Querido Dante,
Voy a dejar de hablar como una niña pequeña. No creo que esto merezca ser escrito por alguien que nunca ha sabido lo que quiere en realidad. Por una vez, voy a intentar ser alguien.
¿Recuerdas cuando nos conocimos? En ese parque. Donde yo contaba las estrellas mientras sonaba de fondo Snow Patrol y tu llorabas. Nunca sé que decir, ni cuando decirlo. Pero decidí que ya era hora de vencer a mi timidez y me acerqué. Te pregunté si ocurría algo, algo que pudieras contarme. Sonreíste y susurraste que no había nada que pudiera arreglar, que todo se había roto. Y hablamos. Hablamos de sueños esparcidos por el mundo y revólvers que disparaban contra nuestros frágiles corazones estúpidos. Aún lo son, que lo sepas.
Y tal vez tu corazón sea el más estúpido de todos, y tal vez el mío sea un campo de minas y no quede mucho atrás.
Pero te quiero, Dan. Te quiero más de lo que querré algún día a cualquier otra persona. Porque tú me has dado lo que nadie me ha dado nunca; porque cuando me abrazabas, me olvidaba de toda la mierda que hay en este mundo.
Voy a buscarte, Dan.
Porque te quiero. Y quizás esto te lo han dicho muchas chicas, pero estoy segura de que ninguna de ellas lo sentía como yo. Estoy segura de que ninguna de ellas lo decía de verdad.
Porque te quiero.
Hasta que todo acabe,
Siena.
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Siena
Short StoryºNo se olvidará de ninguno. Ni del joven que murió y yace ahora enterrado ni de la doncella que murió también y fue enterrada con élº Walt Withman