7-Amistad

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Querida Bella:
                          Oficialmente estoy en casa, me encantaría escribir que estoy en casa porque ya estoy sana, lamentablemente no, solo estoy en casa para esperar a que el Señor me llame a su presencia. El doctor me lo dijo claramente, ya no hay nada más que hacer y el riñon no llega de modo que tenía dos opciones quedarme en el hospital o irme a casa. Decidí la segunda opción, porque estoy harta de estar en el hospital.
  A pesar de todo lo estuvo pasando estos últimos meses no estoy triste por mi, si no que es una tristeza por las personas a mi alrededor por ti, mi familia y mi novio.
No quiero dejarlos, no quiero dejarte, después de eso estoy tranquila, porque se que podré ver a mi Salvador, y eso es una alegría enorme. Voy estar en un lugar en donde ya no hay más tristeza ni dolor ni pecado.

Creo que nunca te conté como conocí a Melanie.

“Ella y yo íbamos a la misma iglesia hacia años, pero nunca habíamos hablado más que dos o tres palabras.
Yo me sentía sola en la iglesia, me cuesta mucho relacionarme con las personas que  no conozco y me siento cohibida la mayor parte del tiempo. Y estaba pensando seriamente en cambiarme de  iglesia. Ya estaba cansada de todo.
Hasta que en una reunión de jóvenes me habló.
Había llegado temprano como siempre, salude a las personas que estaban en la entrada y me senté atrás de todo sola.
Esa iba hacer mi última reunión de jóvenes, después de eso no volvería a pisar más esa iglesia.
Me sentía cansada, sola y que no encajaba que debería estar en otro lugar y no ahí.
Entonces ella se sentó al mío.
–Hola Leah–me saludo sonriendo.
–Ah, Hola– contesté esbozando una pequeña sonrisa.
–Hace tanto tiempo que no venías–comentó de la nada.
Y la mire extrañada. ¿Como sabía que hace un mes no iba a la iglesia?
–¿Porque lo dices? – Quise saber.
–Porque me gusta observar a la gente, y hace tiempo que no te veía.–contestó sin dejar de mirarme.–Lamento no haberme acercado antes.
Estoy segura que ese día no lloré, porque no quería parecer patética, sin embargo se que lo habria hecho sin lugar a dudas.
Al poco tiempo comenzamos hablar por mensajes y estaba tan agradecida al Señor por eso, porque ella fue una oración contestada.
Ella también se sentía que no encajaba en la iglesia, que debería estar en otro lugar y también estaba pensando en cambiarse.”

    Desde que se enteró de mi enfermedad no se despegó de mi, estuvo ahí a raja tabla, a pesar de que verme así le dolía.
Varias veces tuve que abrazarla porque no podía contenerse las lágrimas, no obstante ella fue la que me consoló más a mi.
Todavía no puedo creer cuanto amor puede caber en ella, como Dios la fortalece todo los días para soportar todo lo que pasando en su casa, y conmigo. Cuan servicial, amorosa y bondadosa es con los demás.
Viene a verme todos los días; leemos la Biblia juntas y oramos.
Estoy agradecida a Dios por ella, se que es una bendición enorme del Señor, que en el poco tiempo que la conozco, ha sido un ejemplo de servicio para mi, y no puedo estar más agradecida con ella.
No escribo esto para hacerte sentir mal, o alardear de lo buena amiga que terminó siendo, lo escribo para que cuando yo no este pueda llegar a conocerse y ser buenas amigas. Se que a ella le encantaría conocerte.
Y tu también terminaste siendo una enorme bendiciendo en mi vida, fuiste la primera que me devolvió la confianza en las personas, que me mostró que no todos iban abandonarme, estuviste ahí cada vez que me hice pedazos, cada vez que lloraba y quería tirar todo al tacho, estuviste para abrazarme, y decirme que no era mi culpa, que yo no había hecho nada malo.
Todavía recuerdo una de las pocas veces que fuiste a la iglesia conmigo y estaba Melanie.
Las tres estábamos hablando muy animadas, y en un momento salió el tema de cuanto me costaba hacer amigos e integrarme en los grupos.
Le dijiste a Melanie
–No la dejes sola, ayudala a que se integre.
Esas palabras me llenaron de tanta ternura. Me di cuenta que no podía haber tenido otra mejor amiga.
Te abrace.
Mel contestó:
–No pienso dejarla sola.
Sonreí y también la abrace.
Ambas son la muestra de la bondad de Dios, estoy eternamente agradecida por eso.
Gracias Bella, gracias por soportar el desastre de persona que soy, gracias por ser tan incondicional cuando podrías haberme mandado a freír espárragos jaja. Te amo amiga siempre.

   En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia.
Proverbios 17:17 RVR1960

               Con amor
        Leah Rain Simpson

Faith and hope[Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora