Parte 4

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Draco estaba sentado en su habitación cuando oyó gritos enfadados abajo, en el salón de Slytherin. Escuchó la voz de Pancy, Blaise y...¿Granger? ¡Imposible!
Bajó corriendo para averiguar qué pasaba y, como en un sueño surrealista, vio a Hermione. A Hermione Granger discutiendo con dos slytherins.
-¡No puedes entrar aquí!-chillaba Pancy, roja como un tomate-¡Una sangresucia no puede pasar a nuestro salón!
-No te preocupes, no tardaré mucho.-respondió la muchacha-¡Mataré a Malfoy y me iré! Tampoco disfruto estando aquí.
-¡¿Cómo coño has entrado, Granger?!-Blaise le miraba incrédulo y enfadado-¡Nadie sabe la contraseña aparte de nosotros!
-Uy, sí, vuestra contraseña es imposible de adivinar. Es tan difícil que la primera palabra que pronuncie resultó ser correcta.-sonrió Hermione con burla. Draco por enésima vez pensó que esta chica encajaría de fábula en Slytherin.
-¡Vete, Granger!-se entrometió Pancy- Draco esta descansando. Y te aconsejo hacer lo mismo, que te veo muy tensa.
-No me pienso mover de aquí. Y ves bajando los humos, Pansy. No queremos que explotes.
-¡Asquerosa sangresucia..!-chisporroteó Parkinson y levantó la mano para pegarle.
-Pancy, para.-gritó Draco. Se le había olvidado cómo respirar, sólo podía mirar a Hermione, valiente y asustada a la vez.
-Malfoy, ¿podemos hablar?-exclamó ella.
-De acuerdo. ¿Podríamos salir al pasillo? Es que aquí...
-No sé alegran de verme, lo entiendo. Sal. Tenemos que discutir un par de cosas.
Draco dio dos pasos, se paró y comprobó los bolsillos para ver si llevaba la varita. Con un gryffindor enfadado no se puede estar a salvo sin varita, cualquiera lo sabe.
-Malfoy,¿se puede saber a qué estás jugando? ¡Yo no necesito clases de escoba!
-Bueno...Si que las necesitas. Te he visto volar solo una vez. En primero. Pegada a la escoba con todo tu cuerpo y temblando. Tienes miedo de volar, reconócelo.
-Y si es así, ¿por qué te importa?
-Como ya dije, Hermi, pero parece que no me escuchas, te quiero. Y sé que tú a mi también. Necesito que lo admitas. Necesito que me permitas quererte.
-Malfoy, ¿te cuento un secreto? ¡No todas están enamoradas de ti! Maldito presumido, no eres más que un engreído Slytherin que se cree el centro del planeta, que necesita la atención de todos, que...
-¡Granger! Parece que sigues oyendo solo lo que quieres. Pues repetiré. Un millón de veces si hace falta. Hermione, te quiero. Lo descubrí hace poco pero no pienso rendirme. Necesito saber que estás a mi lado, ¡que estás conmigo!
Le miró a los ojos y vio que Hermi estaba llorando. Su barbilla temblaba, unos aroyitos salados descendían por sus mejillas y pestañeaba sin parar.
-Hermione...no llores. Por favor.-susurró Draco abrazandola.
-Maldito slytherin...¿Por qué no puedo odiarte? ¿Por qué...?
-Por la misma razón que yo. Me quieres.-le besó en la frente se quedó así, sintiendola tan cerca, abrazandola... La cogió de la barbilla, le miró a los ojos y ,viendo su consentimiento, se inclinó para besarla.
-¡¿Qué demonios está pasando aquí?! ¡Hermione!-Ronald Weasley salió de la nada.-¡Apártate de ella ahora mismo, Malfoy!
-Y si no, ¿qué me harás?-le miró Draco, con expresión fría pero ardiente amenaza en los ojos.
-Hermione, vámonos. ¡Te prohíbo estar aquí con él!
Hermione miró a Ron, después a Draco y se decidió a decir lo que llevaba tiempo anhelando.
-Ron, es mi vida.-dijo ella firmemente aunque sus rodillas temblaban.-No tienes derecho a prohibirme nada. No. Tienes. Este. Derecho.
-¡¿Cómo?! ¿De verdad te quieres quedar aquí con el Hurón?
-Oye, Weasel, tú...
-¡Se llama Draco!
-¿Para ti ya es Draco? En serio, Hermione, siempre pensé que eras lista. No me defraudes. ¡¡Nos estás traicionando a mí y a Harry dejando que él se meta en tus bragas!!
En una milésima de segundo, Ron se encontraba en el suelo, empujado por Draco. Este le sujetaba del cuello de la camisa acercándole así a su cara.
-No te atrevas. No te atrevas a pronunciar ni una palabra más insultándola. No quieres saber qué te haré entonces.
-¡¿Es una amenaza?!
-No. Es una advertencia. Las amenazas no siempre se cumplen.
-Draco, déjale, por favor.-Hermione se sentía incómoda.
-¡Eso, escucha a tu novia, Malfoy! ¡Sois tal para cual! ¡La traidora y el cobarde!
Draco volvió a mirarle. La rabia llameante de sus ojos se convirtió en hielo mortal. Soltó la camisa de Ron y este se cayó al suelo.
-Mañana al alba, en el lago. Hermione, sé testigo.
La chica se palideció pero asintió. Cogió la varita, la agitó y de ella salieron dos chispas plateadas. Una se posó sobre el brazo de Ron, la otra, sobre el de Draco.
-Mañana al alba, en el lago, acontecerá el duelo mágico entre Draco Lucius Malfoy y Ronald Arthur Weasley.-Hermione pronunciaba las antiguas palabras de testigo-Yo, Hermione Jean Granger, juro vigilar el cumplimiento de las reglas. El lado insultado elige el tipo de duelo.
-Hasta la primera sangre.-dijo Draco.
Ron seguía en el suelo, temblando de frío y de miedo.
-Si cualquiera de los lados no se presenta al duelo, morirá de inmediato pues sería una deshonra y el honor es primordial.
-Pues sería una deshonra y el honor es primordial.-repitieron ambos chicos a la vez. Las chispas se iluminaron y se quedaron grabados en la piel de los magos.
Ronald se levantó y se fue, dejandole una última mirada llena de odio.
Hermione en su mente comparó a Ron y a Draco y comprendió que su ex-amigo no tenía posibilidades. Draco era un mago: fuerte, seguro e inteligente. Ron, en cambio, seguía siendo un niño. De buen mago solo tenía la varita, de inteligente no tenía ni la "i". Draco iba a ganar el duelo, no había más opciones. Y Hermione se sintió aliviada. A él no le iba a pasar nada.
Draco le cogió de la mano.
-Si te preocupas por él, puedo hacerle sangrar con el primer hechizo y el duelo acabará nada más empezar.
-No.-negó Hermione-No pienso defenderle más. Estoy harta.
Se despidió de él y se fue a la torre de Gryffindor.

Verdad o Reto (En Proceso+Editándose)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora