Capítulo 16

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[…]

Intenté ir casual a la cena por qué no quería que se le subiera el ego pensando que me había arreglado por él. La puerta de Neil se abrió justo después de que mi gran y amado amigo Jack me llevara su casa y me invitó a entrar.

-¿Te ha traído Jack aquí?-preguntó.

-Sí, me ha hecho el favor.

-Podría haberte traído yo.-refunfuñó.

-Hoy le ha tocado ser el caballero a él.-reí.- Por cierto,-le tendí sus dos chaquetas.- la de ayer no he podido lavarla pero la otra sí.

-Huele a mujer.-se la puso en la nariz.

-¿Qué pretendes, que huela a gato?-levanté la ceja.

-Huele bien.-sonrió mirándome, pero lo evité, dándole la espalda.

Fui al comedor y dejé mi cazadora tejana en el sofá.

-Ya he pedido la pizza, supongo que no tardará en llegar.

-Está bien, Kydd.

-Me gustaba más como sonaba “Neil” en tus labios.-rió, a la vez que yo me sonrojaba poniéndome del color de mi pelo.

-Ha sido un fallo.

-Ojalá lo tengas más veces.-murmuró, lo suficientemente alto para que le oyera.-Voy a coger algo para beber, ¿qué quieres?

-Agua está bien.

-Vale.-dijo mientras se iba.- Ves sentándote en la mesa si quieres.

Le hice caso y me acomodé en una de las sillas. Sentada en su comedor enorme, me sentí pequeñita y rodeada de fotografías. Volví a fijarme en aquel chico castaño que Kydd me señaló como a su hermano. ¿Por qué se habría ido tan temprano de casa? Calculando la edad de Neil Kydd en las fotos se llevarían como muchos 4 años.

DING DONG

-¡Ya voy yo!-gritó el castaño desde la cocina.

Cuando trajo la pizza se sentó delante de mí y abrió la caja.

-Mmm…-me lamí los labios, cogiendo un pedazo quitando la piña.

-No quites la piña. Dámela a mí.-pidió.- Que rara eres. ¿Cómo no te puede gustar la piña?

-Las frutas en el frutero. Así que no me toquen las pizzas.-empezó a carcajearse.

He de decir que fue una cena muy amena y que estaba completamente llena al cuarto trozo así que Kydd se terminó lo restante. ¿Dónde coño lo metía?

Metimos los platos en el lavavajillas y nos sentamos en el sofá.

-¿Quieres ver Dirty Dancing?-preguntó.

-No estoy segura de que quiera que me veas emocionada.-fruncí el ceño.

-Vamos, Wood. Será divertido.-rió.

Al final acabé aceptando pero supe que no era buena idea desde el momento en que Baby apareció en el coche de sus padres.

Ya no hablemos del momento en que Johnny y la rubia bailaron, por que tuve que taparme con la manta que Kydd había traído para mi para que éste no me viera la cara.

Dirty Dancing es una de las películas que más me emociona ya sea por el baile por la actuación o por lo que sea.

Cuando los protagonistas hicieron el baile final agarré sin querer la mano de Kydd e inmediatamente la aparté, pero él ni siquiera me miró.

Cuando terminó la película seguía agarrada con fuerza a la manta y no me di cuenta de ello hasta que el castaño encendió la luz, cosa que me sobresaltó.

Imposible, somos mundos opuestos. [[[COMPLETADA]]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora