3. Las reglas

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Chan abrió los ojos y entró en pánico cuando no pudo reconocer el sitio en el que se encontraba. Le costó cinco minutos enteros recordar que se encontraba en su nueva habitación, en su nueva casa, en su nueva vida. Suspiró largamente y se levantó de la cama, directo hacia la puerta, saliendo de la habitación hacia el pasillo y se dirigió escaleras abajo, donde podía escuchar voces.

Una vez bajó las escaleras se dio cuenta de que las voces provenían de la cocina, así que sin más reparos se dirigió hacia allá, todavía sintiéndose algo ansioso por todo lo que estaba acontenciendo en su vida.

Jihoon, Seungcheol, Jeonghan y Minghao estaban allí, pero también había rostros que no conocía.

—Buenos días — Chan entró en la habitación, saludando a sus nuevos compañeros de trabajo y de casa. 

—Hey chico nuevo — Jeonghan lo saludó sonriente, estaba bebiendo café de una taza color azul pastel  —¿Cómo estuvo tu primera noche en la casa de las putas? — Se rió entre dientes, y Minghao se rió a la par suya.

—Ese es un nombre terrible, creí que habíamos acordado llamarle la casa del placer — Una de las personas que no conocía dijo aquello, ella estaba sentada sobre el regazo de un chico al que tampoco conocía. 

—Seungkwan, ese nombre es espantoso también — Se quejó Minghao, haciendo un gesto.

—Lo que sea entonces — La chica, Seungkwan, se cruzó de brazos en un evidente berrinche y se encogió de hombros, haciendo que su corto cabello rojizo rozara contra sus hombros. 

—Chan, estos son Seungkwan y Hansol — Seungcheol los presentó  —Seungkwan, Hansol, éste es Chan y está trabajando con nosotros a partir de ahora —Finalizó el jefe con toda formalidad, volviendo a su taza de café. 

—Bienvenido, bro — Hansol levantó la mano derecha e hizo una especie de seña con los dedos, misma que Chan imitó de manera torpe e incómoda.

—Lo que sea, estamos hablando de todas las cosas que compramos ayer, así que siéntate para que puedas observar también — Sugirió la chica de cabello corto, metiendo las manos a una bolsa negra que se encontraba en su regazo. —Les va a encantar esto, chicos — Comentó emocionada, sacando por fin un estetoscopio rosa a la vista de todos. —Taadaa —

—¿Para qué diablos es eso? — Preguntó Minghao ladeando el rostro hacia un costado, extrañada y confundida.

—Para revisarte el corazón. ¿Qué, Xu? ¿Nunca has ido al doctor? ¿China también le puso un ban a los hospitales al igual que a todo lo que es divertido? — Jeonghan comentó aquello rodando los ojos, evitando las ganas de reírse y aquello le hizo ganarse un golpe por parte de la pelirroja. 

—Sé para qué sirve eso, pregunto para qué realmente podría utilizarlo yo en mi día a día — Minghao frunció los labios, volviendo a dejar un golpe suave en el brazo de Jeonghan. 

—Tú mejor que nadie debería saber eso, Hao, tus clientes son los más excéntricos. ¿Qué tal si un día quieren que te vistas de enfermera? — Seungkwan negó suavemente con la cabeza, para ella eso era más que evidente, pero al parecer para todos los demás no —Anda, Jihoon, enséñales cómo utilizar este bebé — Comentó pasándole el estetoscopio al más bajo. 

Jihoon se colocó el estetoscopio y se giró a mirar a Seungcheol a su derecha; comenzó a revisarlo y se tomó algunos segundos para sonreírle de manera sexy y traviesa al mayor. —Sí, el cáncer se ha extendido, solamente te queda una semana de vida — Comentó, quitándose el estetoscopio —¿Quieres un oral? —

Jardín [SEVENTEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora