Capítulo 13

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-Estudiaste en Londres para ser una loquera -repitió el chico que ya no recuerdo su nombre- Y tienes veintinueve.

-No digas mi edad como si fuera tan sorprendente, me haces sentir una clase de fenómeno que debe de estar en el circo -fruncí el ceño- Y se dice psiquiatra. Sigo estudiando, pero por algunas complicaciones tuve que dejar de lado la universidad y hasta hace poco volví.

Converso con un joven que conocí en la biblioteca pública de la comunidad, es el mejor escondite que puede haber, ya que las personas no son muy fans de la lectura. El joven me invitó un café, yo me negué por lo de mi embarazo, pero acepté acompañarlo, hacía tiempo que no hablaba con alguien más además de Nicolás, Alexander y sus otras personalidades.

-¿Te cuento algo?, hace dos meses vine a trabajar de tutor de matemáticas para ayudarle a mis primos. Mis tíos pagan muy bien, pero he pensado en mudarme de su casa, no es que no quiera tener que ahorrarme varias facturas, pero mi familia es algo extraña con sus costumbres -el joven tomó un sorbo de su café mientras que yo me limito a tomar tragos pequeños de mi jugo de naranja- Busqué habitaciones en las que pueda compartir la renta con un compañero, no he encontrado nada aún, parece que no confían mucho y es raro porque la comunidad no tiene nombre, se me hace un poco difícil ubicarme, ya que no soy de aquí.

-Lo dice quién le está invitando un jugo de naranja a una extraña y al menos de que no estés tratando de decirme que quieres salir conmigo...eso sí que sería raro.

-En la librería te veías muy estresada y no era exactamente porque leyeras un libro de Nietzsche -dijo mientras le sopla a su café- La mayoría de las veces cuando una persona tiene problemas viene a la sección de filosofía para ver si alguno de todos los filósofos puede darle una respuesta certera. Yo creo que es imposible que te den lo que buscas, nadie tiene la misma percepción de las cosas que tú, pueden llegar a una conclusión similar, mas no será 100% satisfactoria.

-En mi caso, yo solo intentaba encontrar algo que pudiera responderme a un tonto capricho mío -me recargué en la palma de mi mano- ¿Por qué a veces amamos a personas tan complicadas?

-Amar y querer no es lo mismo. También está apreciar, admirar, etc. ¿Estás segura de que es "amor" a lo que te refieres?

-Reiteraré mi pregunta: ¿Por qué nos encaprichamos de personas tan complicadas?

-Yo siempre he dicho que los seres humanos somos una ironía que ama a las paradojas. Tú las llamas complicadas, yo prefiero referirme a ellas como líneas desgraciadas.

El joven le señaló con su mano a una mesera que le trajera la cuenta, en cinco minutos nos trajeron la hoja con el pago total, él la volteó y con una pluma que traía en el bolsillo de su camisa, empezó a dibujar.

-Hace mucho uno de mis antiguos profesores me dijo que en las matemáticas hay tres historias de amor tristes que pueden hacerte entender a las paradojas -dibujó primero una línea curva boca abajo y debajo una línea recta- Las primeras son las líneas tangentes. Ellas se encuentran una sola vez y después, se separan para siempre.

En otro espacio de la hoja dibujó dos líneas rectas con un pequeño espacio entre ellas.

-La segunda, las líneas paralelas -las señaló- Son idénticas, pero nunca cruzarán su camino.

Una última vez volvió a danzar la pluma en el papel.

-La tercera son las líneas asíntotas -dibujó dos líneas curvas que apenas se tocan- Se acercan mucho en algún punto, pero jamás llegan a tocarse. ¿Cuál de estas tres se identifica más con la paradoja de la que estás huyendo?

Observé cada una de ellas, sin embargo, no se parecían en nada a lo que yo estoy viviendo con Nicolás y Alexander.

-Te lo haré más fácil. Para llegar a la respuesta se necesita hacer todo un proceso, ecuaciones entre ecuaciones, prueba y error. Así somos igual de complicados en el amor y cuando somos impacientes, nosotros mismos elegimos por accidente el camino que nos lleva a cualquiera de estas tres historias tristes. Es inteligente darles varias vueltas a nuestras acciones, pero llegamos a excedernos tanto que terminamos olvidando por qué estábamos tan preocupados y en el peor de los casos se vuelve una obsesión.

Tempus Fugit [#2 Saga Willow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora