Capítulo XXX | Fotografía

51 2 0
                                    

P.O.V. Aria.

Cuatro meses después.

Cuatro meses de los que he conocido más de Edmund y él de mí. Es una persona muy buena.

En estos meses he sanado las heridas abiertas que tengo. Siento que todo el peso de mis hombros a desaparecido.

Ayer fui al cementerio para despedirme definitivamente de Ashton, aproveché que era fin de semana para ir. Y además de eso ese día o mejor dicho esa fecha es la de su muerte, así que fui a decir mi último adiós.

Fue doloroso, pero necesario. Necesito seguir con mi vida y este fue el primer paso.

Estoy en mi habitación, acostada mirando al techo mientras la música suena a un volumen alto, pero no tanto como para no escuchar si llaman a la puerta.

Me levanto para bajar un poquito el volumen de la música. Me devuelvo a la cama, pero esta vez no me acuesto, solo me quedo sentada. Sumisa de mis pensamientos. En eso se escucha toques en la puerta, haciéndome salir de mis pensamientos.

Me dirijo a la puerta y la abro. Detrás de ésta está Edmund con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro. Adoro su sonrisa, sus dientes son perfectos y él lo sabe, por eso los exhibe.

Dejo la puerta abierta a Edmund. Me vuelvo a acostar en mi cama. Éste me sigue con la mirada para no perder de detalle ninguno de mis movimientos. Edmund cierra la puerta, se acerca y se acuesta a mi lado.

—¿Cómo estás? —la pregunta va más allá de un simple "cómo estás" y entiendo por qué lo pregunta.

—Fue doloroso, pero estoy bien, me siento bien —suspiro y cierro los ojos. Es raro hablar de este tema con alguien, nadie se atreve a hablar porque creen que no es el momento adecuado para hacerlo. Pero en realidad no hay momento adecuado.

—Lo comprendo y estoy orgulloso de ti, eres muy valiente por haber hecho lo que hiciste, son muy pocos los que se atreven hacerlo —me dice.

Abro los ojos y me siento, pongo mis manos en mis rodillas y las frotó.

—No soy tan valiente —suspiro frustrada.

—Claro que lo eres —se levanta y posa su mano en mi hombro, lo miro a los ojos mientras habla—, y más de lo que crees.

—¿En serio lo crees? —pongo toda mi atención en él—. ¿O sólo lo dices para no hacerme sentir mal?

—Lo digo en serio —con su mano toma mi mandíbula y se inclina hasta que sus labios rozan con los míos y nuestras respiraciones se mezclan—. Eres alguien muy valiente, no todos soportarían lo que te ha pasado.

Por último, aprisiona mis labios con los suyos. Pongo mis manos en sus mejillas para profundizar el beso. Sus manos empiezan acariciar mi cintura por encima de la tela de mi camisa. Me tumbo en la cama sin despegarme de ese beso tan delicioso que estoy disfrutando.

«Cariño no es por interrumpir, pero la puerta.»

«Cierto, gracias me salvaste.»

«Ese es mi trabajo de salvarte de una humillación o de una estupidez.»

«De acuerdo ya entendí.»

Separo mis labios de los de Edmund. Y con la respiración agitada logro decir.

—La puerta.

—La cerré con seguro cuando entré —esa sonrisa arrogante sale a saludarme.

—Bien hecho —la poca distancia que dejé, la acortó en un segundo.

Reputación  [Collins#1] (Corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora