Dae.
¿Cómo empezar esta locura?
El desastre.
El descontrol.
La tormenta.Sun hee y yo nos encontrábamos en el despacho, reuniendo información que hasta el momento habíamos obtenido de los chicos.
Comenzabamos a reunir ideas acerca del libro y a escribir algunos capítulos en conjunto.
Eran altas horas de la madrugada pero hoy en especial, teníamos mucha inspiración y queríamos aprovecharla al maximo.
—¿Cuántos cafés llevas?—Levante mis lentes y los puse en mi cabeza, para verla mejor, solo los necesitaba para mi vista cansada. Sun hee se encontraba escribiendo en su computador de una manera desenfrenada.
—Perdí la cuenta.—Apenas pude entenderle ya que hablo demasiado rápido—¿Por que?¿Quieres otro? Puedo traerlo si quieres.—Movimientos erróneos.
—Calmemonos.—Me aleje del computador para acercarme a Sun hee y verificar que todo estuviera bien.—¿Quieres salir?
—¡Cine!—Grito emocionada levantando ambas manos como si se hubiera ganado el bingo.
—No creo que este abierto a las—Mire el reloj que se encontraba arriba de las estanterías con libros—Cuatro de la mañana.
—Tengo hambre—Miro su abdomen y dio suaves golpes.Por no decir que casi se queda sin aire.
—Bien, te daré de comer.
—Mejor dejame morir.—Se sentó en la silla giratoria de nuevo y empezó a deslizarse por todo el despacho. Se detuvo de repente y me miro como si hubiera tenido la peor crisis existencial del mundo—¿Por qué tu no estas igual que yo?
—Tomo café todos los días, todo el tiempo.
—Eres una jodida bebedora compulsiva de café.—Me apunto con su dedo índice, asombrada a más no poder.
—A mucha honrra—Levante mi mano derecha en un puño—Ahora, iré a fumar un cigarrillo. Tu investiga como rayos te sacamos esa cafeína de las venas.
—No se puede sacar así como así. ¿Te imaginas? Sacar un cúmulo de cafeína de la sangre y te la den en un frasco para que la tengas de recuerdo.—Dejo de hablar un momento—¡Yo quiero!—Levanto la mano derecha tal cual una niña.
—No creo que pase eso.
Salí del despacho hacia la terraza.
Hacía un leve frío, pero era soportable, el cielo, se pintaba de color azul oscuro llegando a negro, con algunas manchas de color blanco dispersas en el universo. La luna, un gran plátano blanco que se ceñia a la perfección con la noche.
Me arranco una pequeña sonrisa el recordar lo que paso hace algunas semanas en aquel rincón con los chicos de Black Wings, todos los retos que hicimos incluso las verdades que se evadieron y que se dijeron.
Tome la cajetilla junto con el encendedor personalizado de Hello Kity y agarre uno de los cigarrillos para después prenderle fuego y inhalar el humo.
Hoy se veía especialmente hermosa la ciudad, o tal vez era por el hecho de que no estaban los molestos ruidos de los automoviles, ni los ruidos de las señoras gritando, niños riendo y llorando, tampoco perros ladrando sin parar.
Todo se encontraba en paz y tranquilidad.
Había algunas luces que se encontraban prendidas, pero la mayoría estaban apagadas, lo que lo hacía aún más hermoso.Llevaba por la mitad del cigarro, cuando un grito de Sun hee hizo que lo tirara y lo aplastara, para salir corriendo al despacho.
La encontré horrorizada viendo el computador.
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Su identidad.
Roman pour AdolescentsDae y Sun Hee. Ambas contaban con un encanto opuesto. Amigas desde la escuela secundaria y ahora mejores cómplices y escritoras. Lograron firmar con las agencias y personas importantes mundialmente. A paso rapido, se volvieron las escritoras más...