Tomar el riesgo.

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Barton le acariciaba el rostro a la mujer que no quería que se alejara ni un poco, sus bocas se separaron pero no sus rostros, mantenían unidas las frentes.

—No está bien que hagas eso Tasha si tú sales con alguien más...—Barton la miraba con ternura.

—Pero en serio te tragaste el cuento aquel de que Steve y yo salíamos. —Natasha se apartó un poco.

—¿Qué no es así? Es decir ese beso se vio bastante real.

Natasha comenzó a reír —Por dios Barton que ingenuo eres, es un tonto video editado.

—Entonces no hay un Romanogers — dijo tomándole las manos.

—¿Qué es romanogers ? —pregunto sin dejar de sonreír.

—Algo que inventaron en la base tú sabes la unión perfecta de sus apellidos...tuyo...ya sabes Roman...ogers de Steve...si entiendes.

Natasha le tocó la mejilla mirándolo con dulzura —si creo que sí, eso suena muy bien pero no, no existe nada de eso.

—Entonces ven aquí — colocó ambas manos al rededor de sus mejillas y la llevó hasta su boca, no espero para volver a besarla esta vez siendo más atrevido llevando su lengua dentro de la boca de Natasha. Ella respondió al beso con la misma intensidad que Barton.

La espalda de Nat tocó el sofá, el cuerpo de Clint se posaba sobre de ella, en tantos años juntos jamás habían estado tan cerca, tan ansiosos por sentirse el uno al otro.

Las manos de Barton comenzaron a recorrer los muslos de Natasha, las piernas de la chica se habían aprendido a la cadera de Clint para no dejarlo escapar, Natasha comenzó a desabotonar la camisa del arquero tan rápido como podía hasta arrojarla sobre la alfombra, le miró el torso desnudo y lo deseo aún más, los brazos fuertes de Barton la levantaron con facilidad para poder correr el zíper del vestido de Natasha el que terminó en el mismo lugar que la camisa, se miraron un segundo antes de continuar.

—Estás segura de querer esto Nat, si lo hacemos no habrá vuelta atrás. — hablaba con la respiración entre cortada por la agitación.

—Es lo que quiero Clint, quiero que hagamos el amor. —Natasha lo miraba con sinceridad.

Al escuchar aquellas palabras Barton comenzó a besarle el cuello sin censura hasta perderse en las curvas de sus senos, los recorría suavemente con la punta de los dedos como si ella fuera de cristal y temiera romperla. Natasha era más salvaje al tirar con fuerza del cinturón de Clint para poder librarse de sus pantalones, cuando lo hizo sintió como el fuego subía más y más, lo deseaba demasiado.

Barton comenzó a bajar despacio por el cuerpo de Nat besándole con sumo cuidado cada parte, cada rincón, dejando en ella su esencia, también la deseaba pero sobre todo se dio cuenta de cuánto podía llegar a amarla, tanto o quizás más que a su propia vida.

Era capaz de todo por ella, de matar por ella, de morir por ella y eso era una sentencia, siendo lo que ambos eran, eso era correr demasiado el riesgo, pero lo valía. Aceptaba ese riesgo.

Subió de nuevo hasta su rostro y la beso sin dejar de mirarla a los ojos.

—Te amo Natasha Romanoff...—pasó una mano por el cobrizo cabello de la chica.
—Y yo te amo a ti Clint Barton —esbozó una sonrisa infantil.

Después de aquellas palabras se unieron, sus cuerpos dejaron de ser dos para volverse uno solo, un alma, un corazón.

Había valido la espera, todo por aquel momento en el que Barton podía escuchar el susurro de la voz de Natasha clamando por él, y Nat podía sentir al fin toda la pasión que sabía que su compañero escondía, que esperaba algún día poder despertar y que al fin lo había logrado.

Después de un rato perdidos entre caricias y palabras de amor,  la tomo de la mano y la sujeto con fuerza, un suspiro largo, el corazón latiendo más fuerte y después el paraíso delante de sus ojos.

Terminaron sobre la cama, Barton pasaba el brazo sobre la cintura de Natasha quien no podía dejar de sonreír ese día logró al fin conciliar el sueño.

Heaven don't have a name Donde viven las historias. Descúbrelo ahora