A tu lado.

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Cuando abrió los ojos ella seguía a su lado, ni siquiera había tenido tiempo para meditar el asunto cuando ya se encontraba en sus brazos de nuevo y ahora la veía dormir de esa forma tan apacible que seguramente solo Natasha tenía.

La recorrió con los ojos muy despacio, aún sin maquillar ella era hermosa, sin duda se había sacado la lotería al estar con ella y entonces llegó al vientre en dónde su hijo crecía.

Barton deseaba una familia, una grande aunque aún le parecía estar soñando que fuera Natasha quien se encargara de eso, se había resignado a lo que una vez le contó, eso de no poder procrear y del dolor que eso le causaba a su entonces amiga y verla así era tan extraño.

Pudieron adoptar, lo había pensado en alguna ocasión aunque jamás llegó a comentárselo pues para ese entonces se habían distanciado pero eso que ahora presenciaba era aun mejor por que era una persona mitad de él y mitad de ella, la unión perfecta que siempre anhelo quien crecía en las entrañas de la mujer de su vida.

Se acercó sin hacer movimientos bruscos y colocó el oído sobre de Nat, en un principio solo escuchó el eco de su corazón y después escuchó como si olas se movieran  ahí dentro de pronto sintió un fuerte golpe que lo levantó asustado. Volvió a acercarse y de nuevo un golpe lo alejó.

—Déjalo en paz Barton,  está agotado — dijo Natasha aún si abrir los ojos.

—No te duele eso que hace. — dijo volviendo a su lugar en la cama y abrazándola de nuevo siendo cuidadoso de no poner demasiado peso sobre el vientre.

—Es incómodo pero me estoy acostumbrando — Natasha colocó una mano sobre el brazo de Clint — ya lo harás también.

Guardaron un minuto de silencio y la volvió a ver perdida en sus sueños de nuevo, era otra cosa que le causó inmediata curiosidad, cómo era posible que pudiera quedarse dormida con esa facilidad y sobre todo dándose cuenta de que el sol ya estaba en pleno.

La dejo descansar y se levantó, revisó la nevera esperando encontrar algo decente que poder ofrecerle a la chica como desayuno pero no encontró más que algunos huevos, waffles y café, sobre todo café. Se sirvió una taza y volvió a la habitación Natasha seguía en la misma posición en la cama.

Entonces su mente comenzó a trabajar de forma acelerada, no solo le preocupaba lo que pudiera pasar el día de mañana ahora pensó en lo que podría depararles el futuro, que pasaría si tuviera que salir corriendo a una misión importante como la de Sokovia, cómo mantendría a Natasha alejada de todos esos riesgos que seguramente a ella no le importarían correr pero que a él le preocupaban.

Pensó en si el equipo lo apoyaría a él impidiendo que la espía diera un paso más o si bien simplemente la dejarían hacer su trabajo de la misma forma que solía hacerlo. Tuvo miedo por primera vez, un miedo de no saber qué pasaría, de perderla tal vez en el parto de que aquello simplemente se esfumara de entre sus dedos y entonces Natasha también se esfumará con todos esos temores.

Ser padre sería una de las tareas más arduas sobre todo por qué conocía a la madre tan bien que no podría hacerla cambiar de opinión si alguna emergencia surgiera en los próximos minutos siquiera.

Escuchó que daba un respingo en la cama y se levantó en seguida mirándola con angustia, Natasha abrió los ojos y le sonrió.

—Te quedaste ahí solo mirándome Barton eres un psicopata — se levantó la mujer.

—Prepare el desayuno por si tienes hambre— no podía dejar de mirarla, le parecía realmente hermosa a esas horas de la mañana justo cuando era vulnerable, inocente quizás.

—Sí creo que comeré algo aunque no te aseguro comer de todo lo que seguramente habrás preparado — salió de la habitación hasta llegar a la cocina y miró que solo había café y dos huevos sobre la barra que aún no habían sido cocinados— ese es el desayuno que me preparaste — lo miró desconcertada elevando las cejas.

Barton se sintió miserable un instante antes de rascarse la cabeza y proseguir — sabes que no cocino mucho.

—Pero no has podido ni freír un par de huevos — negó con la cabeza acercándose a la estufa— tendré que hacerlo yo — Natasha comenzó a buscar en las alacenas un sartén y algunos ingredientes.

—Sería mejor si salimos por algo no lo crees —dijo serio y logrando que volteara en seguida.

—Déjamelo todo a mi quieres. — Natasha volvió a sus asuntos mientras Clint le sonreía de forma delicada.

No tardo mucho en hacer con aquello que había en la nevera un buen desayuno para los dos. Comieron sobre la barra para no ir al comedor y entre charlas y risas se sintieron nuevamente la pareja que jamás dejaron de ser.

—Siento haberme alejado tanto estos meses Tasha pero sabes que soy un hombre celoso y me cuesta tanto verte o si quiera pensar en que estás con alguien más.

—Clint Barton celoso quien lo diría jamás lo pensé — terminaba el último bocado — en cambio yo estaba feliz de verte siendo feliz con alguien más notas la diferencia.

—Yo no era feliz con nadie, no puedes decirme eso, es absurdo— se levantó y con sumo cuidado pasó la servilleta por los labios de la mujer para después depositar en ellos un cálido beso.

Natasha se quedo abrazándolo por la cintura, sus dedos se quedaban aferrados al cuerpo de Clint y de nuevo un fuego interno pareció querer cobrarse las que hacía mucho no pagaba. Subió de forma delicada las manos por los pectorales del hombre quien dejaba que lo acariciara solo mirándola de forma seria.

La había imaginado tantas noches desde que la conoció haciendo aquello, solo tocándolo sin decir nada, sin ninguna otra intension, siguió el ritmo de sus dedos hasta el cuello de donde se quedó sujeta mientras lo miraba directamente a los ojos.

—Tasha quiero decirte algo — seguía serio lo que le pediría a penas lo había pensado aquella mañana mientras la miraba dormir.

Natasha le sonrió esperando a que siguiera, seguía tocándole esta vez el cabello de la nuca del que tiraba con delicadeza para no lastimarlo.

—¿Te gustaría...— pensó en que pasaría si se negaba, no era el momento indicado para pensar de forma negativa pero lo hizo ese segundo antes de continuar, no se sentía lo suficientemente listo como para saber cómo reaccionar, pero ahora debía terminar la frase, Natasha lo esperaba. — te gustaría...venir a vivir conmigo?

Natasha se separo de él poniéndolo aún más nervioso, pero la mujer era astuta cual gato y sabía bien lo que pretendía, camino de vuelta hasta el salón, Clint la siguió en silencio.

—¿Crees que sea buena idea ? — dijo por lo que Clint entre ansioso y desconcertado no supo que responder— pero mira nada más tu gesto Barton, claro que es buena idea, es lo mejor que se te pudo ocurrir o estás dudando por qué no me has respondido aún.

—¿Porqué siempre me haces esto Natasha? —la miro más relajado.

Si podía llegar a ser cruel también sabía cómo regresarle la sonrisa. Le dedico una sonrisa seguida de una sensual mirada que Barton no logró resistir.

Heaven don't have a name Donde viven las historias. Descúbrelo ahora