabajo y casa a quien lo necesitaba y se lo pedía. Por supuesto, poco a poco la casa y el negocio crecieron pero eso trajo el quiebre de la relación de pareja de los dos, pero no por ello dejaron de estar juntos... complicando aún más todo.
—¿Estás nervioso? — Preguntó Mingyu, quien se encargaba de peinar a Chan, utilizando sus dedos y algo de spray para estilizarle el flequillo.
—Sí, pero también tengo mucha curiosidad sobre todo esto — Confesó el menor, tratando de mantenerse quieto para no arruinar el trabajo de Mingyu.
—Todo estará bien, siempre habrá alguien acompañándote a todos tus servicios, puede que sea Seungcheol, Jeonghan o incluso yo. Te llevamos y te recogemos, inclusive a veces te esperamos en el estacionamiento hasta que termine el servicio — Comentó el mayor, queriendo dar seguridad a Chan, sabía que podía sonar peligroso pero lo tenían todo contemplado y cubierto, no trabajaban a ciegas.
—Entonces realmente no hay nada de qué preocuparse — Chan dijo aquello con convicción, pero lo decía más para él mismo que para Mingyu.
ESTÁS LEYENDO
Jardín [SEVENTEEN]
FanfictionSi el dinero está hecho de papel... técnicamente crece en los árboles, ¿no? Para alguien que lo necesita desesperadamente, la prostitución es sólo un amplio jardín lleno de posibilidades.