Capítulo 27

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[…]

-Spencer, ¿te quedas a cenar?-oí la voz de Kate, la madre de Neil, que me llamaba.

-Eeh… Bueno…-empecé a murmurar.

-¡Si, ponle un plato en la mesa!-gritó mi novio por mí y después de me besó en la coronilla.- Spen, tienes que dejar de ser tan cortada con mis padres. Casi no te reconozco.

Puse los ojos en blanco mientras me decía para mí misma que tenía que cambiar el chip de Spencer Vergonzosa con los padres de Neil.

Sí, Neil y yo éramos oficialmente pareja. Y sí, después de muchos intentos y discusiones, había aceptado conocer a sus padres. Y cada vez que estaba en su casa enrojecía hasta ponerme del color de mi pelo.

Era casi verano, acabábamos de realizar los exámenes finales y teníamos un par de semanas de descanso hasta recibir nuestras notas.

Me encontraba tumbada en el pecho de Neil con una revista de viajes que Eric, el hermano de Neil, me había dejado.

-¿Crees que Venecia es tan bonita como la pintan?-pregunté, mordiéndome el labio pensativa.- ¿No debe oler a cloaca todo el día?

-Si es tan bonita como tú, seguro que no.-dijo el castaño, y empezó a besarme por toda la cara hasta llegar al cuello.

-Neil, para.-jadeé.- Que sabes que me pongo tonta y no puede ser.

-Ayyy, Spencer.-hizo un puchero con el cual me hizo sonreír.- Es que me pasaría el día besándote por todos lados.-y empezó a besarme en la boca.

Realmente iba a quejarme, a decirle que parara, pero es que los labios de Neil tenían algo que me electrificaba y se me olvidaba todo, hasta mi nombre.

-¡A cenaaaaaaaaaaaaaaaar!-escuché a Paul, el padre del castaño.

Lo aparté asustada y casi se cae de la cama. Pobrecito mío.

-Dios.-volvió a tumbarse en la cama mientras se ponía una mano en la frente y otra se la metía en los calzoncillos.- Contigo voy todo el día ardiendo.

-Ha sido tu culpa.-me peiné un poco el pelo con los dedos.- Neil, no podemos hacer el tonto así cada dos por tres y menos cuando tus padres están en casa. Luego me cuesta mirarles a la cara.

-No lo hacemos cada dos por tres.-refunfuñó.

Yo me había levantado de la cama colocándome bien la camiseta y ya me disponía a salir por la puerta.

-Neil.-le dije mientras me giraba para mirarle.- Parecemos conejos. No paramos en todo el día. En la cama, en el suelo, en el sofá, en la encimera… Vamos a tener que reducir el sexo a tres veces por semana, esto no puede ser.

-No te lo crees ni tú.-rió mientras salíamos por la puerta.

Era cierto. Cuando estábamos juntos la chispa saltaba donde fuera y nos acostábamos muchas veces por semana. Muchas

Jamás habría dicho que una relación seria y yo nos llevaríamos bien. Supongo que el hecho de tenerla con Neil Kydd ayudaba. El amor era maravilloso, y más aún cuando había sexo de por medio.

-Vamos, tortolitos.-dijo Eric  cuando nos sentamos en la mesa.- Todo el día pegados, ¿no os cansáis?-Claire, que estaba sentada a su lado, rió.

Claire y Eric habían encontrado el amor entre ellos de casualidad. Era lógico que acabaran juntos. Cuando conocí a Eric, por un momento pensé que estaba hablando con la Claire masculina. Iban a su rollo, pero tenían tiempo para ambos y podías verlos aparecer por una fiesta después de que ambos salieran de trabajar.

Imposible, somos mundos opuestos. [[[COMPLETADA]]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora