4-No puedo

25 8 0
                                    

Querida Isabella:
                             Hoy le dieron el parte médico a mamá, y según el doctor a menos que reciba un transplante de riñon, no me queda mucho tiempo de vida. El daño en mis riñones esta en un nivel criticó, y la diálisis parece no ayudar mucho.
No me sorprendió, es decir, me diagnosticaron tarde la enfermedad, y las probabilidades de vivir se redujeron grandemente por eso. No obstante saber que si recibo un transplante de riñon puedo vivir, me da alegría, y oro al Señor para que se haga su voluntad, que todo esta en sus manos, y que no hay nada imposible para El.

Hoy viniste a visitarme, y lloraste por primera vez desde que me diagnosticaron esto enfrenté mío, y eso me descolocó un poco, no estaba preparaba para verte llorar. No sabía que iba a dolerme tanto. 

“Mel me estaba mostrando el video que el grupo de jóvenes de la iglesia hizo para mi, cuando entraste.
Me había olvidado que el horario de visitas estaba cerca, y como Mel tiene el pase de cuidadora; la dejan estar aunque allá dos personas, eso y el hecho de que pensé que hoy no vendría nadie.
Sonreí cuando te ví. Mel me miro, y se dio cuenta que debía dejarnos solas.
–Hola–Saludo Mel antes de irse.
–Hola–Contestaste sonriendo.
Cuando ella se fue, viniste abrazarme.
–Hola amiga, ¿Como estas?–preguntaste cuando me soltaste.
–Bastante bien, gracias a Dios, podría estar peor–Respondí mirándola.– ¿Y tu? ¿Que tal todo?
Me contaste que bien, y que tus hermanos me mandaban saludos.
Entonces mientras hablabamos sobre tu familia, la mía, el trabajo y eso.
Hablaste sobre lo que esperaba que hicieras hace un buen tiempo.
–Leah, no puedo–comenzaste y me miraste como si estuvieras haciendo algo malo.
–¿Con que? –Pregunte preocupada y sin dejar de mirarte, tome tu mano, para que te sintieras segura y continuarás hablando. 
–Con esto–miraste alrededor, en señal de que te referías a mi. –Me duele mucho, no quiero verte sufrir, ver como pasas por todo esto, y luego que... no puedo verte morir Leah, no puedo. Ví morir a mi abuela, hace menos de dos años y ahora... tener que verte en este hospital, mientras sigo con mi vida, me hace sentir tan miserable. Veo como tu mamá y Mélanie te cuidan tanto, y yo simplemente me siento a mirar. Las cosas en mi casa son un caos, mamá viene cuando quiere, y a veces no aparece. Indiana y Matthew se están portando fatal, y ya no se que hacer. Odio el trabajo que tengo, pero debo seguir Leah, porque cuando no estés debo continuar, debo seguir y eso me enfurece tanto. ¿Porque como puedo seguir sin ti? ¿Como puedo seguir sin mi única amiga, sin mi mejor amiga? La persona que me vio llorar más de una vez, y que sabe incluso cuando miento.

Tus lágrimas rodaban por tus mejillas sin cesar mientras me mirabas, sintiendote culpable y dolida al mismo tiempo. No eras la única llorando; yo también lo hacía, y podía entenderte. Podía hacerlo, sabía por todo lo que pasaste estos últimos años.
Realmente me hubiera encantado evitarte este dolor, sin embargo Dios es El que dispone todas las cosas, y se que El tiene un propósito en medio de tanto dolor. 

No supe que decirte en ese momento, así que te abrace, te abrace y deje que lloraras. Deje que dejaras salir todo ese dolor.”
Ahora si se que debí haberte dicho:

Luego que ya no este sigue viviendo, luego que parta a la presencia del Señor buscalo a El, busca a Dios porque El nunca te abandonara. Tus padres pudieron hacerlo, pero El nunca lo hará. Y se que sientes que no estas haciendo nada por mi en estos momentos; no es así. Hiciste mucho por mi Bella, estuviste ahí cuando nadie más estuvo, estuviste cuando lloraba, cuando me sentía sola, y cuando necesitaba a alguien con quien hablar. Y eso es lo que hace una verdadera amiga.
Ahora estas, tal vez no puedas venir a verme todos los días como lo hacen mamá, Mel o Brentt, pero muchas veces tus llamadas me han levantado el ánimo, dándome un poco de alegría. Se que todo lo que estas viviendo no es fácil, oro todos los días por tu vida, por eso entiendo y realmente oro para cuando ya no estés; te rindas ante Aquel que dio su vida por pecadores como tu y como yo.

        Podrían mi padre y mi madre abandonarme, pero tú, Señor, me recogerás.
Salmos 27:10 RVC
                            Con amor 
                  Leah Rain Simpson

Faith and hope[Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora