Capitulo 5

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Todo mejorará.
Todo jodidamente mejorará.

Dae

Había algo que siempre recordaba.
Algo que sabía que nunca se iria por más que lo intentará.

El día en el que me fui de casa para nunca volver.

Fue en la madrugada, cuando todos ya se encontraban dormidos.

Estaba harta, cansada, molesta de todo esto.

Era un torbellino de emociones andante.

Lágrimas salían de mis ojos sin intención de parar.
Tome la maleta rosada, puse en ella la primer ropa que encontre, el dinero que había ahorrado por un disco y abrí aquella ventana de madera, procurando hacer el menor ruido posible.

Y salí, corriendo.

Sin mirar atrás.

—¿Quién habla?

Sollozos se escucharon del otro lado de la linea.

—Yo, papá—Apenas pudo pronunciar.

—¿Necesitas algo?—Mi voz salió más dura de lo que espere.

—Vuelve.—Entonces detecte aquella falcedad en su voz, aquella que desde muy pequeña conocía a la perfección.

—¿Para que?¿Para vivir de la misma manera? No, nunca.

—Entiende.—Valla, cambió de tono muy rapido-Hace un año que te fuiste y tu madre también.

—Cuatro años Gook, cuatro.

—Un año, cuatro años es lo mismo. Se fueron.

—¿Cuándo es mi cumpleaños?—Cada vez que sucedía esto, el día en el que el me contactaba, siempre la rabia inundaba mi ser. Tan solo con escuchar esa voz hacia salirme de mis casillas.

—¿Es necesario todo esto?—Sonó un tanto nervioso.

—Si, lo es, dimelo.—Eso demostraría una vez más la razón por la que me sigue buscando. No es por mí. Y eso me daría tiempo, tiempo para cambiar de número y todo lo que sea necesario para huir, como ya estaba acostumbrada.

—No se.

Silencio, mucho silencio.

Estaba acostumbrada a esto pero eso no impedía que toda su existencia me causara repulsión.

No llores.

No grites.

No demuestres.

No sientas.

Sabias palabras de mamá.

—Gook, voy a colgar.

—No se en donde estés, si estés en el mismo país que yo, inclusive en el mismo continente. Pero lo averiguare y cuando te encuentre—Colgué.

Respire hondo y exhale, sacando todas las emociones en ese gesto.

Apagué mi celular.

Le quite el chip y lo rompí, además de que lo quemaría pero eso sería después.
Esa llamada fue hecha en la mañana, a diferencia de las demás.

Sun Hee acaba de intentar levantarme, fallando.
Era tan rara las cosas que podrían despertarme.
Cuando se trata de personas intentando levantarme, no funcionaba, jamás lo hacía.
Pero si se trataba de ruidos externos y la luz, eso si que me despertaba.

Era extraño, siento que soy solo yo.

Por lo que Sun Hee se rindió y atendió una llamada saliendo de mi habitación.
Como se imaginaran, el sonido de su teléfono no era modo vibrador como el mío si no que el suyo se escuchaba hasta la otra cuadra.

Me despertó.

Pero hubo algo que me llamo la atención más que el hecho de que probablemente le arrebataría su celular para lanzarlo hasta la esquina para librarme de todos los problemas que me generaba aquel aparato del infierno.

Fue el hecho de que en esa llamada mencionara a Eithan.

What the fuck?

La cual no pude escuchar más por el llamado de Gook. Que inoportuno es.
Gook me dejaba rara, impotente, vacía por decirlo de alguna manera.
Y lo odiaba.
Odiaba el hecho de que el era tan importante que era capaz de dejarme seca, sin ánimos.

Pero no lo demostraría.

Era una falta que merecía expulsión.
Si, carajo, me gusta el fútbol.

Pero a lo largo de todos estos años las palabras que me dijo mamá aquella noche se convirtieron en mi credo. Literalmente.

No era como el típico "Ama, coge y mata" O algo así iba.

No, el mío se basaba en "No llores, no grites, no demuestres, no sientas". Ahora que lo pienso suena bastante deprimente.
Pero sí que me sirvió y hasta el momento lo hace.
Era la formula perfecta contra Gook y sus inesperadas apariciones que me descolocaban.

Salí de la habitación después de machacar el chip, haciendo como sí nada.
Apenas llevábamos dos semanas aproximadamente viviendo en corea por lo que no teníamos comida en casa, los únicos que la tenían asegurada eran los gatos.

Salíamos a desayunar, lamentablemente me interesaba la conversación de Sun Hee con el desconocido así que Pregunte directamente.
Ella me respondió con otra pregunta.

No estaba lista, pero me asombro lo bien que me conoce Sun Hee por su respuesta.

—Tampoco me has dicho que pasa con esta mirada.—Coloco ambos codos en la mesa, sosteniendo su cabeza con ambas manos recargadas.

Quise desviar la mirada, pero no, los ojos intimidantes de Sun Hee me retaban a mantenerle la mirada.

—¿Cúando estemos listas?— Siempre nos gustaba darnos nuestro espacio, sabíamos que en algún momento tendríamos que contarnos pero el apresurar las cosas, solo haría molestar a la otra. Lo aprendimos a la mala.

—Cuando estemos listas.—Sonrió como solo a mi lo hacía, era tierna pero divertida a la vez. No se como explicarlo realmente, solo que no era una sonrisa cualquiera.
Ese día fui a una tienda que vendía celulares y eso, compre un nuevo número.

Actualidad.

Sun Hee y yo acabábamos de sincerarnos, al parecer Eithan la llamo y quedaron como amigos. Yo le conté sobre la llamada de Gook a grandes rasgos, sin especificar mucho.
Ella no sabia que yo lo llamaba por su nombre, por lo que cada que hablaba de el con ella tenía la obligación de llamarlo "Papá".
Me mantuve firme ante mi decisión de querer huir de todo esto y ella no insistió mucho, lo cual agradecía.

Respecto al mensaje que recibí, preferí mantenerlo en secreto.
Después de todo, era un número desconocido.
Probablemente se equivocaron de número.

—Haré tea.—Sun Hee se levanto del sofá, con mucha tranquilidad.

Un mensaje llego a su celular, el cual estaba en la mesa de noche.
Si, el celular se salvo de ser lanzado.

No soy de las personas que revisan los mensajes.
Enserio que no lo soy.

No tenía nombre, no estaba registrado.
Pero yo conocía el número.

Su identidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora