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La pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez o también nos hemos preguntado qué tan largo debe ser el capítulo, si 200 palabras o 2000 son adecuadas... en fin, la respuesta a esta pregunta es simple: depende de ti.
Lo importante, es que los capítulos deben cumplir su función, no influye en absoluto la extensión, por ejemplo, una mayor cantidad de capítulos de menor extensión pueden servir para crear una sensación de agilidad, por otro lado, mientras más largos sean los capítulos, da una sensación de mayor calma, por lo que puede ralentizar la temporalidad en la historia. Más que nada, la extensión depende de acuerdo con las intenciones del autor y las necesidades de la obra, independientemente del género que sea.
Sin embargo, ¿cómo sé que mi capítulo ya está listo para publicarse?
Antes que nada, recordemos, qué es un capítulo, definiéndolo como una división que se hace en un libro u otro tipo de documento escrito para facilitar la lectura y el orden e integración de los contenidos.
No olvidemos que lo ideal sería que cada capítulo se centrará en un acontecimiento, un personaje o una historia y debe mantener coherencia con la trama principal. Debemos considerar que está compuesto de tres partes: inicio, desarrollo y desenlace, es decir, "tiene pies y cabeza". Los primeros párrafos plantearán el estado de la cuestión; su parte central se ocupará del desarrollo del acontecimiento del que trate el capítulo, pero deberá contribuir al progreso de la trama general.
Para lograr esto, como autor, debes plantearte algunas cuestiones y detalles importantes, por ejemplo:
¿Dónde se desarrolla la acción?
¿Dónde están los personajes en el contexto de la historia?
¿Dónde los he dejado y qué harán ahora?
¿Cuál es la información más importante que se quiere dar en este capítulo?
Existen además algunos métodos para empezar los capítulos de acuerdo al tipo de narración:
Un principio basado en la acción
Cuanto antes comience la acción en un capítulo, antes se verá empujado el lector por su impulso. Es decir, no describas tantos detalles de la acción, ¡muéstrala! ¿Cómo? Aquí hay dos claves: el tiempo y el impulso. Lo mejor es ir directamente a la acción sin detenerse en dar explicaciones sobre los personajes o sus motivaciones, así el interés del lector permanecerá latente. Una recomendación: lo mejor es escribir primero la acción y luego dar la explicación de la motivación del personaje.
Un principio basado en la narración
A algunos escritores les gusta empezar los capítulos con un resumen narrativo que sitúa al personaje o describe el escenario donde tendrá lugar la acción. Este método hay que saberlo utilizar bien y hacerlo sin prisa y con detenimiento porque se trata de recrear la ambientación y mantener la atención del lector antes de entrar en la acción, es decir, informar del pensamiento o de las intenciones del personaje que no se pueden mostrar con la acción.
