Capítulo XXIII | El cementerio

51 3 0
                                    

P.O.V. Aria.

Ver a las chicas bailando con sus parejas me da felicidad y nostalgia.

—Aria, ¿podemos hablar? —habla Edmund a mi derecha.

—Ahorita no creo que se pueda, porqué tengo que saludar a algunos invitados que me faltaron —le respondo caminando lejos de él.

Se preguntarán, ¿por qué estoy huyendo? Pues porque sé que lo que hice en el campamento es algo que no lo pensé, en realidad reaccioné de una forma muy extraña para mí.

En estas últimas semanas he tenido distancia para aclarar mi mente y entender que es lo mejor. No quiero comenzar una relación, que pueda terminar mal y perder una amistad, o peor que pueda ya no estar en este mundo.

Camino a donde mi padre, pero en eso me agarran la mano haciendo que me detenga, me volteo para ver que necesita.

—¿Me concedería este baile, señorita? —me pregunta el hombre de negro que tengo en frente.

Me quedo pensando en que responder, hasta que veo como Edmund camina en mi dirección y sin pensarlo digo

—Claro, sería un honor.

Me guía hasta la pista de baile, me toma de la cintura con una mano y la otra sostiene una de mis manos. Con la mano que tengo libre la pongo en su hombro. Empezamos a movernos lentos, de un lado al otro. La música que está sonando es un vals, así que los movimientos son lentos.

—Está muy bella señorita Collins —me dice con una sonrisa, su voz es profunda y sexy.

—Gracias, pero, por favor, no me diga señorita Collins, llámame Aria nada más —le digo algo irritada, porque odio que me digan así.

—De acuerdo, entonces lo lamento Aria —me dice y agacha la cabeza para mirarme a los ojos. Sus ojos son verdes son muy bellos y profundos, haciendo que me pierda en ellos.

«Lo he visto y lo he escuchado antes.» No lo sé, pero siento que hay algo en él que me da confianza. Pero en este mundo es muy difícil saber en quién confiar.

—¿Te conozco? —le pregunto sin miedo.

—Tal vez si o tal vez no —me responde como si no tuviera importancia.

—No me vas a decir, ¿verdad? —le pregunto y éste sonríe.

—Lo que te puedo decir es que en poco tiempo vas a volver a verme y sabrás quien soy —me responde y me guiña un ojo.

Sonrío por su respuesta y en el momento en el que voy a responderle, llega Edmund y habla.

—Disculpa, pero quiero bailar con la señorita —lo que dice es más para mi acompañante que para mí.

—Claro —le dice el chico misterioso y besa mi mano en modo de despedida.

Cuando se va alejando, Edmund me toma de la cintura y mi mano derecha para bailar, a lo cual yo solo desvió la mirada.

—¿Por qué me estás evitando? —me pregunta, y yo intentando zafarme de esta conversación el karma está en mi contra.

«¿Qué hice para merecer esto?» Me digo, intentando averiguar lo que hice.

—Quiero pensar con claridad, y contigo tan cerca no puedo —le respondo con toda la sinceridad del mundo.

—Lo entiendo, pero no entiendo por qué no me lo habías dicho antes —me dice y hace que me sienta algo mal.

—No lo sé, miedo, vergüenza tal vez —digo sin mirarlo.

En estos momentos siento que soy una estúpida al haberlo besado.

Reputación  [Collins#1] (Corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora