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El atardecer

Era definitivamente lo más hermoso que vería, en medio del bosque se encontraba él, buscaba con todas sus fuerzas encontrar aquella belleza incomparable, pero que aun no la hallaba, lo más cercano a él fueron los atardeceres.

Deseaba encontrar el amor y comparar los atardeceres, comparar la belleza de ambos, pero era joven, inexperto, lleno de confusión pero más que nada, no era libre, no era del todo dueño de sus decisiones, era esclavo de su vida.

No tenía nada que hacer, solo debía aguardar, esperar porque aquel amor llegara y lograra liberarlo de su esclavitud, de su cárcel. Escuchó un ruido venir desde el centro del bosque, pero segundos después su nombre siendo pronunciado por la persona que menos quería ver aquel hermoso día.

-¡Juni!-Se acercó a su llamado, aunque no deseaba estar allí, debía seguir ordenes.

-Señor-Hizo una leve reverencia al hombre de elegante traje, su amo, o mejor dicho su dueño.

-¿Dónde estabas?- No podía decirle, aunque no estaba haciendo algo malo, él no debía enterarse, no debía saber que deseaba huir, escapar de sus garras.

-Estaba dando una vuelta por el lugar, señor- Él debía ser su escudo, protegerlo de todo mal y por ello debía dar rondas por el sitio para evitar que extraños se acercaran a la gran casa

-Esta bien, entra-Hizo lo que se le ordeno, entro a la gran casa para hacer sus deberes, odiaba esa vida, pero él lo compró cuando solo era un niño, desde entonces debía seguir sus ordenes al pie de la letra.

-¡Juni!- La niña de cabello largo corrió a sus brazos, su cabellera rubia llegaba hasta sus muslos, tenía un cuerpo delgado, tenía aproximadamente 8 años, ella era su única amiga, la única que lo trataba como un humano y no como una cosa.

-Byul yi, ¿Qué haces aquí?- Ella no podía estar con él, lo tenía prohibido.

-Quería verte, vamos a jugar- Él jugaba con la niña desde que esta apenas cumplió sus tres años, cuando le dejaron verla, pero desde que se encargaba de la vigilancia tenía prohibido dejar sus deberes.

-Lo siento pequeña, debo trabajar- La mirada en su rostro le conmovió, no deseaba dejarla esperando, al contrario quería jugar con ella, pero no podía y aunque lo sabía no podía negarse.-Esta bien, pero solo un rato.

Byul yi sonrió de oreja a oreja, adoraba a esa niña, era como una hermana menor para él, la hermana que nunca tuvo.

Las horas pasaron, ellos no lo notaron pero la oscuridad los alarmo, Juni se levanto rápidamente al notar que estuvo jugando todo ese rato con la niña, sabía su jefe se iba a enojar, pero no temía por él, temía por ella. Escuchó como la puerta se abría, su temor hizo presencia, a su lado se encontraba la niñera de la niña. 

-Juni ¿qué te he dicho?-En su mirada solo había enojo- Me decepcionas, después de todo lo que hago por ti.

Sintió asco, ira, pero más que nada miedo, temía por ella, Byul yi no había hecho nada, pero sabía la tomaría en contra de su pequeña amiga.

-Byul yi ven aquí- La niña miro por ultima vez a Juni para luego acercarse a su cuidadora, pero antes de llegar donde ella, él la tomó, se notaba la fuerza que ejercía en su pequeño brazo, ella se quejo, pero él no escuchaba.

-D~déjala- Su voz se quebró, notaba su mirada, no iba a parar, ahora solo podía esperar por un milagro, un milagro que no llegaría.

-Juni te di la oportunidad de hacer las cosas bien, pero me fallaste-El miedo se apoderó de su ser, no sabía que hacer, deseaba ser más fuerte, poder ayudarla, pero solo podía mirar como le hacía daño a su amiga, a su hermana.

Blood, Love And Tears⭐KookV ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora