Capítulo 12

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Hoy es 3 de junio. Faltan diecisiete días para el cumpleaños de Nicolás y Alexander. Suena difícil de creer, pero ambos tienen la misma fecha de cumpleaños. Ninguno se anima a celebrarlo, ya que son las fechas en las cuales tienen que entregar calificaciones, organizar la despedida de los alumnos, la fiesta de graduación, etc.

Abrahms insistía en organizarles una fiesta como la que le hicimos a él, ¿cómo decirle que no a mi príncipe? Ambos logramos convencer a Nicolás y a Alexander de venir de vacaciones a la comunidad. El problema es que en estas fechas también no es muy grato para ellos hablar sobre su vida, sin mencionar que, en los siguientes cinco meses, Nicolás volvió a su rutina de llegar a la casa hasta la madrugada. Le pregunté a Christian si sabía lo que estaba sucediendo, pero me dijo que le dieron órdenes estrictas de no hablar sobre ese tema conmigo, según para no preocuparme.

Y si no me darían respuestas, yo misma las conseguiría.

"Ha llegado a su destino", seguí las indicaciones de la voz robótica de la aplicación GPS. Toqué la puerta de color blanco. Abrió una mujer de cabello café claro con canas y ojeras por el cansancio. Ella viste con ropas viejas y casi descocidas.

-Amanda Hollowk -mostré una sonrisa- Pensé que había pocas probabilidades de que siguieras en la misma casa, pero veo que valió la pena arriesgarme, ¿te acuerdas de mí?

-Rubia Alarcón -su mirada bajó hasta mi vientre- ¿Vienes a cobrarme?

-Yo quería que habláramos de nuestra vida y chismoseáramos sobre nuestros antiguos compañeros como un par de señoras treintonas, pero si así quieres comenzar, está bien -pasé de lado para entrar a su casa- Tu hermana me dijo una historia...

-¿La historia del viejo rabo verde y la fuga a la frontera? -pregunta mientras cierra la puerta- Eres la única que ha visto hasta dónde ha llegado mi familia.

-Que tú hermana se robara las anécdotas de tu vida no es un delito, yo lo llamaría querer llamar la atención -miré las paredes desgastadas que en cualquier momento podían caerse sobre nuestras cabezas- Afuera parece muy bien cuidado, pero por dentro...

-Hago lo que puedo. Mar prefiere gastarse lo que gana en sus cosas y eso no ayuda mucho -Amanda desvió su mirada avergonzada- Sé que no debería...pero...¿Tendrás alguna vacante?

-Hablaremos de eso, ahora quiero que me saques de dudas.

-Si te preguntas si sigo siendo una apostadora compulsiva, lamento decepcionarte, pero sí, en ese aspecto sigo siendo igual -Amanda sacudió su vestido beige y entre que lo levantó pude ver algunos moretones en sus piernas- Mi padre trató de mandarme a Suiza para que me dieran un tratamiento contra mis impulsos compulsivos, pero Mar lo convenció de que yo no iba a cambiar y al final ella se fue a estudiar allá. Como ya sabrás, la jugada les salió más cara.

-No hubo ningún viejo ni te casaste -para alivio mío, ella negó- ¿Qué hiciste después de la graduación?

-Si hubiera invertido todo el dinero en sobornar a los maestros en vez de apostar en Willow, tal vez hubiera ido a la universidad. Mi única opción fue venir de nuevo a casa, pero yo había cumplido los dieciocho y mi padre no pensaba mantenerme más, me dio la condición de hacer los trabajos domésticos de la casa.

-Eres una sirvienta para ellos -terminé la oración- Yo tengo un asunto que arreglar con Mar. Tu hermana al parecer le hizo una promesa a Nicolás y se atrevió a hacer un escándalo en el cumpleaños de mi hijo hace seis meses.

-¡Ja!, ella desde los quince está obsesionada con Nicolás. Cuando supo por una vecina que él se fue a Londres, no perdió el tiempo y fue tras de él, pero no por lo que tú crees -carcajeó- Antes de que sigamos hablando, déjame traer unas bebidas para nosotras.

Tempus Fugit [#2 Saga Willow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora